Exhortación a los psiquiatras
2011; Ramon de la Fuente National Institute of Psychiatry; Volume: 34; Issue: 1 Linguagem: Espanhol
ISSN
0185-3325
Autores Tópico(s)Ethics and bioethics in healthcare
ResumoCuando se invita a alguien a decir unas palabras, como eneste caso, se esperan basicamente dos cosas: que estas seanprofundas, motivadoras, elocuentes, y sobre todo, que seanbreves. Como no tengo el talento para llenar el primer co-metido espero complacerlos al menos en lo segundo, asi quesiguiendo los consejos de Baltasar Gracian,* sere breve.Han escogido un camino, dentro de la medicina, quesin lugar a dudas es el mas proximo a los seres humanos yel mas apasionante. Nuestra especialidad, la psiquiatria,toma dentro de sus saberes los de la ciencia y los de lasHumanidades. En palabras de los clasicos alemanes, for-mamos parte de las llamadas ciencias de la naturaleza, perotambien de las ciencias del Espiritu; por cierto, esta ultimapalabra ya casi en desuso e inclusive considerada de malgusto dentro del ambiente academico.Parafraseando a Borges, les tocan a ustedes tiemposdificiles, como a todos los hombres.Me inicie en la psiquiatria en una epoca donde lapsicopatologia fenomenologica y la psicoanalitica comen-zaban a retroceder ante la psiquiatria biologica que venia allenar plenamente el viejo anhelo de los psiquiatras de for-mar parte de la profesion medica, con todo derecho y nocomo advenedizos. Como toda ideologia, la psiquiatria bio-logica tenia su libro sagrado que era el DSM-III, especie deBiblia, Al Coran o Libro de los muertos, sin el cual estaba-mos desnudos. Quien no estuviera empapado de todas suscategorias diagnosticas, ejes, arboles de decision, glosario,etc., era considerado una especie de fosil viviente. Llego aconvertirse en el texto de consulta y, a veces, en el unicotexto de consulta por muchos de los que se iniciaban en laespecialidad, como ironicamente senalo el conocido psiquia-tra espanol Carlos Castilla del Pino, fallecido recientemente.Veniamos saliendo de un movimiento, la antipsiquiatria,que, comenzado por Cooper, Sterson y Laing en Inglaterra,se extendio a Estados Unidos de manos de Szasz y, de ciertaforma, a Italia, con Franco Bassaglia, estremeciendo hastasus bases todo el fundamento de nuestra disciplina, y erareconfortante poder sentirse respaldado por un pensamien-to cientifico que nos permitia navegar en el proceloso marde nuestro reconocimiento como especialidad medica cabal.La lectura de las obras de los grandes maestros comoEmil Kraepelin, Kurt Schneider, Karl Jaspers, DeClerambault, Henri Ey, William Mayer-Gross, Lopez Ibor,Francisco Alonso-Fernandez, Honorio Delgado y el mis-mo Castilla del Pino, paso a ser aparentemente innecesariacuando no «cientificamente incorrecta». Y si en Valencianos salvamos en parte de esa especie de tsunami se debio ala sabiduria de hombres como Jose Solanes*, RomuloAranguibel**, Pedro Tellez Carrasco*** (este ultimo, queda nombre a esta promocion), que sin estar cerrados a losnuevos tiempos tampoco se dejaban deslumbrar por esaespecie de pensamiento unico dentro de la psiquiatria queempezaba a generalizarse.Posteriormente vinieron los inefables DSM-III-R y elDSM-IV, y ya se anuncia con fanfarrias, para 2012 o 2013,la «buena nueva», el DSM-V.Anuncio por cierto, maculado al haberse dado a cono-cer publicamente que el 67% de los padres de la criaturatienen vinculos declarados con la industria farmaceutica,siendo esto publicado en la revista
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