Juan Carlos Onetti, un escritor
2010; Volume: 23; Issue: 45-46 Linguagem: Espanhol
10.1353/ntc.2010.0012
ISSN1940-9079
AutoresJulio Cesar Moncada Jaimes, Jorge Ruffinelli,
Tópico(s)Latin American Literature Analysis
ResumoJuan Carlos Onetti, un escritor Julio Jaimes and Jorge Ruffinelli Click for larger view View full resolution Juan Carlos Onetti, un escritor. Buenos Aires, 1973, 66 minutos. Director: Julio Jaimes. Guión: Jorge Ruffinelli y Julio Jaimes. Fotografía: Félix Monti. Sonido: Nerio Barberis. Montaje: Carlos Macías. Texto dicho por Sergio Renán. Jefe de producción: Ramón Pique. Voz de Sergio Renán: Este hombre se llama Juan Carlos Onetti. Es uno de los mayores escritores contemporáneos. Jorge Ruffinelli: ¿Cuándo fueron los primeros viajes suyos a Buenos Aires, los dos primeros intentos de radicación? [End Page 261] Juan Carlos Onetti: El primer intento fue en el año 30, exactamente en el mes de marzo. El 6 de septiembre de ese mismo año vino el golpe de Uriburu aunque, claro, todo esto era una consecuencia de la caída de Wall Street del 29, ¿no?, que estaba coleteando acá. Me acuerdo que una de mis primeras sorpresas —y agradable sorpresa— cuando llegué a Buenos Aires fue ver que todavía quedaban pegados carteles de elecciones que decían: "Yrigoyen, Ia gran esperanza argentina", y el primer firmante era Jorge Luis Borges. Entonces me pareció muy lindo eso. Y después, bueno, llegó el 6 de septiembre, se fue Yrigoyen a la cárcel de Martin García, y parece que el joven Borges cambió de idea y pensó que José Félix Uriburu era la gran esperanza argentina. Ruffinelli: En 1930 usted tenía 21 años. Onetti: Se supone. Ruffinelli: ¿Por qué se fue del Uruguay? Onetti: Porque no conseguía trabajo acá, simplemente. Ruffinelli: ¿Y qué consiguió en Buenos Aires? Onetti: Nada. Hice de todo. Bueno, ya había hecho de todo acá, pero, en fin… Trabajé en una gomería —como llaman en Buenos Aires a un taller de reparaciones—, y después pasé a trabajar en una empresa que fabricaba silos para las cooperativas agrarias. Las acciones, me acuerdo, tenían el aval del gobierno de Uriburu; luego aparece Justo como presidente de la República, y los avales se retiran y la empresa se funde. Y bueno, me tuve que ir. Después hice una serie de tareas de toda clase. Julio Jaimes: ¿Es por entonces que ya empezás a escribir? Onetti: ¿En ese momento?… Bueno, en realidad, cuando yo empecé a escribir fue en el año 33. Digo, desde el punto de vista de la publicación, porque escribir escribía desde siempre, para mí. Fue en el 33 cuando hubo un concurso en La Prensa, y premiaban diez cuentos con la suma entonces fabulosa de cuatrocientos pesos por cuento. Y ahí apareció mucha gente: algunos que ya estaban concluidos, otros que después desaparecieron, pero del único hombre que me acuerdo —aunque no de su nombre, tal vez tú lo sepas— es el autor de la letra del tango El zorro gris, que también mandó un cuento y ganó uno de los premios. Jaimes: ¿Cómo era el tango? ¿No te acordás? Onetti: "Cuántas noches fatidicas de vicio…" Si los jóvenes no lo saben, m'hijo, estoy listo. Jaimes: Y estás un poco listo porque no me acuerdo… No lo sé. Ruffinelli: Como no se lo mencionó, quiero concretar: uno de los diez cuentos premiados es "Ayenida de Mayo - Diagonal - Avenida de Mayo". [End Page 262] Onetti: Sí señor, sí, exactamente. Jaimes: ¿Ese cuento se publicó? Onetti: Sí, claro, se publicaron todos, publicaron los diez premiados. Jaimes: ¿Ya entonces eras un buen lector? Onetti: Sí, es un vicio de la infancia. Yo creo que en parte mi miopía responde a que yo me hacía la rabona, como se dice en Montevideo —hacerse la rata se dice en Buenos Aires— y me encerraba en el Museo Pedagógico, que tenía una iluminación pésima, y me tragué todas las obras de Julio Verne. Todo. Me acuerdo que eran unos libracos de tapas rojas. Claro, mi familia creía que yo estaba en la escuela o en el liceo, no me acuerdo, en esa época. Después largué el liceo, sí, porque no pude nunca...
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