Después de la violencia. Nota introductoria
2011; Complutense University of Madrid; Volume: 48; Issue: 3 Linguagem: Espanhol
10.5209/poso.38158
ISSN1988-3129
Autores Tópico(s)Memory, violence, and history
ResumoAunque el trabajo alrededor de este monografico sobre la vida social despues de la violencia arranco alla por julio de 2009, esta introduccion, que cierra esos dos anos largos de faena, la firmo el 21 de octubre. Si, en efecto: apenas veinticuatro horas despues de que ETA declare un “alto el fuego permanente, general y verificable”. Hoy, y en titulares de honor, El Pais encabeza su edicion del viernes con un euforico “El fin del terror”, que se completa en una de sus ediciones digitales con un no menos triunfal “las fuerzas democraticas se preparan para un futuro sin violencia”. Lineas mas abajo el todavia presidente Jose Luis Rodriguez Zapatero profetiza: “Sera una democracia sin terrorismo pero no sin memoria”, mientras que al lado, en titulares menos gruesos, la izquierda abertzale admite el “fin de la violencia”. Otros rotativos cargan tinta en el entorno de la noticia y dan voz a protagonistas distintos a los contendientes principales del conflicto, desde las muy presentes y referenciales victimas (“Las victimas son todo, son el referente”),1 hasta los no tan visibles pero sin embargo cruciales en esta fase del proceso, expertos: expertos en terrorismo, expertos en ETA, expertos en nacionalismo, expertos en stress posttraumatico, expertos en violencia, expertos en victimas, expertos en derecho humanitario... En los analisis del dia, en los homenajes, en las valoraciones... algunos terminos se repiten, independientemente del lugar del espectro ideologico desde el que se hable: en el punto mas alto del ranking, “memoria” y “victimas”. En puestos muy dignos dentro de esa escala, “familiares”, “dolor”, “comisiones”, “verdad”, “recuerdo”, “psicologos”, “vencedores”, “terror”, “comunidad internacional”, “sufrimiento”, “reparacion”, “reconciliacion”, “justicia”, “testimonio”, “derechos humanos”... Son conceptos, personajes, profesiones, sustantivos que a todos nos resultan muy familiares y que no serian muy distintos si de lo que hablasemos fuese del Peru, o de la dictadura argentina (de la que en Argentina llaman “la ultima”), o del Holocausto, o de la dictadura uruguaya, o de Palestina o de la memoria de la represion durante la Guerra Civil espanola y el franquismo. Esos conceptos, personajes, profesiones, sustantivos se han instalado ya en nuestra manera de representar el mundo, pues dan armazon a lo que con buen criterio Didier Fassin llama nuestra nueva “economia moral” (2010). Tan es asi que aunque en este numero no se hable nada de ETA ni del Pais Vasco si se podra pensar en una y otro, pues se hablara de realidades que, por parecidas, o por pensadas por profesionales y categorias parecidas, o porque gestionadas por dispositivos parecidos, o porque vividas por protagonistas parecidos, terminan por ser imaginadas como muy parecidas, las realidades de despues de la violencia. Asi es, la violencia, mejor dicho, los mundos sociales que se estructuran en torno a ella (y en contra de ella y de a quienes afecta) son hoy una de esas situaciones que, por universalmente locales, se han convertido en transnacionales. Es un campo social, en el mas bourdieusiano de los sentidos —ese que mezcla trayectorias vitales de agentes individuales y colectivos, combates por definir los limites y los contenidos del campo, representaciones culturales, rutinas, objetivaciones cientificas, realizaciones ins-
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