Artigo Revisado por pares

‘Esa bestia omnívora que es el yo’: el uso de la autoficción en la obra narrativa de Javier Cercas

2009; Routledge; Volume: 86; Issue: 1 Linguagem: Espanhol

10.1080/14753820802696782

ISSN

1478-3428

Autores

Teresa Gómez Trueba,

Tópico(s)

Spanish Literature and Culture Studies

Resumo

Click to increase image sizeClick to decrease image size Notes 1Antonio Tabucchi, ‘Carta a un amigo’, en Autobiografías ajenas (Barcelona: Anagrama, 2006), 13. 2Philippe Lejeune, Le Pacte autobiographique (Paris: Seuil, 1975). 3Manuel Alberca, ‘El pacto ambiguo’, Boletín de la Unidad de Estudios Biográficos, 1 (1996), 9–19 (reproducido en: ). 4Alicia Molero de la Iglesia, La autoficción en España: Jorge Semprún, Carlos Barral, Luis Goytisolo, Enriqueta Antolín y Antonio Muñoz Molina (Bern: Peter Lang, 2000). 5Alberca, ‘El pacto ambiguo’, 7. 6Javier Cercas, La verdad de Agamenón (Barcelona: Tusquets, 2006), 97. 7Véase Alberca, ‘El pacto ambiguo’, 5. 8Serge Boubrovsky, Fils (Paris: Gallilée, 1977). 9Véase Jaques Lecarme, ‘Autofiction: un mauvais genre?’, en Autofictions & Cie (Nanterre: Univ. de Paris X, 1992), 227–49. 10Alberca cita como antecedentes de la acusada tendencia actual en España a la autoficción la obra literaria de M. Azaña, El jardín de los frailes, algunas novelas de Sender, singularmente Crónica del alba, la trilogía de A. Barea, la novela Las Delicias, de Corpus Barga, la trilogía de Azorín sobre su personaje Antonio Azorín o las novelas de Unamuno Niebla o Cómo se hace una novela (‘El pacto ambiguo’, 17). Por su parte, Molero de la Iglesia estudia con gran detenimiento el uso que hacen de esta modalidad narrativa, los escritores Jorge Semprún, Carlos Barral, Luis Goytisolo, Enriqueta Antolín y Antonio Muñoz Molina (La autoficción en España). Evidentemente, son más las novelas que podríamos incorporar a esta lista; por poner tan solo un ejemplo, piénsese en una novela como El cuarto de atrás (1978) de Carmen Martín Gaite. 11La obra de Javier Cercas está constituida por el relato El móvil (Barcelona: Sirmio, 1987; reed. en Barcelona: Tusquets, 2003) y las novelas El inquilino (Barcelona: Sirmio, 1989; reed. en Barcelona: El Acantilado, 2002), El vientre de la ballena (Barcelona: Tusquets, 1997; reed. en Barcelona: Quinteto, 2003), Soldados de Salamina (Barcelona: Tusquets, 2001) y La velocidad de la luz (Barcelona: Tusquets, 2005), así como por los libros misceláneos Una buena temporada (Mérida: Editorial de Extremadura, 1998), Relatos reales (Barcelona: El Acantilado, 2000) y La verdad de Agamenón (Barcelona: Tusquets, 2006). De cualquier manera, la distinción entre unos y otros no resulta en su caso demasiado pertinente, si tenemos en cuenta que precisamente la obra de Cercas se sustenta en un premeditado cuestionamiento de fronteras genéricas. Es más, los comentarios que aparecen en la contraportada de los dos últimos libros citados pretenden orientar la lectura hacia la ficción. 12Francisco Rico, ‘Epílogo’ a Javier Cercas, El móvil (Barcelona: Tusquets, 2003), 101–02. 13Amalia Pulgarín, Metaficción historiográfica: la novela histórica en la narrativa hispánica posmodernista (Madrid: Fundamentos, 1995). 14‘He escrito La velocidad de la luz para tratar de conservar la capacidad de seguir funcionando’, confiesa el autor en ‘Escribir con un viento salvaje’ (recogido en La verdad, 89). Se reflexiona también acerca del éxito alcanzado por Soldados de Salamina en ‘La banda de los cinco’ (La verdad, 60–61). 15Arcadi Espada, Diarios (Madrid: Espasa-Calpe, 2005). 16Gregorio Morán, ‘Soldadito de plomo en Salamina’, La Vanguardia, 29 de marzo de 2003, p. 32. 17Alberca, ‘El pacto ambiguo’, 16. 18Impresión que queda refrendada cuando comprobamos que esa idea es expuesta por Javier Cercas en otros textos, supuestamente no ficticios. Por ejemplo, en el titulado ‘Escribir con un viento salvaje’, se dice de La velocidad de la luz: ‘La novela es autobiográfica. Vargas Llosa sostiene que escribir una novela equivale a hacer un estriptease al revés […] la señorita o (el caballero) empiezan su actuación desnudos, y lentamente se ponen la ropa interior y la ropa exterior, y al final de su actuación resultan irreconocibles, ocultos […]. El novelista opera de la misma forma: parte de la propia experiencia en bruto, de la experiencia personal al desnudo, y, mediante la manipulación de esos datos primarios con las técnicas del novelista—la organización de una estructura, la construcción de un narrador, un tiempo, un espacio, unos personajes—, acaba enmascarando, hasta volverla irreconocible incluso para sí mismo, la realidad experiencial de la que había partido’ (artículo recogido en La verdad, 81–82). 19José Ángel García Landa, Acción, relato y discurso. Estructura de la ficción narrativa (Salamanca: Univ. de Salamanca, 1998), 395 y ss. 20Roland Barthes, ‘La muerte del autor’ (1968), en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, trad. C. Fernández Medrano (Barcelona: Paidós, 1987), 65–71. 21Michel Foucault, ‘¿Qué es un autor?’, en Entre filosofía y literatura, trad. Miguel Morey, Obras Esenciales 1 (Barcelona: Paidós, 1999), 329–60. 22Véase Molero de la Iglesia, La autoficción en España, 17–26. 23Molero de la Iglesia, La autoficción en España, 22. 24Molero de la Iglesia, La autoficción en España, 28. 25Palabras muy similares podemos leer en un texto de Enrique Vila-Matas, autor al que arriba comparaba con Cercas: ‘recordé que en mi juventud yo deseaba ser muchas personas y ser de muchos lugares al mismo tiempo, pues ser sólo una persona me parecía muy poco. Al doblar otra esquina y azotarme con más fuerza que nunca el viento, constaté algo que hacía ya tiempo que sospechaba. Somos demasiado parecidos a nosotros mismos, y el riesgo estriba en que acabemos pareciéndonos demasiado. A medida que uno vive, progresivamente, se afianza el mismo maniático, el mismo nimio personaje. Doblé otra esquina y desde entonces aún no me he despertado de esa pesadilla de despertar de una pesadilla y ver que sigo en el circo de Oklahoma, y no hay salida’ (Recuerdos inventados [Barcelona: Anagrama, 1994], 186). También en su última novela alguno de los personajes hace afirmaciones muy semejantes a las contenidas en los textos de Cercas: ‘a mí me parece que, en la historia de la desaparición del sujeto moderno, la pasión por desaparecer es al mismo tiempo un intento de afirmación del yo’ (Doctor Pasavento [Barcelona: Anagrama, 2005], 194). 26Véanse las interesantes opiniones vertidas por Cercas acerca del compromiso del intelectual y la literatura en el prólogo de La verdad de Agamenón, 13–23.

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