Compromiso con el sufrimiento, empatía y dispatía
2003; Elsevier BV; Volume: 121; Issue: 20 Linguagem: Espanhol
10.1016/s0025-7753(03)74098-6
ISSN1578-8989
Autores Tópico(s)Ethics and bioethics in healthcare
ResumoLa relacion asistencial, la que establecemos con nuestros pacientes, es la relacion mas valorada por los ciudadanos, si excluimos el nucleo familiar1. Tambien lo es para el medico2,3. El proposito de estas lineas es reflexionar sobre algunas emociones disfuncionales que surgen en la consulta diaria, con el proposito de erradicar algunos malos habitos que transmitimos de generacion en generacion de medicos. Y para ello vamos a imaginarnos a un medico, su paciente y un estudiante de medicina en el escenario cotidiano de una consulta. La paciente manifiesta muchos dolores («me duelen los brazos, las piernas, la espalda»), a lo que el medico apunta con ironia: «Y la punta de la lengua, ?no le duele tambien?». La paciente prosigue su aparatosa relacion de desperfectos, tras lo cual el medico vuelve a apostillar con una sonrisa: «Lo que mas me extrana de su caso es que se llame usted Maria, y no Dolores». La paciente protesta: «Usted no sabe lo que es encontrarse tan invalida como yo me encuentro», a lo que el medico replica: «iQue exagerada es usted!». Cuando la paciente abandona la consulta, tutor y estudiante se sonrien de manera complice. ?Que ha ocurrido en esta breve escena? El medico ha sustituido la tension de un diagnostico y de una tarea educativa por la minusvaloracion de los sintomas y un tono de burla. Con su sonrisa final viene a decirle al estudiante: «Ya ves cuanta exageracion». El estudiante, por su parte, experimenta durante el dialogo una suerte de emocion agridulce. Por un lado se divierte, por otro no entiende las quejas de la paciente, y eso le intranquiliza. Sin embargo, en su posicion de aprendiz, le toca ser amigo y confidente del tutor, y en esta posicion percibe dos cosas: a) que la estrategia adoptada por su tutor le ha permitido mantener un perfecto control de la entrevista, y b) que gracias al uso de la broma ha descargado la ansiedad que la paciente les transmitia. El uso del buen humor y la broma realizada con el paciente, no a expensas del paciente, tiene un efecto higienico y positivo sobre la relacion asistencial4. Sin embargo, la burla del paciente, a veces realizada de manera casi inaparente, senala no solo una distancia emocional con este y su sufrimiento, sino un autentico abismo. La tesis que vamos a defender es que estos matices traducen una falta de compromiso del clinico con el sufrimiento de los pacientes, con la consiguiente erosion de nuestro capital mas apreciado: la confianza del paciente. En las lineas que siguen analizaremos esta calidad dispatica de la relacion, en oposicion a la calidad empatica. Se entiende por empatia el ponerse en el lugar del otro (en este caso, del paciente que sufre) y manifestarlo («entiendo como se encuentra»). Se ha contrapuesto esta actitud a la mera frialdad (no reconocer las senales que nos envia el pa-
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