Economías de redención: "La agricultura de la Zona Tórrida" (1826) de Andrés Bello
2007; Johns Hopkins University Press; Volume: 122; Issue: 2 Linguagem: Espanhol
10.1353/mln.2007.0041
ISSN1080-6598
Autores Tópico(s)Political and Social Dynamics in Chile and Latin America
ResumoEconomías de redención:“La agricultura de la Zona Tórrida” (1826) de Andrés Bello Álvaro Kaempfer Si "Alocución a la Poesía" (1823) de Andrés Bello era un llamado a dejar Europa, cruzar el Atlántico y fundar la historicidad del Nuevo Mundo, "La agricultura de la Zona Tórrida" (1826) sería su factura programática. Sobre un proyecto poético inconcluso que Bello tituló América, la poesía, matriz cultural de Occidente en el primero, traza, en el segundo, la conversión de los hijos del colonialismo en sus nuevos agentes poéticos e históricos. "Agricultura" liga la genealogía de esa América, "del Sol joven esposa / del antiguo Océano hija postrera" según "Alocución," a la voluntad transatlántica que convertirá su naturaleza en historia (59–60).1 Desde Londres, en las "Silvas" y al final del ciclo independentista, Bello sostiene que el desafío del Nuevo Mundo es rehacer lo humano y lo occidental mismos sobre el suelo americano. Esta visión supera la "denuncia del engaño y la corrupción ciudadanos y la exaltación de las virtudes de la vida campesina" vistas por Emir Rodríguez Monegal en el poema (103). Excede, a la vez, el llamado a no "agotar las fuerzas vitales en la fiebre de la política y en domésticas disensiones," subrayado por Miguel Antonio Caro (52). Las "Silvas" dibujan una poética cultural que busca crear la América post-colonial y post-europea que devendrá historia ante el [End Page 272] "atónito Occidente" ("Agricultura" 352). Bajo esta perspectiva, abordo el programa poético de "Agricultura" en relación con el diseño de los protagonistas de una historia americana tras la conversión ética de los hijos del colonialismo a través de la agricultura. El desafío de convertir la naturaleza en historia, deseo que ordenaría la América post-independencia en el poema de Bello, da paso al borrador de una nueva humanidad concebida como heredera del legado colonial y defensora de la trayectoria de Occidente. La fusión de lo ético y lo estético, subrayada por Emilia Macaya en Bello, esboza un horizonte poético de regreso a la presunta aurora histórica de Occidente, legible en el mundo clásico y caracterizado a partir de una comunidad campesina (41). El núcleo de ese programa estético e histórico es el "pequeño género humano" de Bolívar visto como el cuerpo político que encarna la regeneración de Occidente en América (62). El poema acoge "la idea de que el género humano no era el mismo en cada época," tradición que Bernardo Subercaseaux liga a Vico, Montesquieu, Rousseau y, en general, a todos los ilustrados (16). Esa mutación la insume Bello en un poema donde la agricultura constituye el laboratorio biopolítico donde forjar el agente de una Modernidad cuya genealogía latina lo lleva a hundir sus presuntos orígenes en el mundo clásico. Esa mirada llevó a críticos como Arístides Rojas, según Antonio Ramos, a leer a Bello desde la defensa y filiación con "la raza que descubrió la América y fundó una civilización" (17). La petición hecha por "Agricultura" de partir al campo inculto de la naturaleza americana busca, precisamente, la regeneración de sus herederos mediante el trabajo. Es en este sentido que la tarea delinea una nueva comunidad histórica, económica y cultural, lejos de la ciudad colonial pero, al mismo tiempo, muy cerca del mitopoético agricultor griego. El proyecto articulado por las "Silvas" abre la posibilidad de volver a dibujar la trayectoria de Occidente sobre la totalidad sintética y universal que hace de América el lugar de un renacimiento, de una nueva aurora humana ("Alocución" 1–4). En este diseño, la poesía permite imaginar una utopía ligada al reclamo de una genealogía cultural desde la cual articular América como su continuidad y, sin embargo, su otra historia. Las "granadas espigas" y la uva para "la hirviente cuba" enmarcan...
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