Artigo Acesso aberto Revisado por pares

Pablo de Olavide y Jáuregui, un católico ilustrado

2004; University of La Rioja; Issue: 28 Linguagem: Espanhol

10.18172/brocar.1689

ISSN

1885-8309

Autores

José Luis Gómez Urdáñez, Diego Téllez Alarcia,

Tópico(s)

Medicine and Dermatology Studies History

Resumo

Carlos III fue antes de nada un rey absoluto.Incapaz de imaginar que el poder de un monarca de la Católica España pudiera ser limitado, retuvo el control de la Inquisición, conservando la prerrogativa de nombrar a los inquisidores, e impidiendo cualquier atisbo de reforma del Tribunal, una vía que consideró definitivamente cerrada ya en 1762-63, cuando dio carpetazo al proyecto de reforma de los consejeros de la Suprema, Cantos y Ric.Las "Prevenciones y Precauciones" que estos dos consejeros, recomendados por el propio Ricardo Wall, ministro de Estado, pusieron en manos del monarca comenzaban ratificando "que le correspondía designar (al Rey) a todos los empleados de la Inquisición", pero ni así lograron su plácet; tampoco el de su confesor, el padre Eleta 1 .Este fraile gilito fue, en efecto, el contrapunto recalcitrante a la tan aireada como escasa ilustración del monarca.Generalmente relegado en la historiografía filocarolina, su intervención en la toma de decisiones del monarca fue espectacular y desde luego tan visible o más que la de sus predecesores Rávago o Quintano Bonifaz.Muchos de los calificativos que se

Referência(s)