Itxao, El Inmortal*
2009; Volume: 28; Issue: 1 Linguagem: Espanhol
ISSN
2327-9648
Autores Tópico(s)Spanish Literature and Culture Studies
ResumoCONFESION DE PARTE Existe en America la leyenda de y el Descreido, propalada en todo el continente por los conquistadores y colonos espanoles. ella aparecen como personajes centrales, Jesucristo y un hambriento campesino que ha perdido la fe en Dios y los Santos por no encontrar en ellos socorro a sus miserias y desgracias. De esta leyenda, a todas luces hispanica, connotados novelistas hispanoamericanos han tomado fragmentos en sus obras mas conocidas: Jose Hernandez en su Martin Fierro; Juan Rulfo en Pedro Paramo; Gabriel Garcia Marquez en Cien anos de soledad; Tomas Carrasquilla en su cuento En la diestra de Dios Padre; y desde luego trovadores y narradores populares. Todos ellos relacionados con la picaresca espanola de la Edad de Oro, amestizada en America con la picardia del inca y del mandinga. Aunque ignoramos si la leyenda y el Descreido se hubiera difundido tanto en Espana como en America, lo verosimil seria suponer que fue conocida por Miguel de Cervantes porque Don Quijote y su escudero Sancho Panza, corresponden en genio y figura a los protagonistas de la leyenda hispanoamericana. Nuestra presuncion, y en ello va el mea culpa, es imaginar que Cervantes no solo conocio la saca en cuestion, sino que poniendose a buen recaudo del Santo Tribunal de la Inquisicion soslayo comprometerse, personificando al predicador de Galilea en la figura inmortal de Don Quijote. Cinco siglos despues, hemos retornado a los protagonistas de la leyenda, evitando en todo momento los rayos y centellas que pudieran disparar contra nosotros, la ira y la injundia del desfacedor de entuertos, centrando nuestra narracion en la figura de su escudero con el nombre de Itxao. Dejamos abiertos todos los posibles juicios, criticas y suspicacias que puedan motivar esta revelacion. -El autor CAPITULO 1 El Profeta Errante y ciego llego por casualidad al lugar donde se habia detenido el tiempo. Salsipuedes no figuraba en la geografia de su peregrinaje. Se detuvo indeciso, agitando la rama que le servia de baston, aun cuando realmente se guiaba por su clarividencia. Una tunica blanca cubria su cuerpo desasido por los anos. Sin proponerselo, impelido por la brisa, avanzaba con la revuelta hojarasca de sus cabellos y barbas. Se detuvo frente al rancho de Itxao a la sombra de una higuera. Quiso calmar la sed, pero se limito a humedecer sus labios con saliva, presintiendo que en tan miserable choza no habria ni siquiera una gota de agua. Sus pasos prosiguieron por el camino empedrado hasta un frondoso arbol de caracoli, en el centro de la plaza. Dos asnos atados al tronco lo vieron llegar, e inquietos, alargaron el hocico hasta husmear sus manos. Con la mansedumbre y la sabiduria del que indaga sin preguntas, debieron colegir por sus ropas y polvos que se trataba de un extrano. El ciego a su vez, supo que habia llegado a un pueblo extraviado en la ruta de la historia. la corteza del arbol se maceraban los olores de los siglos; su baston hurgo las raices con malolientes orines de hombres y bestias, por lo que dedujo hallarse en un pueblo donde poco ejercicio de las herramientas empobrecia los espiritus. Los primeros en descubrirlo bajo la sombra fueron los ninos. No necesito verlos ni palparlos para adivinar su inocencia. El escaso uso de los verbos, y sobre todo el impulso de tocar, fueron senales reveladoras de su atraso. -?Como te llamas? - dijo al primero que se dejo aprisionar la mano. -Meme-y concluyo que en aquella tierra habia pereza para pronunciar las silabas. A otra que palpaba los pliegues de su saya, pregunto con voz de pajaro: -?Pequena, puedes decirme por que andas semidesnuda? Seguian sin advertir su ceguera y no se sorprendieron que pudiera adivinar el sexo y la escasa ropa de la nina con la sola transpiracion de su cuerpo. -Mis padres son pobres. Al mayorcito, colocandole el baculo sobre la cabeza, interrogo: -?Que haces a estas horas fuera de la escuela? …
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