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Exilia, de Cecilia Pego, el canon literario y el ethos social

2014; University of North Carolina Press; Volume: 54; Issue: S Linguagem: Espanhol

10.1353/rmc.2014.0051

2165-7599

Maricruz Castro Ricalde,

Youth Culture and Social Dynamics

Exilia, de Cecilia Pego, el canon literario y el ethos social Maricruz Castro Ricalde Me gustaría pensar que el lector está adquiriendo herramientas para poder leer bien estos libros extraños que se están publicando y que son extraños nada más porque no se parecen a la novela tradicional. Cristina Rivera Garza Recuerdo haber seguido la tira de “Terrora y Taboo” que Cecilia Pego (Ciudad de México, 1967) publicaba en el suplemento Histerietas coordinado por Magú, en el periódico mexicano La Jornada. Desde 1994, la sofisticada Terrora empezó a sembrar el caos por pedido, en cualquier parte del planeta. Su inseparable Taboo es un híbrido – una suerte de gato y piraña – que atestigua cómo su ama, al mismo tiempo que urde grandes desastres internacionales, se involucra con destructivos amantes sociópatas. Tal enfoque se apartaba de la caricatura política convencional: en sus tiras no se mencionaba a ningún personaje de la realidad nacional, tampoco se aludía a tópicos del momento. Esto significó un giro en relación con el trabajo inmediato anterior de esta artista mexicana, nacida en la Ciudad de México a fines de la década de los sesenta: “Sardonia y Chamuco,” el cual apareció en el Diario de Juárez y el Diario de Chihuahua, entre 1990 y 1997 (Navarrete). Sus colaboraciones transparentaban la experiencia de la joven que se había movido de la capital al norte del país, en un periodo en el que los feminicidios en Juárez comenzaban a alertar sobre las múltiples caras de la violencia, la coyuntural y la emanada de una añeja estructura social. Sardonia es la dueña de una cocina económica por la que desfilan númerosos personajes que funcionan como estereotipos sociales. El diálogo y las situaciones daban pie para referirse a la corrupción, la hipocresía de los políticos, la indiferencia de las instituciones gubernamentales y la apatía ciudadana, a partir de tres ejes principales: la clase social, el género y la religión. [End Page 55] La distancia puesta entre aquellos moneros enganchados con la cotidianidad política y Cecilia Pego, quien se concentra más en problemas ancestrales, la acerca a otra cartonista pionera de su propia generación, Cintia Bolio Márquez (Ciudad de México, 1969). A lo largo de dos décadas, Cecilia Pego se movió de la caricatura política a la novela ilustrada; de la creación de ambientes marcados por la referencialidad y la temporalidad a otros abiertamente fantásticos. La regularidad de sus colaboraciones periodísticas se volvió mucho más elástica en lo que a la publicación de su obra se refiere.1 En sus textos, los atributos imaginarios de solidez y permanencia de los medios impresos empezaron a convivir con la intangibilidad, la abstracción y la volatilidad de los digitales.2 La decisión de dónde, cómo y cuándo publicar sus textos literarios establecen vínculos con las experiencias detonadas por Cristina Rivera Garza o Teddi López Mills, por medio de sus twitters o sus blogs.3 Apunta hacia otras formas de lectura debido a la hibridez de los espacios en los que se desarrollan sus historias. Formas de escritura, formas de lectura Las hibridaciones discursivas no son novedosas en el panorama literario mexicano. La experimentación narrativa agudizada entre los años sesenta y setenta, a través de plumas como las de Salvador Elizondo con Farabeuf (1965) y Fernando del Paso con Palinuro de México (1975), enfatizó el cruce y el diálogo de géneros literarios y artísticos mediante complicados ejercicios de intra e intertextualidad. En el siglo xxi, Ana Clavel también entrecruza discursos pero añade un ingrediente que perturba a la serie literaria en su conjunto: el de la separación espacial, con el propósito de romper con las fronteras adjudicadas al texto literario. La página impresa es desbordada y se despliega en muros, fotografías independientes al libro o imágenes proyectadas [End Page 56] en paredes. La propuesta de Clavel flexibilizaba...