García Lorca, el espectáculo de la inversión sexual y la reconstitución del yo
2006; Routledge; Volume: 83; Issue: 5 Linguagem: Espanhol
10.1080/14753820612331392992
ISSN1478-3428
Autores Tópico(s)Spanish Culture and Identity
ResumoClick to increase image sizeClick to decrease image size Notes 1 Entre ellos cabe mencionar los realizados por Carlos Feal Deibe, ‘El Lorca póstumo: El público y Comedia sin título’, Anales de la Literatura Española Contemporánea, 6 (1981), 43–62; Wilma Newberry, ‘Aesthetic Distance in García Lorca's El público : Pirandello and Ortega’, Hispanic Review, 37:2 (1969), 276–96 y más recientemente el de Ana María Gómez Torres, Experimentación y teoría en el teatro de Federico García Lorca (Málaga: Arguval, 1995). El estreno de la obra ha sido comentado por Paul J. Smith en The Theatre of García Lorca. Text, Performance, Psychoanalysis (Cambridge: Cambridge U. P., 1998), 105–38, y en su artículo ‘García Lorca y Lluis Pasqual’, en Federico García Lorca i ‘El público’, ed. Antonio Monegal y José María Micó (Barcelona: Univ. Pompeu Fabra, 1998), 51–59. 2 ‘Cuando [Lorca] quiere defender la legitimidad del amor homosexual escribe la “Oda a Walt Whitman” o El público ’, dice Rafael Martínez Nadal (‘El público’. Amor y muerte en la obra de Federico García Lorca [México: Joaquín Mortiz, 1970], 122). 3 Feal Deibe, ‘El Lorca póstumo’, 45. 4 El tema del travestismo ha sido estudiado, si bien desde una perspectiva distinta a la que aquí se ofrece, por José Rubia Barcia, ‘Ropaje y desnudez de El público ’, Cuadernos Hispanoamericanos, 433–34 (1986), 385–97; Carlos Feal en el ya citado artículo y Antonio Monegal, ‘Un-Masking the Masculine: Transvestism and Tragedy in García Lorca's El público ’, Modern Language Notes, 109 (1994), 204–16 (nuestra cita es de la página 204). El estudio más reciente de Beatriz Cortez mantiene por igual que el travestismo en la obra tiene como uno de sus propósitos poner ‘en evidencia la construcción cultural de las categorías de género’. Ver ‘Sadomasoquismo y travestismo en El público de Federico García Lorca; un reto al heterosexismo compulsivo’, Hispanófila, 133 (Sept. 2001), 31–42 (p. 36). 5 ‘Sobre una poesía sin pureza’, Caballo Verde para la Poesía, 1 (1935), 5. 6 Homosexual Oppression and Liberation (New York: Discuss Books, 1971), 33. 7 Ibid., 36–37. 8 Las citas de la obra de Lorca remiten a la edición príncipe de Rafael Martínez Nadal, El público y Comedia sin título (Barcelona: Seix Barral, 1978), 43. 9 El tema de la máscara ha sido motivo de un estudio comparativo que David George ha llevado a cabo desde la perspectiva de la commedia dell'arte . Según mantiene dicho autor, ‘through commedia dell'arte and mask Lorca explores such themes as projection of self, the regeneration of the theatre and the need for the theatre to deal with such sensitive and controversial issues as homosexuality’ (‘Commedia dell'arte and Mask in Lorca’, en Lorca. Poet and Playwright . Essays in Honour of J. M. Aguirre, ed. Robert Havard [Cardiff: Univ. of Wales Press, 1992], 107–32 [p. 126]). 10 David M Halperin, Saint Foucault . Towards a Gay Hagiography (Oxford: Oxford U. P., 1995), 29. 11 Como indica Edmund Gosse, escritor británico contemporáneo a Lorca, ‘the position of a young person so tormented is really that of a man buried alive and conscious, but deprived of sleep. He is doomed by his own timidity and ignorance to a repression which amounts to death’ (cit. Jeffrey Weeks, Coming Out. Homosexual Politics in Britain from the Nineteenth Century to the Present [London: Quartet, 1990], 55). Se trata de una idea parecida a la que Miguel García Posada ve implícita en el poema ‘Infancia y muerte’ de Poeta en Nueva York : ‘No Infancia y juventud sino Infancia y muerte . A aquélla sigue ésta. El adulto, en tanto que tal, está muerto’ (‘Infancia y muerte’, en Lecciones sobre Federico García Lorca, ed. Andrés Soria Olmedo [Granada: Comisión Nacional del Cincuentenario, 1986], 181–93 [p. 186]). 12 Gerald Storzer, ‘The Homosexual Paradigm in Balzac, Gide and Genet’, en Homosexualities and French Literature, ed. George Stambolian and Elaine Marks (Ithaca/London: Cornell U. P., 1979), 186–209 (p. 186). 13 María Estela Harretche opina que Elena ‘es la enemiga de la revolución teatral […] y la enemiga también del amor libre entre dos hombres’ (Federico García Lorca. Análisis de una revolución teatral [Madrid: Gredos, 2000], 66). Es esta una opinión debatible si se tiene en cuenta que el ‘amor libre entre dos hombres’ y la revolución del teatro que propone Gonzalo podrían ser la solución y no la causa de la manipulación que Elena lamenta. 14 Altman, Homosexual Oppression, 208. 15 Christopher Craft, Another Kind of Love. Male Homosexual Desire in English Discourse, 1850–1920 (Berkeley: Univ. of California Press, 1994), 77. 16 Eve Sedgwick, Epistemology of the Closet (Berkeley: Univ. of California Press, 1990), 242. 17 Judith Butler, Gender Trouble . Feminism and the Subversion of Identity (New York/London: Routledge, 1990), 51. 18 Como ha observado Guy Hocquenghem: ‘Only the phallus dispenses identity; any social use of the anus, apart from its sublimated use, creates the risk of a loss of identity’ (Homosexual Desire, trans. Daniella Dangoor [London: Allison and Busby, 1978], 87). 19 Cabe recordar que Perlimplín se cubre también con una capa roja para hacerse pasar por el deseado hombre que enloquece a Belisa: ‘[Aparece entre las ramas un HOMBRE envuelto en una amplia y lujosa capa roja. Viene herido y vacilante ]’ (Obras completas, ed. Arturo del Hoyo, 3 tomos [Madrid: Aguilar, 1988], II, 494). Las subsiguientes citas de esta edición aparecerán en el texto entre paréntesis. 20 La payasada de su conducta se hace más evidente si la comparamos con la igualmente estilizada del Payaso y Arlequín en Así que pasen cinco años cuando salen ‘sin dar la espalda sobre la punta de los pies, con paso de baile’ (II, 571–72). 21 Martin S. Weinberg and Colin J. Williams, Male Homosexuals. Their Problems and Adaptations (Oxford: Oxford U. P., 1974), 178. 22 Así lo sugieren las referencias que hace a sí mismo en el tercer Cuadro: ‘[Al Hombre 1 .] ¿No vendrás ahora conmigo, con la Guillermina de los caballos?’ (109); ‘No Guillermina. Yo no soy Guillermina, yo soy la Dominga de los negritos’ (111). 23 Sedgwick, Epistemology of the Closet, 225. 24 Jonathan Dollimore, Sexual Dissidence. Augustine to Wilde, Freud to Foucault . (Oxford: Clarendon Press, 1991), 269. 25 Según Francisco García Lorca, entre las lecturas que ocuparon el interés del grupo del Rinconcillo se incluye la novela del autor francés: ‘También privaba entonces entre nosotros la novela y el cuento ruso: Chejov […], Andreiev, Turgueniev […] y algo más tarde Proust’ (Federico y su mundo [Madrid: Alianza, 1980], 143). 26 Citado por Eric Bentley, ‘We are in History. An Interview with George Stambolian’, en Homosexualities and French Literatures, ed. George Stambolian and Elaine Marks (Ithaca: Cornell U. P., 1979), 122–40 (p. 138). 27 Conviene recordar que el título de una de las piezas inconclusas del repertorio lorquiano, La bola negra, remite a la obra de Proust. Se trata del versículo del Génesis que Proust cita en el capítulo introductorio a Sodoma y Gomorra cuando se refiere a las bolas negras con que los descendientes de Sodoma impiden la admisión de sus semejantes a los clubs a que ellos pertenecen (En busca del tiempo perdido, trad. Pedro Salinas, José María Quiroga Plá y Consuelo Berges, 4 tomos [Madrid: Alianza, 1966 y 1967], IV, 43). Además existe otra obra de paradero desconocido intitulada La destrucción de Sodoma que tiene resonancias igualmente proustianas además de bíblicas. Véanse las notas introductorias del volumen editado por Marie Laffranque donde se hace mención a ambas obras: Teatro Inconcluso. Fragmentos y proyectos inacabados (Granada: Univ. de Granada, 1987), 54–56 y 84–87. 28 Proust, En busca del tiempo perdido, IV, 26. 29 Sedgwick, Epistemology of the Closet, 242. 30 Ibid., 222–23. 31 Es lo que sugiere el aspecto que adquiere tras pasar por el biombo en el primer cuadro: ‘[aparece sin barba con la cara palidísima y un látigo en la mano. Lleva muñequeras con clavos dorado s]’ (51). La conversación que más adelante tiene con el Hombre 2 así lo corrobora: ‘Si yo tengo un esclavo’, le pregunta aquél, ‘Es porque yo soy un esclavo’, responde éste. ‘Pero esclavos los dos de modo distinto podremos romper las cadenas’, concluye el 3 (83). 32 Ricardo Llamas, Teoría torcida. Prejuicios y discursos en torno a ‘la homosexualidad’ (Madrid: Siglo XXI), 38. 33 Dollimore, Sexual Dissidence, 54. 34 Ibid., 56. 35 Así lo expuso Donald Cory, autor de The Homosexual Outlook (1953), según lo cita Weeks, en Coming Out, 163. 36 Altman, Homosexual Oppression, 62. 37 Ervin Goffman, Stigma (Englewood Cliffs, NY: Prentice Hall, 1963), 107. 38 John Marshall, ‘Pansies, Perverts and Macho Men: Changing Conceptions of Male Homosexuality’, en The Making of the Modern Homosexual, ed. Kenneth Plummer (Totowa, NJ: Barnes and Noble, 1981), 133–54 (pp. 135–36). 39 Weeks, Coming Out, 93. 40 Richard von Krafft-Ebing, Psycopathia Sexualis, trad. Franklin S. Klaf (New York: Stein and Day, 1986), 35–36. 41 Entre las publicaciones más influyentes que menciona dicho autor figuran La Revista Blanca, Iniciales y Estudios (Richard Cleminson, Anarquismo y homosexualidad [Madrid: Huerga y Fierro, 1995]). 42 Obras completas, 10 tomos (Madrid: Espasa-Calpe, 1990), VIII, 609, 612–13. 43 Gregorio Marañón, ‘El problema de la intersexualidad’, en Obras completas, I, 461, 462. 44 Lee Edelman, Homographesis. Essays in Gay Literary and Cultural Theory (New York: Routledge, 1994), 10. 45 Llamas, Teoría torcida, 205. 46 Proust, En busca del tiempo perdido, IV, 24. 47 J. E. Rivers, Proust and the Art of Love (New York: Columbia U. P., 1980), 190. En España la novela que mejor ilustra estas teorías del homosexual amujerado es la de Alfonso Hernández Catá, El ángel de Sodoma (1923), dedicada a Marañón y prologada por él mismo, quien la presenta como ‘la primera obra literaria importante que en nuestra cultura se ha construido sobre el argumento de una aberración de la sexualidad, eliminada por inmoral y monstruosa del reino del arte’. Ver ‘El problema de la intersexualidad’, en Obras completas, I, 459. El ‘efecto pernicioso’ que tuvieron el libro de Catá y las teorías médicas de su prologuista fueron severamente criticadas por un coetáneo del endocrinólogo español, el Dr Oliver Brachfeld, según se evidencia en su artículo ‘Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañón’, Revista Médica de Barcelona, 16 (1931), 548–61. 48 Catherine R. Stimpson, ‘Zero Degree Deviancy: The Lesbian Novel in English’, Critical Inquiry, 8 (1981), 363–79 (p. 367). 49 Kenneth Plummer, ‘Homosexual Categories: Some Research Problems in the Labelling Perspective of Homosexuality’, en The Making of the Modern Homosexual, ed. Kenneth Plummer (Totowa, NJ: Barnes and Noble, 1981), 53–75 (p. 75). 50 El comentario de Gwynne Edwards es particularmente revelador de la polarización homosexual que venimos observando: ‘Para Lorca, Whitman era la personificación del hombre viril, del hombre en busca de un amor puro y total, a quien no podía asimilársele con los homosexuales degenerados y corrompidos, esos maricones que envilecen los sentimientos del amor auténtico’, ver El teatro de Federico García Lorca (Madrid: Gredos 1983), 89. 51 Como ha señalado Estrella de Diego, en algunas ocasiones ‘el Primer Hombre aparece como una mujer del lado derecho y un hombre del lado izquierdo en el intento de representar la unión de los opuestos’ (El andrógino sexuado. Eternos ideales, nuevas estrategias de género [Madrid: Visor, 1992], 16). 52 ‘Where the anus is concerned it becomes still clearer that it is disgust which stamps that sexual aim as a perversion […]. [P]eople who try to account for this disgust by saying that the organ in question serves the function of excretion and comes in contact with excrement […] are not much more to the point than hysterical girls who account for their disgust at the male genital by saying that it serves to void urine’ (Sigmund Freud, The Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, trad. James Strachey, 24 tomos [London: The Hogarth Press], VII, 152). 53 Según sugiere Emmanuel Cooper, ‘la imagen de dos hombres luchando con éxito hace pensar en una sexualidad que sólo se puede expresar sin peligro en el forcejeo físico’ (Artes plásticas y homosexualidad, trad. Cristina Pagés [Barcelona: Laertes, 1990], 264–65). 54 Como ha señalado Gerosimos Santas: ‘Far from sexualizing all love, it looks as though, in making eros proper a species of generic eros, [Plato] was trying to desexualize even sexual love. The Platonic lover is not driven by sexual desire, but pulled, attracted by immortality, beauty and the good’ (Plato and Freud: Two Theories of Love [Oxford: Blackwell, 1988], 172). Sabemos gracias al testimonio de Francisco García Lorca que ‘Federico estaba todo entusiasmado con los diálogos de Platón, que leía en ediciones de la biblioteca del propio Don Fernando [de los Ríos]’ (Federico y su mundo, 99). El tema lo desarrollo más ampliamente en mi reciente estudio Un Lorca desconocido . Análisis de un teatro ‘irrepresentable ’ (Madrid: Biblioteca Nueva, 2004). 55 Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, trad. Francisco Javier Carretero (Madrid: Edimat 1999), 135. 56 Hocquenghem, Homosexual Desire, 85, 57 Ibid., 97. 58 Según ha observado Carol-Anne Tyler: ‘The emphasis on masculinity in gay macho [culture] […] might be a defense against the feminization our culture has persistently linked to homosexuality’ (‘Boys Will Be Girls: The Politics of Gay Drag’, en Inside Out. Lesbian Theories, Gay Theories, ed. Diana Fuss [New York: Routledge, 1991], 32–70 [p. 37]). Es un hecho conocido que Lorca no era ningún paradigma de virilidad. Según admitió Francisco Roca a su entrevistador Agustín Penón, ‘Federico era un muchacho extraño, marcadamente afeminado. Los otros chicos le tomaban el pelo porque era de un pueblo llamado Asquerosa. “¡Federico viene de Asqueroooooosa!” decían, dando al nombre del pueblo una entonación ridícula y afeminada. Federico sufrió mucho a causa de ello, pero nunca respondió con la demostración contundente de virilidad que habría sido la única solución al problema’ (Agustín Penón, Diario de una búsqueda lorquiana [1955–56], ed. Ian Gibson [Barcelona: Plaza y Janes, 1990], 101–02). 59 Leo Bersani, The Future of Astyanax. Character and Desire in Literature (Boston: Little Brown, 1976), 6. 60 Penón, Diario, 112. Es conocida la amistad que entabló con otros poetas homosexuales coetáneos suyos como fueron por ejemplo el argentino Ricardo Molinari, el mexicano Salvador Novo y el norteamericano Hart Crane a quienes conoció en Buenos Aires y Nueva York, respectivamente. El dibujo que Novo pide a Lorca y que querría que fuera sobre ‘algo así como un marinero, o una verga marina’, es indicativo, en parte porque se trata de un término, el de la verga, que en México se usa para aludir al miembro viril masculino. Lorca, que al parecer captó los deseos de su amigo mexicano, le dedicó un dibujo donde aparece el torso erecto y fálicamente alargado de un joven marinero que atraviesa el orificio de una superficie sobre la que figuran las palabras AMOR NOVO. Ver James Valender, ‘Cartas de Salvador Novo a Federico García Lorca’, Cuadernos Hispanoamericanos, 548 (1996), 7–20 (p. 10). 61 Luis Cernuda, ‘A un poeta muerto (F.G.L.)’, en Obra completa, ed. Derek Harris y Luis Maristany, 3 tomos (Madrid: Siruela, 1994), I, 256–57. 62 Luis Cernuda, ‘Federico García Lorca’, en Obra completa, II, 211–12. Fueron incoherencias de este tipo las que causaron la indignación de André Gide al ver las distorsiones de la homosexualidad que recogen las páginas de En busca . Según dejó constatado en su diario en diciembre de 1921: ‘He leído las últimas páginas de Proust con indignación. Sabiendo lo que piensa y cómo es, sólo puedo ver en eso un fingimiento, un deseo de protegerse, un disfraz sumamente hábil, desde luego, pues a nadie puede convenir denunciarlo. Hay más: este atentado a la verdad agradará tal vez a todos: a los heterosexuales, cuyas prevenciones justifica y cuyas repugnancias halaga; y a los otros, que se aprovecharán de la coartada y de su poco parecido con los que Proust describe’ (Diario [1889–1949], trad. Miguel de Amilibia [Buenos Aires: Losada, 1963], 616). 63 Gwynne Edwards, El teatro de Federico García Lorca, 89. Cabría añadir a esta lista de conductas no convencionales la atracción incestuosa que existe entre los protagonistas de ‘Thamar y Amnon’, cuya sensualidad es descrita de una manera deslumbrante. 64 Sedgwick, Epistemology of the Closet, 68. 65 La única vez que aparece la palabra ‘homosexual’ en el epistolario del poeta es cuando Lorca escribe a su amigo Rafael Martínez Nadal notificándole que ha escrito un drama ‘francamente homosexual’. Sin embargo, cuando habla de los homosexuales lo hace para ridiculizarlos, como vemos en la carta que escribe a Dalí en 1930 comentándole que hará una exposición en Nueva York, ‘pues ya tengo galería y una enorme cantidad de amigos idiotas, de millonarios maricones’ (Epistolario completo [Madrid: Cátedra, 1997], 690 y 693). 66 Halperin, Saint Foucault, 133. 67 C. A. Tripp, The Homosexual Matrix (New York: McGraw Hill, 1975), 211. 68 André Belamich, ‘Claves para El público ’, en Federico García Lorca. Saggi critici nel cinquantenario della morte, ed. Gabriele Morelli (Fasano: Scema Editore, 1988), 109. 69 ‘An interview with Michel Foucault’, en Michel Foucault, Death and the Labyrinth: The World of Raymond Roussel, trad. Charles Ruas (London: Athlone Press, 1986), 171–88 (p. 182). 70 Citado por Luis Rius, León Felipe. Poeta de barro (México: Colección Málaga, 1968), 161. Son sentimientos que Lorca reitera en más de una ocasión, ratificando con estos testimonios la magnitud del complejo. Según J. B. Trend, a Lorca se le oyó admitir en cierta conversación: ‘Lo hago para que la gente me quiera; nada más que para que me quieran las gentes he hecho mi teatro y mis versos’ (cit. en Eutimio Martín, Federico García Lorca, heterodoxo y mártir. Análisis y proyección de la obra juvenil inédita [Madrid: Siglo XXI, 1986], 27). En una entrevista que concedió para hablar sobre el ‘advenimiento de un teatro revolucionario popular’, Lorca vuelve a incidir en esta necesidad de supeditar la escritura al reconocimiento ajeno: ‘Aspiro a enseñar al pueblo y a influir en él. Tengo ansia porque me quieran las grandes masas’ (Ricardo G. Luengo, El Mercantil Valenciano, 15 de noviembre, 1935], reproducida por Ian Gibson bajo el título ‘Una entrevista olvidada con García Lorca sobre su teatro’, El País, 4 de marzo 1987, p. 28). 71 La respuesta de Gide al ser inquirido del por qué de su candidez al hablar tan abiertamente de su homosexualidad en Si le grain ne meurt (1920) es de interés por lo que revela de la reticencia que notamos en Lorca: ‘I wrote this book–dijo–because I had rather be hated than be loved for what I am not’ (citado por Dollimore, Sexual Dissidence, 40).
Referência(s)