Artigo Acesso aberto Revisado por pares

Conflictos de interés en el repartimiento y la repoblación de una villa realenga (Alcaraz) durante el siglo XIII

2000; University of Seville; Linguagem: Espanhol

10.12795/hid.2000.i27.11

ISSN

2253-8291

Autores

Aurelio Pretel Marín,

Tópico(s)

Historical Studies of Medieval Iberia

Resumo

Las conquistas del ario que siguio a la batalla de Las Navas se realizan en medio de una gran confusion, en parte propiciada por la enorme importancia del triunfo conseguido, que es una sorpresa para los almohades, pero tambien, quiza, para los castellanos. De repente, este reino encuentra abiertas las puertas de un enorme territorio casi desguarnecido por unos enemigos que aun parecen capaces de aguantar, pero que en realidad han perdido de un golpe toda capacidad de resistencia, salvo en algun islote como el de Montiel. Solo la enfermedad y la muerte del rey Alfonso VIII en octubre de 1214, con la menor edad de su heredero, y la tregua recien establecida, impiden explotar el exito obtenido y llevar la frontera desde el Jucar hasta el Guadalquivir a traves de unas tierras en gran parte deserticas tras haber soportado siglo y medio en frontera. Sera el nieto, Fernando, quien aprovechara el desastre causado al adversario para ocupar las tierras de Andalucia y Murcia; pero, en tanto, no pocos de los pueblos tomados por Alfonso volveran al Islam durante algunos arios, ante la imposibilidad de repoblarlos. Otros, como Alcaraz, cuya repoblacion habia comenzado con buenas perspectivas, seran muy pronto victimas de la debilidad de la corona en el reinado del nino don Enrique, sometido a la rapaz regencia de Alvar Nunez de Lara, que desplaza del cargo a dona Berenguela y se enfrenta al mismisimo prelado de Toledo, aprovechando en parte la ausencia de este ultimo para ir al concilio de Letran a finales de 1215 y comienzos de 1216. En estas circunstancias, el papel de Alcaraz, en mitad de un espacio todavia dominado por los moros —en realidad, sumido en total anarquia— y llave del camino hacia la Andalucia Oriental y hacia el reino de Murcia, cobra una importancia excepcional durante aquellos arios de ralentizacion de la conquista que van desde su propia ocupacion hasta el relanzamiento de las grandes campanas de Fernando III. Sobre ella confluiran las ambiciones de los grandes poderes feudales del momento —sobre todo, el guerrero arzobispo de Toledo, que sin duda queria explotar su inversion en la campana, los maestres de las ordenes de San Juan y Santiago, y los nobles que tienen las riendas del poder en la corte— ansiosos de tomar sus posiciones para la nueva etapa de conquista que se veia venir. Los anos que siguieron contemplaran en ella y en sus alrededores un sordo forcejeo, suma de varios tipos de conflictos entre los intereses de cada uno de ellos y los de un concejo que acaba de nacer, y que se desarrolla con

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