Artigo Revisado por pares

Sanjinés un artista

2013; Volume: 26; Issue: 49-50 Linguagem: Espanhol

10.1353/ntc.2013.0008

ISSN

1940-9079

Autores

Mario Handler,

Tópico(s)

Media and Digital Communication

Resumo

Sanjinés un artista Mario Handler Sanjinés perdura. Sus obras. Quedan en el recuerdo, pegan la memoria. Porque es un artista. Por su decisión, desde el principio intentó la vía artística, más allá de motes que usábamos para diferenciarnos, como Cine Político, Cine De Protesta, Cine Revolucionario, Nuevo Cine Latinoamericano, todos sustitutos contenutísticos y accionarios que podían convenir a aquel presente, y quizás a la historia. Nunca reaccionario, comprendió la globalidad de su arte y su compromiso. Sanjinés es hoy el que comenzó con la estética de la pura imagen con Revolución; hizo bien en emular a Eisenstein, más que tratar de crear directamente su propia versión estética. Arte y política. Luego, sus obras coinciden al mismo tiempo con las necesidades políticas y sociales y con su propia personal evolución. Artística por supuesto. Política por supuesto. De amor quizás culpable en su Bolivia, país difícilmente engendrado entre aborígenes culturalmente potentes, dominados por tantos dueños históricos. Sanjinés elabora ideas, dogmas si se quiere, de utilidad para cada momento, siempre en un arte creciente. Que efectivamente valen mucho más allá de su época. Mientras sabía que tenía que aceptar, usar, reformar, toda una larga herencia cultural occidental. ¿Qué otra cultura había para el cine, su cine? Pero su toque, una emulación por un lado, un invento por el otro, llegó a inquietarse al extremo, en cada filme, en cada actitud productiva, y en su vida. Esa vida encerrada hasta la obsesión, en sí mismo y en sus pocos acompañantes que necesariamente se convertía en un erotismo cotidiano para sobrevivir. Recuerdo en La Paz un desafío “te voy a llevar, Mario, a comer una sajta de pollo mucho más picante que lo mejicano, que lo peruano”, haciéndome llorar no de emoción, sino del intento de comida maravillosa, original y perturbadora de condimentos andinos, largamente hervidos en y por esas alturas. Mis ojos brillaban de lágrimas, sus ojos brillaban del placer de enseñarme o desafiarme alegremente. Llegamos a llamarlo El Monje Erótico, con su cara de hidalgo ibérico o de Savonarola, pero de bondad eficiente. En realidad, nadie quiso condenarlo a una hoguera ¿cómo se puede atacar al más exitoso autor continental en su propio país, [End Page 17] que congregaba multitudes ante los cines, que encontraba público en sus aldeas, que conseguía apoyos europeos sin otra locura que buenas ideas, bien pensadas, bien escritas, bien producidas? Pues con sus dogmas, su sana locura, su elegancia del habla y del gesto, era, además, un éxito. El Otro existía, Jorge lo filmó. ¿No es eso un éxito perdurable? Hollywood quiere acostumbrarnos a la amortización inmediata, Jorge rescata en décadas, dineros y glorias y pensamientos visuales. No buscó ni fingió derrotarse, aquel martirio buscado que llamábamos del pequeño burgués. No suicidio inútil, sino vida útil. Y nadie habla de Sanjinés como un verdadero profesional, extraordinariamente productivo, buscando desde la burguesía una acción hacia el pueblo. En aquella época sólo había cine en México y Argentina, con algo de Brasil. Bolivia, un país considerado lunar y perdido, un no mundo, sin mar, como aquel que hay de sobra en Uruguay. En esa soledad suya algo exagerada, en la que me hubiera gustado entrar más, sin embargo, irradió creación, tuvo buenos epígonos. Pero esa concentración vital seguramente lo torturaba, sus ideas eran espinas brillosas y cada tanto, expulsaba su volcán... y producía. Nada del artista encerrado simulándose medio loco o medio pobre o algo bohemio. Por ello, su producción no sólo es inmensa en cantidad sino en calidad, en cada obra. Esto lo escribe el uruguayo Mario Handler, de país supuestamente culto y avanzado y liberal (¡y con mar!), quien al ver esos filmes se repetía su propia mediocridad ambiental, el atraso cultural. “Hay que imitar a Bolivia, hay que seguir a Sanjin...

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