Sustitución percutánea de válvula aórtica. Un enfoque multidisciplinario, la clave del éxito
2012; Elsevier BV; Volume: 65; Linguagem: Espanhol
10.1016/j.recesp.2012.07.008
ISSN1579-2242
Autores Tópico(s)Aortic Disease and Treatment Approaches
ResumoRecientemente se ha ofrecido el tratamiento de implantación percutánea de la válvula aórtica a pacientes seleccionados, y los resultados han sido buenos. En Europa, por ejemplo, la implantación percutánea de la válvula aórtica constituye una alternativa basada en la evidencia y claramente establecida frente a la sustitución de la válvula aórtica mediante cirugía abierta, en pacientes con estenosis aórtica en los que la cirugía cardiaca convencional comportaría un riesgo elevado. Los estudios realizados en Estados Unidos han puesto de manifiesto que, en pacientes con estenosis órtica grave que no son candidatos a cirugía, la implantación percutánea de la válvula aórtica Edwards-SAPIEN ha tenido una mortalidad significativamente inferior a la del tratamiento estándar. Sin embargo, la implantación percutánea de la válvula aórtica se asoció a una incidencia superior de ictus y complicaciones vasculares mayores, aunque sin alcanzar una diferencia significativa, en comparación con la sustitución valvular aórtica estándar. Además, al considerar conjuntamente los ictus y los accidentes isquémicos transitorios, se observó una ventaja significativa favorable a la cirugía, tanto a los 30 días como a 1 año (p = 0,04). Parece claro que una selección óptima de los pacientes es crucial para el éxito de la implantación percutánea de la válvula aórtica. Además, se ha demostrado que la adopción de un enfoque multidisciplinario mejora los resultados obtenidos en intervenciones complejas como estas. Para asegurar un resultado satisfactorio de la implantación percutánea de la válvula aórtica, debe darse la colaboración de un equipo multidisciplinario de tratamiento de las valvulopatías cardiacas en todas las fases del programa: durante el examen de selección inicial, durante y después de la intervención y durante todo el periodo de seguimiento. Concretamente, los pacientes deben ser examinados con vistas a la inclusión en un programa de implantación percutánea de la válvula aórtica por un miembro del equipo multidisciplinario, y no por un especialista externo concreto. Además, la selección de los candidatos al tratamiento debe comportar una consulta entre las diferentes disciplinas (es decir, entre cardiólogos, cirujanos, especialistas en diagnóstico por la imagen, anestesiólogos, neumólogos y otros especialistas en caso necesario). Recently transcatheter aortic valve implantation (TAVI) has been offered to selected patients and results have been good. In Europe, for example, TAVI is an established, evidence-based, alternative to open aortic valve replacement for patients with aortic stenosis in whom conventional cardiac surgery would pose a high risk. Studies in the United States demonstrated that, in patients with severe aortic stenosis who are not candidates for surgery, TAVI using the Edwards SAPIEN valve resulted in significantly lower mortality than standard treatment. However, TAVI was associated with a nonsignificantly higher incidence of stroke and major vascular complications compared to standard aortic valve replacement. Moreover, when strokes and transient ischemic attacks were considered together, there was a significant benefit in favor of surgery at both 30 days and 1 year (P = .04). Clearly, optimal patient selection is critical for the success of TAVI. In addition, it has been shown that the adoption of a multidisciplinary approach improves outcomes in complex procedures like these. To ensure successful outcomes with TAVI, a multidisciplinary heart valve team must collaborate at all stages of the program: during screening, during and after the procedure, and throughout follow-up. In particular, patients should be screened for inclusion in a TAVI program by a member of the multidisciplinary team, and not by an external individual specialist. Moreover, the selection of candidates for treatment should involve consultation between the different disciplines (i.e. between cardiologists, surgeons, imaging specialists, anesthesiologists, pulmonologist, and other specialists, if necessary).
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