José Pedro Barrán (1934–2009)
2010; Duke University Press; Volume: 90; Issue: 4 Linguagem: Espanhol
10.1215/00182168-2010-046
ISSN1527-1900
AutoresAna Lucía Frega, Ana María Rodríguez Ayçaguer,
Tópico(s)Indigenous Cultures and History
ResumoEl 11 de setiembre de 2009 falleció el historiador uruguayo José Pedro Barrán, querido y reconocido dentro y fuera de su país por sus contribuciones notables al progreso de los estudios históricos y la cultura nacional, su permanente vocación docente y su inquebrantable compromiso por la consolidación de una nación democrática en sentido pleno. En reconocimiento a su trayectoria, la Universidad de la República lo distinguió con el título de Doctor Honoris Causa en el año 2007.José Pedro Barrán nació en Fray Bentos, departamento de Río Negro, en 1934. Su vocación por los estudios históricos se definió desde muy temprano, realizando el profesorado de Historia en el recientemente fundado Instituto de Profesores “Artigas” de donde egresó en 1959.Desde sus inicios como historiador se aprecia la fuerte influencia de dos tendencias muy diferentes. Por un lado, la labor historiográfica de Juan E. Pivel Devoto, a quien Barrán siempre reconoció como su maestro por haberle enseñado, como él decía, que la investigación debía hacerse con rigor, con dedicación y con amor. Por otro, la historiografía francesa de la Escuela de los Annales, con mayor énfasis en las estructuras sociales y económicas y su evolución hacia la historia de las mentalidades. De ambas influencias la obra de Barrán expresa una síntesis original y renovadora. Asimismo, en aquellos años críticos de la década de 1960, se aprecia también su compromiso social como historiador, participando del grupo “Historia y Presente”.Desarrolló en conjunto con Benjamín Nahum una fructífera colaboración académica, iniciada en 1964 con la publicación de Bases económicas de la revolución artiguista, y continuada a partir de 1967 con Historia rural del Uruguay moderno, obra monumental en siete tomos que cubre el período 1850 – 1914. Basada en una portentosa labor de investigación, constituye no solo un aporte fundamental al análisis de las transformaciones económicas experimentadas por el agro uruguayo durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, sino que incursiona con brillo en la historia social y en la historia política, constituyendo hasta el día de hoy una fuente y referente obligado para nuevos trabajos sobre la materia. En 1979 apareció El Uruguay del Novecientos, el primero de los ocho tomos de una nueva y fundamental colección, también elaborada en colaboración con Benjamín Nahum, titulada Batlle, los estancieros y el Imperio Británico. En dicha obra-cuyo último volumen se publicó en 1987-los autores ofrecen un pormenorizado análisis del surgimiento de batllismo y de sus relaciones con los restantes actores políticos y económico-sociales, hasta su derrota en las elecciones de julio de 1916. Podría decirse que la obra es un análisis del reformismo impulsado por José Batlle y Ordóñez y de sus “frenos” (económicos, políticos, “imperiales”). La obra es también una revisión enriquecedora de los fundamentos político-ideológicos del crecimiento del papel del Estado, clave para entender el siglo XX uruguayo; un gran friso sobre el Uruguay del Novecientos, su demografía, sus clases sociales; así como una nueva mirada sobre los orígenes de la democracia política uruguaya, preocupación en sintonía con el proceso de revalorización de la democracia política que se procesó en el Uruguay como resultado de la ruptura institucional y la durísima experiencia de la dictadura cívico-militar (1973 – 1985).En 1978 su carrera docente se vio interrumpida por la represión dictatorial que lo destituyó de su cargo, prohibiéndole ejercer la docencia tanto a nivel público como en los institutos privados. A pesar de ello, Barrán siguió dando clases en su casa, fundamentalmente a profesores que buscaban revertir el oscurantismo que se pretendía imponer. También siguió investigando con el apoyo de centros académicos y fundaciones extranjeras.En 1985, tras el retorno de las autoridades democráticas, fue designado profesor titular y director del Departamento de Historia del Uruguay en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República, cargo que desempeñó durante dos décadas. Enseñó a muchas generaciones de estudiantes con rigor académico y calidad humana, contribuyendo decisivamente a consolidar un espíritu de trabajo riguroso en el marco de la más irrestricta libertad de cátedra.En ese periodo inició una nueva línea de investigación sobre “Historia de las mentalidades dominantes en el Uruguay entre 1800 y 1930.” Fruto de dicho trabajo fueron los dos tomos de la Historia de la sensibilidad en el Uruguay: La cultura bárbara, 1800 – 1860, aparecido en 1989 y El disciplinamiento, 1860 – 1920, publicado al año siguiente. Esta obra le otorgó el reconocimiento del gran público y contribuyó a estrechar lazos académicos con profesionales de otras disciplinas y a diversificar las preguntas, las miradas y las formas de abordar el estudio de las transformaciones en los sentimientos, conductas y valores de los habitantes del país. A continuación, entre 1992 y 1995 publicó los tres tomos de Medicina y sociedad en el Uruguay del Novecientos. En este camino de abrir nuevas temáticas al trabajo historiográfico y a los enfoques multidisciplinarios se ubica una obra colectiva, cuya dirección compartió con Gerardo Caetano y Teresa Porzecanski, Historias de la vida privada en el Uruguay, de la cual aparecieron tres tomos entre 1996 y 1998. Su prolífica obra incluye también La espiritualización de la riqueza: Catolicismo y economía en Uruguay, 1730 – 1900, publicado en 1998, Amor y transgresión en Montevideo, 1919 – 1931, aparecido en 2001 y Los conservadores uruguayos (1870 – 1933), editado en 2004. En 2008, luchando con una prolongada enfermedad, publicó su última obra, Intimidad, divorcio y nueva moral en el Uruguay del Novecientos.Entre 2005 y 2006 fue vicepresidente del Consejo Directivo Central de la Educación Pública, donde accionó decididamente para que el sistema educativo uruguayo se abocara a la enseñanza de la historia reciente. Asimismo, por decisión de la Presidencia de la República, tuvo a su cargo la supervisión académica de la investigación histórica sobre detenidos desaparecidos, tarea que asumió con sentido del deber y compromiso con la defensa de los derechos humanos.En agosto de 2009, el Ministerio de Educación y Cultura le confirió el Gran Premio Nacional a la Labor Intelectual, apenas un mes antes de su desaparición física. En la ceremonia, Barrán, apasionado de la ópera alemana, recordó una escena que compendiaba para él lo que la historia tiene de pasión. El personaje interrogaba por qué no podía ser lo que nunca había sido. “Eso es la historia”, señaló Barrán, agregando: “¿Por qué no puede ser lo que nunca pasó? ¿Por qué no puede pasar? Ese es el origen de la historia, el cambio, la novedad absoluta. ¿Por qué no pueden, en algún momento, sin que la sociedad los estigmatice, amarse dos mujeres, amarse dos hombres, o pensar en la sociedad sin clases? Son sueños . . . Pero sueños que a veces la realidad se acerca a ellos. Y si no los soñamos, nunca lo que no fue va a ser.”Barrán fue un maestro. Maestro en el oficio de hacer historia y en el de enseñar. Maestro en el rigor con que asumió las responsabilidades de su vida pública y privada. Maestro de coraje, luchando hasta el final para convertir su sabiduría y sus vivencias más profundas en un nuevo y consagratorio aporte a la disciplina que ayudó a renovar.
Referência(s)