"Para los reales exércitos de su magestad". La aportación de la nobleza sarda a las guerras de la monarquía hispánica (1626-1652)
2008; Issue: 28 Linguagem: Espanhol
ISSN
2385-4391
Autores Tópico(s)Historical Art and Architecture Studies
ResumoEn marzo de 1626, se les da conocer a los sardos la carta real, con fecha 15 de noviembre de 1625, en la que Felipe IV pide al reino la disponibilidad para armar un contingente de soldados en el ambito de la Union de Armas. La reunion extraordinaria de los estamentos conforme a las instrucciones del conde-duque registra una gran participacion de la nobleza mas encumbrada. En Cerdena el clima politico no esta saturado de recelo ni de resentimiento como en los demas reinos de la Corona de Aragon. En la Proposicion a los tres Estamentos del Reyno de Sardena , don Luis Blasco, enviado de Olivares y que dirigia la secretaria de Cerdena en el Consejo de Aragon al faltar un regente sardo, propone en todo y por todo el proyecto de la Union de armas, afirmando: «Si hazemos un mismo cuerpo, la ofensa de qualquiera de las partes del la ha de reparar y castigar esta union». El enviado de Madrid sabe tocar la fibra sensible del sentimiento de pertenencia de las principales familias nobles, al evocar su antiguo origen catalan o valenciano. Como sabe tambien estimular su callado orgullo, evocando una edad de oro de la Monarquia hispanica que empieza con los reyes de Aragon, despues de que Cerdena pasara por la edad de hierro de cartagineses, griegos, romanos, vandalos, los cuales destruyeron ciudades y persiguieron a los catolicos. Todo ello sirve para reavivar la nunca sosegada sensibilidad unionista de la nobleza sardo-catalana y para exaltar los valores fundamentales de la Monarquia catolica. Las promesas de recompensas honorificas y de empleos militares haran lo demas. El rey no solicita una ayuda economica de parte del reino, sino solo que «vaya gente del a comerse en su exercito lo que avia de gastar aqui […] no le queda a Sardena que desear sino haver suplicado a su Magestad lo que nos propone, para que igualara la inteligencia de este Reyno con su fidelidad, y amor: que merece bien el socorro de veynte mil infantes, y quatro mil cavallos pagados, de la gente con que serviran los otros Reynos, quando en este entrase la guerra».
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