Artigo Revisado por pares

Prometer en falso: la contradicción práctica y el imperativo categórico

1996; National University of Colombia; Volume: 46; Issue: 103 Linguagem: Espanhol

ISSN

2011-3668

Autores

Alejandro Rosas,

Tópico(s)

War, Ethics, and Justification

Resumo

I argue that the by which the categorical imperative determines the (in)morality of a maxim is nothing more than a practical between two closely related rules of action understood prudentially. I discard an argument of Searle's that seems to back up the thesis of a contradiction in thought, intemal to the maxime. I note that this understanding ofthe categorical imperative explains Kant's appeal to authors such as Hare and Rawls, but that it is opposed to standard Kant-interptetation, specially Kant's idea that the categorical imperative requires an incompatibilist conception of human action. I . L A CONTRADICCION PRACTICA Y LA INTERPRETACION PRUDENCIAL DEL IMPERATIVO CATEGORICO El imperativo categorico no es solo prescripcion moral y un criterio evaluativo de la moralidad de reglas de accion. Es tambien, para Kant, regla de accion sui generis, distinta de las reglas del razonamiento practico que Kant llama imperativos hipoteticos. Como tal, se puede invocar tambien como principio explicativo de un tipo especial de acciones, a las que Kant llama autonomas. Caracteristica de estas es que no se explican por deseos y creencias (como sucede usualmente la teoria de la accion racional), pues su causa intencional no incluye deseos. Kant niega que los deseos formen parte de la causa intencional de las acciones autonomas. La causa intencional de estas es el imperativo categorico y la creencia de que regla de accion dada es moralmente permitida u obligada. Para mantener el caracter sui generis de las acciones autonomas, el imperativo categorico, como metodo para determinar las propiedades morales de regla dada, debe ser puro, es decir, no puede contener referencia velada a intereses o deseos. En su formulacion basica, el imperativo categorico dice que el caracter moral de la regla depende de si ella puede ser querida (GMS, 51; A/B 52) o puede valer (KpV A 54) como universal. Aqui todavia falta, sin embargo, el 86 IDEAS Y VALORES NO. 103 ABRIL 1997 BOGOTA, COLOMBIA A. ROSAS / PROMETER EN FALSO criterio para saber si regla o maxima puede valer o ser querida como universal. Sin este criterio, no podemos decir nada sobre su moralidad. Si seguimos a Kant GMS, 54-55 (A/B 57), hay dos posibles criterios. Ambos tienen que ver con que aparece al universalizar la regla cuestion. Puede tratarse de contradiccion el pensar, sugieriendo con ello en los terminos los que esta formulada la regla, o de que se presenta solo en la voluntad, donde lo que importa es si la maxima se puede o no como universal. Estos son dos tipos de muy distintos. No es controversial que exista, los ejemplos de Kant, un tipo de que puede adecuadamente describirse como la voluntad. Se frata de que se presenta cuando un agente que quiere obrar bajo regla dada, se pregunta si puede querer que la regla sea universalmente adoptada. Esta contradiccion, sin duda relevante para la moral, atane a la logica practica de la accion. Ella no se presenta al interior de regla, sino entre dos reglas de accion, concebidas como imperativos hipoteticos. Por esta razon, no puede concebirse sin contar con el interes personal como un ingrediente fimdamental de la racionalidad practica. La idea de que el actuar y deliberar moral hay un jucio peculiar sobre la moralidad de la regla que gobiema la accion queda a salvo. Pero si la moralidad solo puede determinarse a partir de la practica entre reglas prudenciales de accion, esto disuelve la interpretacion corriente del imperativo categorico, segun la cual este principio es esencialmente distinto de los principios de la prudencia o de la voluntad gobernada por el interes personal e implica, por tanto, la existencia de accion sui generis. Dieter Henrich ha advertido contra las tergiversaciones que quieren ver el imperativo categorico una formula para la justificacion etica del amor propio (eine Formel zur sittiichen Rechtfertigung der Selbstiiebe Henrich 1982, p. 23),' o que ponen al interes personal el corazon de la etica. Pero la tentacion de leer a Kant como fundando la moral la prudencia no es rara la historia de la interpretacion.^ Esta postura prudencialista se apoya los ejemplos de Kant, donde parece obvio que el interes personal juega un papel esencial la determinacion de la universalizabilidad de las maximas, pues la que alli aparece al universalizarlas es entre reglas de accion entendidas prudencialmente. Desde un punto de vista exegetico, ello implica atribuirle a Kant inconsistencia fastidiosa. Pero la sugerencia no deja de ' Esta posicion es compartida por autores como Ebbinghaus (1967, passim), Patton (1967 [1949], p.I52-153), Harrison (1967, p.236f, 239), y el mismo Henrich ( 982, p.21 s). Ver tamoien la sugestiva y original defensa de esta posicion por L. Parra ' «Poder Pensar» y «Poder Querer». Acerca de Moral y Prudencia Kanf, Ideas y Valores, N° 102, 1966, p. 112-119. ^ Aqui puede pensarse Schopenhauer, pero tambien otros autores; cf los citados por Ebbinghaus (1967, passim).

Referência(s)