Tendencias hacia especializaciones nacionales en el internacionalismo musical de la segunda mitad del siglo XX
1993; Sociedad Española de Musicología; Volume: 16; Issue: 1 Linguagem: Espanhol
ISSN
0210-1459
Autores Tópico(s)Cultural Industries and Urban Development
ResumoEl asentamiento de las vanguardias y el encaminarse de la m?sica cul ta occidental cada vez m?s a un ?mbito investigativo y experimental han llevado a las tendencias de la composici?n musical en la segunda mitad del siglo xx a una indudable homogeneizaci?n internacional que tuvo probablemente su v?rtice en los a?os del serialismo integral como ten dencia dominante e incluso en los primeros a?os de las t?cnicas alea torias. Sin embargo, la multiplicaci?n de las tendencias est?ticas y de las t?cnicas unitarias, pese a la rapidez de difusi?n a trav?s de los mo dernos medios de comunicaci?n que las pueden hacer crecer en ?mbi tos muy alejados en el espacio, pero no en el tiempo, de su origen, ha producido un cierto perfil de particularidad que en unos casos es vo luntario y en otros menos consciente. Los acontecimientos pol?ticos de los ?ltimos tiempos parecen augu rar un mejor futuro a los nacionalismos, al menos en el terreno pol?ti co donde el mapa europeo est? sufriendo no poco sus consecuencias. Claro est? que no debe inferirse necesariamente que el nacionalismo po l?tico tenga que derivar en nacionalismo musical, por m?s que sea bas tante habitual por lo menos a niveles de subproductos. Y, aunque per sonalmente estoy convencido de que cualquier neonacionalismo est? llamado a ser pasajero ?no porque sea un ac?rrimo internacionalista sino porque, quer?moslo o no, la salvaci?n del mundo est? en una cier ta unidad? no podemos ignorar su existencia. Incluso en sus aspectos menos simp?ticos, que a la postre siempre aparecen, que son los de ma nejar la diferenciaci?n para creerla superioridad. Despu?s de todo, na die va a reivindicar ser diferente para ser inferior. Este aspecto de superioridad est? siempre latente incluso en los mo mentos en que algo desemboca precisamente en la universalidad. Te nemos como ejemplo la c?lebre carta de Sch?nberg, tan citada, en la
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