Artigo Acesso aberto Revisado por pares

HISTORIA DE LAS PRÁCTICAS, DISCURSOS Y REPRESENTACIONES FAMILIARES. EL ESPECTÁCULO DEL DISENSO EN LA CIUDAD SECULAR

2004; University Library System, University of Pittsburgh; Volume: 70; Issue: 206 Linguagem: Espanhol

10.5195/reviberoamer.2004.5582

ISSN

2154-4794

Autores

Ricardo Cicerchia,

Tópico(s)

Historical Art and Architecture Studies

Resumo

El escenario es conocido.Las utopías conquistadoras le habían diseñado un lugar de privilegio.En la sociedad colonial hispanoamericana, la familia sería considerada la columna vertebral de todo el armazón social, y un elemento vital en la dinámica de las redes sociales hegemónicas.Resueltas las guerras civiles, la divulgación y promoción del sacramento matrimonial y de un modelo familiar jerárquico fueron algunas de las principales preocupaciones del Estado y de la Iglesia.Al tiempo que el primero ofrecía una base legal para la organización y reproducción familiares, la Iglesia vigilaba y controlaba los aspectos morales y culturales de tales alianzas penetrando en su misma intimidad.Los tribunales eclesiásticos fueron, hasta avanzado del siglo XVIII, poder absoluto y exclusivo en tales asuntos (Cicerchia, Formas familiares).Durante los dos primeros siglos de existencia de la sociedad colonial, el honor era un valor supremo para la consideración social.El honor familiar reposaba en la nobleza de sangre, en la virtud sexual de la mujer y en el poder económico del varón como sostenes moral y material de la familia.Así se construía el estatus social.La honorabilidad implicaba castidad premarital y fidelidad conyugal en las mujeres como piedra angular de la moral familiar.La deshonra masculina se asociaba a la pobreza.Los hijos debían ser el fruto de esa unión consagrada por la ortodoxia trentina (Johnson y Lipsett-Rivera; Seed).Sin embargo, la existencia de prácticas sociales que no seguían estas convenciones es la evidencia de cierta coexistencia de diferentes imaginarios familiares, de los matices que la fábrica social imponía a los postulados de la Iglesia católica sobre la sociedad matrimonial y del creciente papel del Estado en el proceso de secularización de la vida social.Los cánones religiosos se remiten a una larga historia.Durante el medioevo tardío la Iglesia católica decidió emprender una profunda reforma para purificar la sociedad entera.La familia, fundación de este reordenamiento, adquirió entonces una forma muy precisa.Su naturaleza y estructura nacía de la unión solemne, oficial, regulada e indisoluble: el legitimun matrimoniun (Cicerchia, "La Vida Maridable").La moral matrimonial predicada se ajustaba a tres preceptos: monogamia, exogamia y represión del placer.Esa "vuelta al orden" se organizó a través de un pacto conyugal concretado en una ritualidad (civil y profana), que culminaba el "trámite matrimonial".Así, el vínculo quedaba establecido según las "leyes del mundo" en una asociación en la

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