La ciudad de los monos: Roberto Brenes Mesén, los católicos heredianos y el conflicto cultural de 1907 en Costa Rica
2004; Duke University Press; Volume: 84; Issue: 1 Linguagem: Espanhol
10.1215/00182168-84-1-165
ISSN1527-1900
Autores Tópico(s)Cuban History and Society
ResumoLa construcción de la identidad cultural nacional en Costa Rica ha sido iniciada desde el siglo XIX por el desarrollo de dos fuerzas importantes: la Iglesia Católica y el estado de tendencia liberal. El libro de Iván Molina trata del conflicto desatado entre el director del Liceo de Heredia, Roberto Brenes Mesén (1874–1947), y el cura de aquella ciudad, Rosendo Valenciano (1871–1962). Los profesores liberales, nombrados por dicho director entre 1905 y 1908, enseñaban la teoría de la evolución de Darwin, que a los ojos católicos era un desprecio hacia la doctrina católica. Además, inauguraban la coeducación mixta de varones y de mujeres. Brenes recurrió a la vía judicial para detener los chismes promovidos por los vecinos, entre los que figuraban personas vinculadas con dicha institución. Mientras tanto, Valenciano fue transferido en 1906 a la capital como canónigo pero continuó dirigiendo el periódico católico llamado “Orden Social”. En consecuencia, el conflicto local cultural pasó al ámbito nacional político, enfrentando de nuevo a los liberales anti- clericales que mediante una serie de leyes habían favorecido la enseñanza laica y centralizada por el estado desde la década de 1880. Desde entonces, los curas y los conservadores luchaban en contra de las prohibiciones gubernativas sobre la enseñanza religiosa.Aunque las burlas pueblerinas culminaron con el baile de varios monos de circo justo enfrente del Liceo de Heredia, otros periódicos y panfletos difundieron y reavivaron aquellos enfrentamientos entre católicos y liberales. Estos últimos criticaban la moral de los primeros, en especial de los curas. Sin embargo, en ambos bandos se escucharon voces que apaciguaban a los enardecidos simpatizantes. Molina hace un esfuerzo inicial por armonizar el contexto histórico nacional con el desempeño de las dos figuras centrales representadas por el masón y liberal Brenes Mesén y por el cura de tendencia social Valenciano, cuya foto aparece en la portada del libro vistiendo un traje egipcio durante uno de sus tantos viajes. En este sentido, este libro constituye una abierta invitación para investigar la cultura y educación tanto liberal como religiosa en Costa Rica entre 1870 y 1930. Contiene sugerentes hipótesis que en adelante tendrán que orientar nuevos trabajos: por ejemplo, que los liberales radicales nunca fueron homogéneos ni extremadamente anticlericales, o que los periódicos y la cultura impresa aprovecharon los sensacionalismos del momento con la clara intención de atraer nuevos lectores y anunciantes dentro del contexto de una creciente alfabetización de las masas rurales y urbanas. Además y en forma especial, se destacan las simpatías diversas que tenían los curas, pues unos fueron afines a la masonería, otros a la política liberal y conservadora y otros, como Valenciano, adscritos a los nuevos aires de las cuestiones sociales. Tampoco el clero puede ser considerado como un grupo homogéneo.En su conjunto, este libro interesa por los nuevos horizontes culturales, aunque dentro del contexto histórico nacional. Algunas de las debilidades residen precisamente en sus partes o capítulos que aparecen como esbozos para investigar antes que clarificar las relaciones entre el poder político y la Iglesia Católica en Costa Rica. Las figuras centrales de Brenes y Valenciano cuentan con pinceladas generales y quizás está todavía en pañales la articulación entre ambas fuerzas socioculturales en la conformación y consolidación de la identidad nacional costarricense. La hipótesis de que tanto el estado como la Iglesia Católica han sido competidores por el control social de los grupos subalternos está lejos de explicitarse y tener las suficientes evidencias históricas, mientras que el desempeño de los procesos culturales y educativos apenas también es mencionado con leves referencias. Sin embargo, no existe duda de que esta obra pionera estimulará otras producciones que puntualicen las interacciones entre diversos procesos históricos tan importantes como los de la educación, la política y entre estos la Iglesia Católica. Las publicaciones del profesor Molina en las últimas décadas han permitido que la historia cultural en Costa Rica tenga una destacada influencia para complementar la cotidianidad en el estudio de dicha sociedad. Este lector queda en espera también de que puedan superarse las limitaciones propias del ámbito nacional y que los futuros estudios históricos puedan inscribirse dentro del contexto regional centroamericano, tan urgido de tales perspectivas.
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