CUERPOS ESCRITOS, TEXTOS VESTIDOS: MODA Y GÉNERO EN EL FIN DE SIGLO ESPAÑOL
2011; Routledge; Volume: 12; Issue: 2 Linguagem: Espanhol
10.1080/14636204.2011.591240
ISSN1469-9818
Autores Tópico(s)Historical Art and Culture Studies
ResumoClick to increase image sizeClick to decrease image size Notes 1. La metáfora de Roberts (557–61) sobre la mujer victoriana como un pájaro enjaulado en el vestido se ha convertido en un tópico crítico rebatido recientemente en los trabajos de Enwistle, Wilson, Kunzle o Steele, que ponen en duda el invalidismo de facto de la mujer decimonónica y discuten que la moda sea únicamente una tecnología de opresión. 2. No se trata ni mucho menos de la única reacción crítica de Emilia Pardo Bazán frente al cientifismo de Nordau y Lombroso. Como apunta Bieder, la protagonista de la novela pardobazaniana Dulce dueño (1911), Lina Mascareñas, reacciona con repugnancia ante una serie de láminas de anatomía al interiorizar, no sólo el discurso científico, sino sobre todo la posición que la mujer ocupa en ese discurso (14). Se trata de una estrategia totalmente distinta a la que plantea en estos artículos, pero que evidencia, desde otro ángulo, la subversión de muchos textos de la autora. 3. Los historiadores del traje señalan el final de siglo como el inicio del período de la Belle Epoque, caracterizada por un cambio en la silueta femenina provocado por la caída en desuso del polisón, el ahuecamiento de las mangas, la reducción de la falda y el cambio de elementos decorativos, entre otros aspectos (Blanco 440–67; Breward 145–78; Pasalodos 110–12). 4. Pardo Bazán formuló opiniones similares sobre la moda en otros artículos: unos años más tarde en La Ilustración Artística afirmará que “debiera establecerse un sindicato de señoras elegantes […] para rechazar toda innovación contraria a la comodidad” (La mujer española 292). Asimismo y en contraste con el rechazo a los bloomers, la autora aumentará sus simpatías hacia la polémica falda pantalón, hasta señalar en 1911 que “[s]obra advertir, porque todos lo han reconocido, que es muy honesta, que no descubre ni señala las formas y que presta suma comodidad para la marcha” (“La vida contemporánea” 190). Se trata de un artículo en el que critica precisamente la reacción social ante la irrupción en las calles de Madrid de las modelos vivas que anunciaban dicha prenda, y en cuya defensa emplea argumentos similares a los expuestos aquí respecto al traje de sastre. 5. Tal y como señala el mismo estudio (Kirkpatrick 183–93), los manuales redactados por Carmen de Burgos participan de las preocupaciones modernistas sobre el sujeto estético, con títulos tan sugerentes como El arte de ser mujer (Belleza y perfección) (1916), Arte de la elegancia (1918), El arte de seducir (Tesoro de belleza) (1916) o Arte de saber vivir (1909), basándose en la idea de que “todas las mujeres son sujetos estéticos, no a pesar de, sino en virtud de su identidad femenina” (Kirkpatrick 183). 6. Ausencia que el estudio de Broto Salanova intenta paliar, junto con las aportaciones de Calvo Carilla, José Carlos Mainer y Ara Torralba, que suman el escaso conjunto de estudios críticos publicados sobre Llanas Aguilaniedo. Para un análisis concreto de Alma contemporánea, además de los estudios citados, remito a la introducción de Calvo Carilla en su edición del texto y al trabajo de investigación inédito de Pau Pitarch. 7. Véase nota 3. 8. La escasa producción literaria de Llanas Aguilaniedo comprende, además de Alma contemporánea y varios artículos dispersados en la prensa de la época, tres novelas de corte decadentista: Del jardín del amor (1902), Navegar pintoresco (1904) y Pityusa, (1908), además de un estudio criminológico escrito en colaboración con Bernaldo del Quirós titulado La mala vida en Madrid (1901). 9. Para un análisis en profundidad sobre la criminología finisecular y manuales como el de Llanas y Bernaldo del Quirós remito al monográfico “La mala vida” de esta misma publicación (10.4), especialmente al artículo de Cleminson y Fuentes Peris y al de Ricardo Campos. Para una panorámica más focalizada en la figura de la lesbiana véanse los estudios de Beatriz Jimeno La construcción de la lesbiana perversa en el que analiza la vigencia en los medios de comunicación contemporáneos de los vínculos decimonónicos entre enfermedad, monstruosidad y lesbianismo, así como el trabajo de carácter más general Historia y análisis político del lesbianismo de la misma autora. 10. Es inevitable señalar el paralelismo de María de los Ángeles en esta escena con la Lina Mascareñas de Dulce dueño (1911), la última novela de Emilia Pardo Bazán. En ella, Lina se ofrece fiestas a sí misma en las que usa la moda de un modo mucho más radical que la protagonista de Llanas: “Todas las noches, a solas, encerrada en mis habitaciones, me doy una fiesta a mí misma. Me despojo de los crespones, visto trajes exquisitos, de color, y me prendo joyas. […] las perlas salen húmedas de su gruta marina, y algún grueso solitario, pendiente de sutil cadenilla invisible, esmaltada del color de la piel, cuelga lo justo para iluminar como un faro el nacimiento del seno” (127). De este modo, el análisis que Kirkpatrick realiza de Lina puede trasladarse a María de los Ángeles, ya que la heroína pardobazaniana “es al mismo tiempo una dandy y una mujer, ocupando tanto la posición masculina de sujeto artístico como la posición femenina de objeto y signo” (116). De todas formas, el proyecto de Lina parece ser más extremo que el de María de los Ángeles, ya que no sólo emplea la moda como una tecnología subversiva, sino que en última instancia desfigurará por completo su rostro a través de varios actos de autoagresión. Para una comparación entre ambos personajes remito al trabajo de Isabel Clúa. 11. Tal y como ha demostrado Dijkstra, el redescubrimiento de la sexualidad femenina en el último tercio del XIX por parte de sexólogos como Havelock Ellis y Kraft-Ebbing supone la plasmación en diversas artes de las ansiedades masculinas al respecto, así como la consagración de la lesbiana como una de las figuras favoritas del modernismo. No se libra de ello España, donde prolíficos divulgadores de la sexología como Amancio Peratoner, Vicent Suárez Casañ o en menor medida el propio Llanas analizaran el lesbianismo en manuales que combinaban ciencia, erotismo, moral y crimen, y que dividían la patología del amor invertido entre mujeres en dos clases: la pareja en la que una mujer masculinizada ejercía de hombre o la relación reflexiva constituida en una variante de la masturbación, que asumía a las mujeres como seres indiferenciados. En este sentido, Raquel Platero destaca “el interés por las llamas ‘sexualidades periféricas’” (21) que tiene lugar en el fin de siglo y en el que la medicina y la psiquiatría “construyen [a las lesbianas] como desviadas sociales, enfermas y delincuentes” (21). 12. Este trabajo se ha podido desarrollar gracias a una beca predoctoral FI del AGAUR y se enmarca en el proyecto del MICIN Corpografías de la identidad. Estudio cultural del cuerpo como lugar de representación genérico-sexual y étnica del sujeto (FFI2009-09026), en el grupo de investigación Cuerpo y Textualidad (SGR2009-651) y en la investigación financiada por el IEA El alma de la modernidad: lecturas y lectores de José Ma Llanas Aguilaniedo.
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