JUAN JOSÉ SAER Y EL RELATO REGRESIVO. UNA LECTURA DE CICATRICES
2000; University Library System, University of Pittsburgh; Volume: 66; Issue: 192 Linguagem: Espanhol
10.5195/reviberoamer.2000.5791
ISSN2154-4794
Autores Tópico(s)Latin American Literature Studies
ResumoSudamericana publica Cicatrices de Juan José Saer, un santafesino que vive desde hace un año en Francia: se trata de una novela que problematiza, como Rayuela seis años antes, el género novelesco, la expresión literaria, la concepción del autor y del lector.Cicatrices puede ser leída como una novela policial: las cuatro partes que la constituyen giran alrededor de un crimen (Luis Fiore, obrero y ex sindicalista mata a su mujer un primero de mayo), crimen cuyas circunstancias y modalidades precisas son narradas en las últimas páginas, después de varios acercamientos laterales a un hecho que se menciona y narra bajo formas diferentes en las tres primeras partes; esta presentación de la información, más la indagatoria judicial, reemplazan en realidad los procesos habituales de investigación sobre un acontecimiento criminal.Por otro lado, los narradores-protagonistas de las tres primeras partes cumplen funciones asociadas con el medio jurídico-policial: el joven Angel, en la primera, es periodista; en la segunda, Sergio Escalante, abogado y defensor de presos políticos, conoció a Luis Fiore en la cárcel; Ernesto López Garay, juez homosexual y depresivo, es el responsable de la indagatoria y narrador de la tercera parte.No hay, sin embargo, ninguna dinámica de enigma/revelación alrededor del crimen; el enigma se desplaza de la intriga de inspiración policíaca a los tipos de enunciación del relato.La reflexión y dramatización de y sobre la expresión literaria ocupan el lugar de la dramatización dentro de la intriga: ¿cómo rendir cuenta de un acontecimiento?¿Cómo hacerlo si además ese acontecimiento está marcado por una violencia física y por una fuerte tradición literaria?La respuesta es esa dispersión narrativa que gira en círculos concéntricos alrededor de un punto crítico: en Cicatrices leemos cuatro historias tomadas a cargo por cuatro narradores, que ponen en escena personajes y circunstancias casi totalmente independientes entre sí, y que están únicamente asociadas por el crimen y por una uniformidad espacio-temporal (la misma ciudad, la misma época).La coherencia temporal, dicho sea de paso, se define en términos de perspectiva y de acercamiento paulatino (la primera parte lleva el título "Febrero, marzo, abril, mayo, junio", la segunda "Marzo, abril, mayo", la tercera "Abril, mayo" y la cuarta "Mayo").El texto establece por lo tanto una concentración progresiva alrededor de un hecho y de un tiempo (ya que el "Mayo" final se reduce a un solo día), concentración que tiene el efecto paradójico de poner de relieve un acontecimiento, después de haber postulado, a través de la fragmentación narrativa, la imposibilidad de representar lo real y de asumir satisfactoriamente una narración (Gramuglio
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