Artigo Revisado por pares

El texto andino: las muchas lecturas

1996; Volume: 9; Issue: 18 Linguagem: Espanhol

10.1353/ntc.1996.0001

ISSN

1940-9079

Autores

Luís Millones,

Tópico(s)

Cultural and Social Studies in Latin America

Resumo

El TEXTO ANDINO: LAS MUCHAS LECTURAS ______________________LUIS MILLONES______________________ Seminario Interdisciplinario de Estudios Andinos Hace cincuenta años leer las crónicas era un menester exclusivo de los historiadores especializados en el siglo XVI o en el período incaico. Algunos de ellos, con Garcilaso de la Vega a la cabeza, eran la referencia obligada en la reconstrucción del pasado andino. Las polémicas que desataba el cronista podían referirse a si copió o no a Blas Valera o la validez de su manera de entenderse mestizo, pero su calidad de fuente permanecía inalterable . Que esto fuera por la fluidez del español y la subordinación del quechua a mero recuerdo, es algo que se dio por sobreentendido. Y que quizá creó el paradigma con que se juzgó a otros mestizos o indios escritores cuya lucha con la lengua del conquistador tuvo otras intenciones y otros resultados . Diez años más tarde la lectura de las crónicas había ganado otros entusiastas . Desde la antropología, el trabajo de campo reveló continuidades sospechadas pero inéditas entre la documentación del pasado y la informaci ón etnográfica. Y si bien los documentos burocráticos (sobre Chucuito o Huánuco, por ejemplo) capturaron la atención, se volvieron a leer las crónicas con ojos diferentes al intelectual de archivo o escritorio. En su cotejo, los textos de gramática española vacilante y colmados de quechuismos, ganaron el brillo de la cercanía a los datos conseguidos en la comunidades. Renació entonces el interés por Santa Cruz Pachacuti, Guarnan Poma de Ayala, Titu Cussi Yupanqui o los relatos recogidos por Avila en Huarochirí. En este empeño se descuidó muchas veces la cronología y se hicieron saltos (a veces mortales) entre los textos del siglo XVII y la observación participante , armándose correlaciones sugerentes todas, pero no siempre válidas. Aun así, la epopeya conquistadora, selectivamente extraída de los cronistas españoles fue mostrada como unilateral e incompleta. La saga de los héroes, entre los que Garcilaso pugnaba por introducir a su padre, evidenció su perfil invasor y genocida. Un neoindigenismo, curado de los excesos de los años veinte mostraba sus afanes reivindicativos. El interés literario transita por caminos parecidos. Diferenciándose de los historiadores tradicionales (Riva Agüero 1905), una primera literatura sistemática incluyó a los cronistas indígenas como parte del bagaje cultural©1996 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. IX No. 18 Julio a Diciembre 1996 LUIS MILLONES peruano. Un encomiable afán totalizador hizo que desde temprana época se considerase a los cronistas indios como un legítimo capítulo de las letras nacionales (Sánchez 1950). Pero estábamos aun lejos del aluvión etnográfico de los años sesenta. En las primeras historias de la literatura se incluyeron textos coloniales y alguna porción "folklórica", pero nada más. Recién en los últimos años se ha identificado con propiedad el rol de las literaturas margínales o periféricas (Cornejo Polar 1989). Paralelamente a la lectura antropológica de los documentos históricos, empiezan a pensarse los textos andinos como parte de las manifestaciones de un universo social sin palabra, un "otro", profundamente oral, que apenas escribe, pero que canta y compone rituales todos los días. En ello no es diferente de otros mundos colonizados, en Africa la oralidad es todavía predominante (Vansina 1965, 1968); en el Medio Oriente (Said 1979) el enclave hegemónico ha creado una manera de entender al subyugado ("orientalismo ") que reemplaza la realidad por una interesada ciencia de la realidad. A ratos, sin ambargo, el volumen de esas poblaciones sin voz oficial, logra intersticios de acción y hace sentir su palabra. Pero hasta hace poco, esto solo había servido para construir "visiones de los vencidos" (León Portilla 1964) que a despecho de la intención de los recopiladores, congelaban la vitalidad de estas humanidades en pugna. Estas aproximaciones no aparecen de la nada. Los textos etnográficos y las literaturas del Tercer Mundo habían llamado la atención desde tiempo atrás. Lévi-Straus y otros...

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