Artigo Acesso aberto Revisado por pares

LOS PODERES DEL HORROR: FACUNDO COMO EPIFÓRICA

2004; University Library System, University of Pittsburgh; Volume: 70; Issue: 207 Linguagem: Espanhol

10.5195/reviberoamer.2004.5565

ISSN

2154-4794

Autores

Elías José Palti,

Tópico(s)

Comparative Literary Analysis and Criticism

Resumo

García Lorca ("Intermedio") Facundo (1845), obra que quiso ser muchas cosas al mismo tiempo -una novela, una biografía, un manifiesto doctrinario, un tratado sociológico, un programa políticoterminaría siendo, por sobre todas estas cosas, el testimonio de una derrota, o, más específicamente, de la profunda crisis conceptual que ésta generó.La debacle de los alzamientos contra Rosas, iniciada con el fracaso de la expedición de Lavalle en 1840, dislocaba todas las certezas en que se fundaba el pensamiento de la Generación del '37, minando el supuesto de la racionalidad del curso histórico.Éste, de hecho, se volvería insostenible una vez que el "tirano", tras derrotar toda oposición, se demostrase, aunque irracional, absolutamente real.La Historia en el Plata se poblaría entonces de fenómenos extravagantes, ajenos a todo designio o lógica, incomprensibles, en fin, para la razón.Facundo, en definitiva, nace de esa crisis de inteligibilidad; representa un intento de asir aquello inconcebible, para Sarmiento, un fenómeno inaudito y sin antecedentes conocidos: el poder rosista.Y, fundamentalmente, revelar qué es lo inaudito en él, aquello monstruoso, indefinible racionalmente. MIMÇSIS, HISTORIA Y REPRESENTACIÓNUn viejo cuento judío 2 narra la historia de un rabino de Cracovia que súbitamente interrumpió sus plegarias para anunciar que acababa de ver la muerte de su par de Varsovia (ciudad situada a quinientos kilómetros de allí).Los judíos de Cracovia quedaron, por supuesto, conmocionados ante su poder visionario.Unos pocos días más tarde, algunos de ellos viajaron a Varsovia, y vieron, para su sorpresa, al rabino de esta ciudad trabajando ELÍAS PALTÍ en su sinagoga en un estado de salud, digamos, aceptable.Al volver a Cracovia y dar noticia de lo visto, las previsibles murmuraciones contra el rabino local crecieron al punto que sus más fieles seguidores se vieron obligados a salir en su defensa.Tras admitir que, en efecto, había errado en cuanto a los detalles, exclamaron: "De todos modos, ¡qué visión la suya!".Albert Hirschman, comentando esta historia, afirma que la misma "ostensiblemente ridiculiza la habilidad humana para racionalizar creencias enfrentadas ante la evidencia que la contradice.Pero, a un nivel más profundo, celebra el pensamiento especulativo y visionario, no importando si el mismo se descarría" (117).Indudablemente, como afirma Hirschman, esta tendencia humana a aferrarse a certidumbres que, en apariencia, se habían visto desmentidas por la ocurrencia de hechos no previstos no tiene nada de "irracional" (lo mismo, de hecho, ha sucedido con todas las grandes teorías científicas, las que se han desarrollado simplemente dejando de lado como impertinentes aquellos datos que, en principio, parecían cuestionar su validez).Los defensores del rabino del cuento bien podían todavía pensar, por ejemplo, que éste efectivamente había tenido una visón, si no de lo que ocurrió, sí de lo que pronto iba a ocurrir (y difícilmente podría ningún acontecimiento todavía imprevisto, ningún "dato" posterior, conmover su fe en los poderes visionarios de su rabino: sin duda, el rabino polaco alguna vez iba a morir).La historia sirve así de ejemplo a algo que los epistemólogos han señalado recientemente. 3 En definitiva, desde el momento en que todo hecho, para ser significativo, es decir, para convertirse en un "dato", requiere de un cierto marco teórico cuya validez presupone, no puede, por lo tanto, refutarlo sin destruirse a sí mismo también como tal dato.Pero, por otro lado, los "datos" sólo plantean "anomalías" precisamente a aquellas teorías a cuyas premisas invocan y acogen (puesto que de lo contrario resultarían simplemente irrelevantes para las mismas).Cómo es esto posible es algo que los epistemólogos no alcanzan a explicar (probablemente, porque hacerlo escapa al ámbito estricto de la epistemología); pero lo cierto es que las teorías son, en determinado momento, "refutadas"; las creencias, abandonadas o puestas en cuestión; y los "poderes visionarios", despreciados como un simple engaño o ilusión.La trayectoria intelectual de la llamada Generación del '37 en Argentina resulta quizás un buen ejemplo de cómo creencias profundamente enraizadas son capaces de resistir y adecuarse ante el embate de hechos imprevistos que, en un primer momento, parecen socavar sus mismas bases; pero, también, de cómo éstas se irían problematizando y contorsionando hasta ceder a la emergencia de marcos conceptuales ya definitivamente alejados de sus premisas originales. 4 En efecto, para la Generación del '37, la afirmación de Rosas producida en torno al año 1842 pondría en cuestión un determinado marco genérico-conceptual (en este caso, el historicista romántico), entendido esto no en el sentido de un sistema de ideas dado, sino algo aún más fundamental: la serie específica de supuestos implícitos, nunca completamente articulados, que les permitía atribuir verdad o falsedad a un enunciado y que definen el

Referência(s)
Altmetric
PlumX