Segmentación socioracial y percepción de discriminaciones en Cali: una encuesta sobre la población afrocolombiana
2001; Universidad de Los Andes; Issue: 47 Linguagem: Espanhol
10.13043/dys.47.3
ISSN0120-3584
Autores Tópico(s)Gender, Health, and Social Inequality
ResumoEn Colombia, como en otros países de América Latina, en los últimos diez años se llegó al reconocimiento progresivo, y finalmente constitucional, de la diversidad étnica y de la multiculturalidad. Esta evolución es el resultado, entre otros factores, de la movilización de la sociedad civil y de los medios políticos y científicos en tomo a la condición de diversas poblaciones en situación de 'minorías' demográficas, y de los procesos de segregación y de discriminación que las afectan. La región sudoeste del país y su metrópoli, Cali, como importantes focos de población afrocolombiana y, en menor grado, indígena, están en el centro de esta problemática. Partiendo de una encuesta realizada en 1998 en dicha ciudad, el artículo plantea el problema de la medición y análisis de la segmentación racial y de sus vínculos con la movilidad espacial y social. En el contexto de una sociedad altamente mestizada, se defiende aquí el uso de categorías fenotípicas 'étnicas' para medir y comprender las relaciones complejas entre desigualdades sociales y raciales, y plantear, desde las percepciones y opiniones de los en cuestados, un primer diagnóstico sobre la segregación y la discriminación en Cali. Los primeros resultados ponen en evidencia la fuerte heterogeneidad de esta población, ligada a la diversidad de sus orígenes geográficos y a la variedad de los contextos históricos y económicos de la migración. Colombia, con Venezuela y después de Brasil, es el segundo polo de concentración de población negra en Suramérica. A pesar de un peso demográfico que sobrepasa el 10% de su población, es decir, más de cuatro millones de personas, y frente a la tradición más larga de los Estados Unidos, Brasil o el Caribe, las investigaciones sociodemográficas sobre población afrocolombiana son todavía escasas. Durante largo tiempo De Friedemann y Arocha, pioneros de la antropología en la región del Pacífico colombiano, denunciaron, sin haber sido refutados, la invisibilidad científica y social de la población negra y de la herencia cultural africana1 en el país. En Colombia, como en muchos otros países de América Latina, la ideología oficial post-esclavista se basa, de forma esquemática, en el mito de una sociedad criolla donde el mestizaje generalizado habría disuelto a la totalidad de la población en una misma raza, un mismo idioma y una misma cultura; las divisiones sociales y culturales, habiendo perdido la base étnica que tenían en la época de la Colonia, no darían pie para hablar de población o de cultura afro-colombiana (o indígena), así como habría desaparecido el racismo. La realidad es diferente y las ciencias sociales colombianas han abandonado desde hace mucho tiempo esta visión simplista y tergiversada de la historia nacional. Más recientemente, la Constitución de 1991 y la Ley 70, conocida como 'Ley de Negritudes', al afirmar el carácter pluriétnico y multicultural de la sociedad colombiana, han puesto sobre el tapete el 'problema negro'. Aun si algunos investigadores manifiestan dudas sobre el alcance real de esta, evolución constitucional, cuyas consecuencias económicas y sociales son poco claras (Arocha, 1992), ésta sin embargo consagra el estatus político, local, regional o nacional, de un conjunto de movimientos sociales urbanos y rurales basados en la identidad negra, a los que se anexan reivindicaciones específicas (Agudelo. 1998; Agier y Hoffmann, 1999). Para estos nuevos actores del campo político. el acceso a la información demográfica, geográfica y sociológica. y su manejo en la elaboración de un discurso propio, es un reto crucial. Con la descentralización administrativa y presupuestal iniciada en 1986, los políticos y los funcionarios expresan, asimismo. una mayor demanda de información sobre el tema. Por último, al nivel local, las Juntas de Acción Comunal y el movimiento asociativo están también implicados. En esta coyuntura, es imprescindible que el debate público se base sobre hechos sociales más asentados que aquellos que son manifiestamente percibidos por el sentido común. Desde hace aproximadamente treinta años la movilidad y la urbanización de la población negra, como la de otros componentes de la población colombiana, se aceleran fuertemente. En ciertas partes del país, esta población se vuelve protagonista clave del desarrollo regional. Es en particular el caso de los cuatro departamentos de la llamada región del Pacífico (Chocó. Valle del Cauca. Cauca y Nariño). donde se encuentra la mayor densidad de población negra y mulata. A fin de plantear una primera definición de nuestra terminología. nos referimos a la población cuya ascendencia se constituye principalmente a partir de individuos de origen africano, llamada también, indistintamente, población afrocolombiana. Como polo de atracción de los movimientos migratorios de la región. Cali y su área metropolitana se constituyen hoy en día en la mayor concentración urbana de población afrocolombiana del país (Urrea, 1997; p. 115). En torno a la imagen de 'ciudad negra' adquirida por los barrios populares del Distrito de Aguablanca, al oriente de la ciudad se ha construido, desde hace una veintena de años, un discurso mediático sobre la migración afrocolombiana lleno de estereotipos a menudo estigmatizantes, aunque también muestra a veces acentos más benignos. Recientemente, por ejemplo, la ciudad se ha consagrado como la "capital del Pacífico colombiano". Según el censo realizado en 1993, había en Cali alrededor de 116.000 migrantes procedentes de municipios con población mayoritariamente negra', o sea el l% de la población total y el 15% del total de los migrantes. Un cálculo a partir de los lugares de nacimiento de los padres de los individuos nacidos en Cali permite una aproximación al volumen de población afrocolombiana residente a la fecha del censo: 10.5% del total (175.000 personas). La cifra real es ciertamente superior, y. sobretodo, tal 'traducción etnoracial' del origen geográfico no suministra, obviamente, una medida confiable del volumen y de la composición de esta población. De manera general, las fuentes estadísticas existentes no permiten el análisis de los diferenciales socioeconómicos y culturales que resultan de los procesos de movilidad e inserción específicos de los diferentes tipos de población presentes en la ciudad y, menos aún, el estudio de sus dinámicas. La encuesta "Movilidad, urbanización e identidades de las poblaciones afrocolomhianas", realizada en Cali en abril y mayo de 1998, en el marco de un programa de cooperación entre el CIDSE y el IRD4 tiene como propósito responder a esta necesidad de información a través de un acercamiento pluridisciplinario de observación de las condiciones demográficas, socioeconómicas y culturales en las cuales se encuentran estas poblaciones. Ella debe permitir analizar la evolución espacio-temporal de estas condiciones y de los factores que las determinan, en particular la dialéctica entre lo racial y lo social, así como facilitar, para un debate de plena actualidad, un diagnóstico de la segregación socioracial en la ciudad, la desigualdad de oportunidades y los procesos de discriminación. Como bien se sabe, es un terreno científico bastante difícil, en el cual debe abordarse primero las cuestiones teóricas y metodológicas en tomo de la definición de los conceptos y categorías, así como su uso en la observación y el análisis. Estas preguntas están planteadas en la primera parte de este texto, donde nos ubicamos en la reflexión que genera el uso de categorías étnicas en las encuestas, ilustrando nuestro propósito a partir de algunos resultados del censo de Cali. En la segunda parte examinamos la forma de traducir de forma operacional estos conceptos en la metodología de muestreo y en el cuestionario de la encuesta. Finalmente, la tercera parte presenta y discute algunos de los primeros resultados obtenidos.
Referência(s)