Artigo Revisado por pares

La ode X de Medrano en la tradición del poema de despedida

2007; Routledge; Volume: 84; Issue: 6 Linguagem: Espanhol

10.1080/14753820701539307

ISSN

1478-3428

Autores

Soledad Pérez-Abadín Barro,

Tópico(s)

Medieval European Literature and History

Resumo

Click to increase image sizeClick to decrease image size Notes 1Al reproducir el texto se sigue la edición príncipe de las Rimas de Francisco de Medrano (Palermo, 1617; ed. facs. F. B. Pedraza Jiménez [Aranjuez: Ara Iovis, 1985]), 124–26, modernizando ortografía y puntuación. Se han tenido en cuenta el ms. 3783 de la BNM, ff. 13r–14r (que ofrece mínimas variantes en los versos 14, 17, 39 y 51) y la edición de D. Alonso y S. Reckert, Vida y obra de Medrano (Madrid: CSIC, 1958), II, 113–17 (reed. coordinada por M. L. Cerrón Puga [Madrid: Cátedra, 1988], 222–24). D. Alonso aduce esta oda como muestra de la 'despaganización parcial' del modelo en Vida y obra de Medrano (Madrid: CSIC, 1948), I, 255–56, 265–66. El poema aparece como ode X del libro I en la magnífica edición a cargo de Jesús Ponce Cárdenas: Francisco de Medrano, Diversas rimas (Sevilla: Fundación José Manuel Lara-Clásicos Andaluces, 2005), 61–64. 2El volumen de las Ode di M. Bernardo Tasso (Vinegia: Gabriel Giolito de Ferrari, 1560) reúne las publicadas con anterioridad, en los cuatro primeros libros (1531, 1534, 1537, 1555), e incorpora otras entre las que figura la titulada Per la navigazione del Cardinale Tornon, con el número LIII, según detalla G. C. Baiardi, La lirica di Bernardo Tasso (Urbino: Argalia Editore, 1966), 102–03, n. 2. Se ha utilizado el siguiente texto: Bernardo Tasso, Rime, ed. V. Martignone (Torino: Edizioni Res, 1995), 387–88. 3Escrita, con la égloga VIII, en el primer semestre de 1557, como nota A. Roig, António Ferreira. Études sur sa vie et son oeuvre (1528–1569) (Paris: Fundação Calouste Gulbenkian-Centro Cultural Português, 1970), 150. Fue incluida en los Poemas Lusitanos (Lisboa, 1598), que aquí se citarán por la edición de T. F. Earle (Lisboa: Fundação Calouste Gulbenkian, 2000), 114–15. Comentan la adaptación M. H. de la Rocha Pereira, Temas clássicos na poesia portuguesa (Lisboa: Editorial Verbo, 1972), 45–47 y Earle, 523–24. 4Figura en el códice 82-3-39 de la Biblioteca Colombina, ff. 174–75, del primer tercio del siglo XVII. Aparece en la Obra poética de Arguijo, ed. S. B. Vranich (Madrid: Castalia, 1972), 247–50. 5Se trata de la Versión III del libro II de la Primera parte de las Eróticas (1618). El texto se toma de Eróticas o amatorias, ed. N. Alonso Cortés (Madrid: Espasa-Calpe, 1969), 65–67. 6Fue publicado por primera vez en Sylvae: Or The Second Part of Poetical Miscellanies (1685). Se incluye en el volumen John Dryden, ed. Keith Walker (Oxford/New York: Oxford U. P., 1987), 299–300. 7Se situaría entre Religio Laici (1682), todavía afín al protestantismo, y The Hind and the Panther (1687), en donde muestra haber asumido las creencias católicas. 8Edición de F. Romero Cruz (Salamanca: Univ. de Salamanca, 1989), 66–69 [395–99]. Este género debe diferenciarse del syntakticon, que pronuncia el que parte (86–88 [430–34]). 9Horacio, Odas y Epodos, ed. M. Fernández-Galiano y V. Cristóbal (Madrid: Cátedra, 1997), 92–95, 302–09, 410–13; Tibulo, Elegías, ed. H. F. Bauzá (Madrid: CSIC, 1990), 17–23; Propercio, Elegías, ed. A. Tovar y M. T. Belfiore Martire (Madrid: CSIC, 1984), 17–19, 140–43; Ovidio, Amores. Medicamina faciei femineae. Ars amatoria. Remedia amoris, ed. E. J. Kenney (Oxford: Oxford U. P., 1994), 55–57; Estacio, Silvas III. Introducción, edición crítica, traducción y comentario, ed. G. Laguna (Madrid: Fundación Pastor de Estudios Clásicos, 1992), 70–79; Catulo, Poemas, ed. X. M. Otero Fernández (Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1988), 28–29; Séneca, Medea, ed. V. García Yebra (Madrid: Gredos, 2001), 68–73. 10Tifis es mencionado en Medea (318) de Séneca y en la Soledad primera (397) de Góngora (Soledades, ed. R. Jammes [Madrid: Castalia, 1994], 279). 11Definido por Menandro, 58–63 [378–88]. 12Proporciona estos datos Alonso, Vida y obra, I, 47–56. 13Diversos documentos y cartas de António Ferreira testimonian que Garcia Fróis, en la corte en 1554, estaba en 1557 en Flandes, formando parte de la Armada (Roig, António Ferreira, 70–72). El conde de Roscommon, Wentworth Dillon, que vivió entre 1637 y 1685 (Walker, John Dryden, 896), tradujo a Horacio (1680) y escribió un Essay on Translated Verse (1684) en el que expuso el ideal de restauración de las lenguas clásicas al inglés, asumido por Dryden en Essay on Criticism y Dunciad, como nota G. de F. Lord en John Dryden, ed. E. Miner (London: G. Bell and Sons, 1972), 168. François de Tournon (1489–1562), además de eclesiástico fue un hombre de estado y un diplomático que gozó de la total confianza de Francisco I y de Enrique II. La oda que Tasso le dedica habría sido escrita entre 1552, fecha en la que su protector, Ferrante Sanseverino, príncipe de Salerno, se declara aliado de los franceses, y 1558, cuando el poeta entra al servicio del duque de Urbino, afín a los españoles, según los datos biográficos que proporciona E. Williamson, Bernardo Tasso, vers. it. D. Rota (Bergamo: Centro Studi Tassiani, 1993), 25–47. Su oda pudo haberse inspirado en el viaje que en septiembre de 1557 realizó Tournon de Casteldurante a Venecia, al que se refiere M. François, Le Cardinal François de Tournon. Homme d'État, Diplomate, Mécène et Humaniste (1489–1562) (Paris: E. de Boccard, 1951), 355. 14El significado de 'creditum' (5) como objeto dejado en depósito, ha sido notado por R. G. M. Nisbet y M. Hubbard, A Commentary of Horace: Odes. Book 1 (Oxford: Clarendon Press, 1970), 43. Similar sentido comercial se percibe en Estacio (III, 2, 5–6) y en el verso de la ode X: 'oh nave a quien Santiso va fiado' (7) y, más adelante, 'quien de una frágil nave fio el primero / su vida al mar furioso' (15–16). El término fiar se emplea con idéntica acepción en el poema 134 de Quevedo: 'y el mercader que tienta mil fortunas / del mar fiando el oro y el diamante, / fiando el mar de tanto vario viento!' (12–14) (Poesía original completa, ed. J. M. Blecua [Barcelona: Planeta, 1981], 108). 15La imagen, que también aparece en el carmen II, 17, 5, es reiterada por Medrano en la ode XXXI, 6. 16Aunque el símil mitológico se adecua al contexto, tal vez aluda también al duque de Ferrara, Ercole d'Este, que tras prestar su apoyo financiero a Enrique II, en 1557 volvía la espalda a los intereses franceses para aproximarse a Felipe II. 17Infiero esta hipótesis del contraste de los datos biográficos proporcionados por François (Le Cardinal François de Tournon, 351–60) y Williamson (Bernardo Tasso, 35). Cabe pensar que desde que en 1556 Tournon se instaló en Casteldurante, en el ducado de Urbino, fueron frecuentes sus encuentros con el poeta, residente en Pésaro. Incluso podría admitirse que la oda se dedicase al regreso a Casteldurante, si no pareciera inadecuado elogiar esta pequeña localidad como 'reale alta cittate'. Aunque François (Le Cardinal François de Tournon, 508) menciona este poema, no lo refiere a un viaje concreto. 18Asimismo Quevedo, en el Sermón estoico de censura moral (poema 145), omite la imagen del roble para expresar la dureza: 'De metal fue el primero / que al mar hizo guadaña de la muerte: / con tres cercos de acero / el corazón humano desmentía' (61–64, 132). 19Tal vez sugerido por 'mare turbidum' (19). 20La constelación de Orión es aquí confundida con un viento. 21Las descripciones del mar embravecido que ofrecen Tasso y Medrano muestran proximidad a pasajes de la silva III, 2 de Estacio como 'visis tumuerunt puppibus undae, / inque hominem surrexit hiems' (75–76). 22La Soledad primera de Góngora rememora, en boca del viejo serrano, las expediciones al Nuevo Mundo llevadas a cabo por Colón, Núñez de Balboa y Magallanes, entre otros. Al dar cuenta de las temeridades segundas, menciona los monstruos marinos, orcas y ballenas (436), y las montañas espumosas (437), en un pasaje que en última instancia remitiría a la oda I, 3 (17–20). 23Los filósofos griegos concebían la creación del mundo como separación de elementos, según anotan Nisbet y Hubbard, A Commentary of Horace, 54. Sobre esta influencia prevalece la del Génesis (1, 9–10), que relata la fase de la creación en la que mares y tierra se dividen, evocada en otros pasajes bíblicos (Job, 38, 8; Jeremías, 5, 22). Tales influencias convergen asimismo en el soneto XL (9–14) de Medrano y en la oda X (18–20) de Fray Luis de León (Poesía, ed. J. F. Alcina [Madrid: Cátedra, 1989], 126). 24Plasman una idea similar los siguientes ejemplos: '¡Malhaya el que, forzado del dinero, / el nunca arado mar surcó' (Quevedo, poema 134, 5–6, 108); 'al que, ya deste o de aquel mar, primero / surcó, labrador fiero, / el campo undoso en mal nacido pino' (Góngora, Soledad primera, 369–71, 273). 25Por el contrario, la asociación entre viajes marítimos y codicia se hace explícita e incluso orienta el discurso de ejemplos como el soneto ¡Malhaya aquel humano que primero (134, 9–14) y el Sermón estoico de censura moral de Quevedo, así como el pasaje de la Soledad primera de Góngora que personifica la Cudicia como piloto que conduce a los navegantes (403). 26En conformidad con el principio que define a los hombres como animales terrestres por naturaleza, también asumido por Estacio al llamarlos, en su silva III, 2, 'pios telluris alumnos' (62), según anota Laguna (Estacio, Silvas III, 217). 27En Sylvae conviven poemas cristianos, reflejo de la profunda transformación espiritual que el autor experimenta en 1680, con traducciones en las que las vanidades y errores que perturban al hombre se achacan a su desacato de las leyes de la Naturaleza, tal como pone de relieve D. Hopkins, John Dryden (Cambridge: Cambridge U. P., 1986), 130–33. Por situarse en la vertiente pagana, este texto no pretende ofrecer una cristianización de los conceptos éticos esgrimidos. 28Explican los matices gramaticales y semánticos del verbo Nisbet y Hubbard (A Commentary of Horace, 53). Un uso similar se constata en las Metamorfosis de Ovidio: 'nam caelo terras et terris abscidit undas' (I, 22). 29La nómina de personajes atrevidos no se selecciona por azar, ya que estas figuras intervienen en episodios alguna vez relacionados: Hércules libera a Prometeo, que le recomienda la ayuda de Atlante para coger las manzanas custodiadas por las Hespérides, convertidas en árboles que más tarde darían sombra a los Argonautas. Con ellos iría Hércules, que abandona la expedición antes de llegar a Cólquide, según algunas versiones. El ciclo de Hércules converge con el de Dédalo, que esculpió una estatua del héroe en recompensa por haber enterrado a Ícaro (P. Grimal, Diccionario de mitología griega y romana [Barcelona: Paidós, 1984]). 30Nemrod 'fue quien comenzó a dominar sobre la tierra' (Génesis, 10, 8–2). En la Divina comedia, en donde aparece junto a los otros gigantes traidores formando una muralla en torno al pozo del Cocito, se asocia con la construcción de la torre de Babel: 'questi è Nembrotto per lo cui mal coto / pur un linguaggio nel mondo non s'usa' (Inferno, XXXI, 77–78) (Dante Alighieri, Commedia. Inferno, ed. A. M. Chiavacci Leonardi [Milano: Arnoldo Mondadori, 1998], I, 926). Otro pasaje del Génesis (6, 4–6), referido a los gigantes, la maldad del hombre y el dolor de Yavé al constatarla, pudo inspirar el engarce de los mismos motivos en las estrofas finales de la oda. 31La sustitución por un diferente episodio, concerniente a la empresa de los bueyes de Geriones, obedecería a un intento de sugerir las expediciones marítimas de la época, a juicio de Rocha Pereira (Temas clássicos na poesia portuguesa, 46–47). 32Concurren en esta cláusula un dativo de interés y un genitivo de estimación, con esse. 33Se verifica así la tendencia selectiva de las imitaciones horacianas de Ferreira, que se fijan en los temas serios y trascendentes del modelo para expurgarlos de cualquier indicio de paganismo, como ha señalado T. F. Earle, Musa renascida. A poesia de António Ferreira (Lisboa: Caminho, 1990), 69–70. 34Luís de Cam[otilde]es, Os Lusíadas, ed. A. J. da Costa Pimpão y A. Pinto de Castro (Lisboa: Ministério de Educação, Instituto Cam[otilde]es, 1992), 120–21. 35En 'Comentarios a la ode XII de Medrano. Anotaciones en torno al horacianismo europeo', Canente. Revista Literaria, 7 (2004), 203–43, aplico un método de análisis similar, que en este caso se fija en Ronsard y en Ben Jonson como punto de referencia de las imitaciones del carmen IV, 1 de Horacio. 36Para una caracterización general de las odas de Medrano, remito a mi libro La oda en la poesía española del siglo XVI (Santiago de Compostela: Univ. de Santiago de Compostela, 1995), 253–81. 37A la influencia clásica se suma la italiana, así como el ejemplo de Fray Luis de León, según advierte Alonso, Vida y obra, I, 172–73.

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