Manuel Moreno Fraginals (1920-2001)
2002; Duke University Press; Volume: 82; Issue: 1 Linguagem: Espanhol
10.1215/00182168-82-1-121
ISSN1527-1900
Autores Tópico(s)Cuban History and Society
ResumoEl historiador cubano Manuel Moreno Fraginals falleció en su residencia de Miami, Florida, el 9 de mayo pasado. Desde los años sesenta Moreno Fraginals había sido el historiador cubano mejor conocido internacionalmente y un reconocido estudioso de la esclavitud y de las economías de plantación en el Caribe. Durante su larga y fructífera vida intelectual Moreno Fraginals escribió o editó más de diez libros. Su muerte fue reseñada por la prensa diaria de Miami, Madrid y La Habana.Nacido en la capital cubana en 1920, Moreno Fraginals realizó estudios de leyes en la Universidad de la Habana y continuó su educación en el Colegio de México, donde hizo una maestría en historia bajo la dirección del conocido historiador mexicano Silvio Zavala. Tras dos años de investigación en los archivos españoles entre 1947 y 1949, Moreno Fraginals regresó a Cuba y pasó a enseñar en la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba. Después volvió a La Habana para trabajar en la Biblioteca Nacional, una de las instituciones culturales cubanas más vibrantes de la época. Tras el golpe militar de Fulgencio Batista en 1952, sin embargo, Moreno Fraginals salió de la isla nuevamente, esta vez por razones políticas, y se marchó a Venezuela, donde trabajó como analista de mercados y en gerencia empresarial. A pesar de las circunstancias, Moreno Fraginals siempre recordó esos años con alegría. En más de una ocasión le escuché decir que había logrado entender la mentalidad de los inversionistas a través de sus contactos con la “burguesía ultra conservadora” de Caracas. Esos trabajos también le permitieron desarrollar herramientas analíticas que serían posteriormente útiles en su quehacer historiográfico.De regreso a la Cuba revolucionaria de 1959, Moreno Fraginals enseñó en la Universidad Central en Santa Clara, y regresó después a La Habana para trabajar en la Cámara de Comercio. Fue en ese momento, en 1964, que publicó el primer volumen de la que sería su obra magistral, El ingenio, que fue traducida más tarde, entre otros idiomas, al inglés (1976), y al portugués. Una segunda edición, muy ampliada, se publicó en La Habana en 1978.Este breve ensayo es una traducción de un artículo publicado en Perspectives 38, no. 7 (2001).El ingenio era un genuino acontecimiento cultural en un país donde la mayor parte de la historiografía estaba dedicada a la creación de una narrativa nacional de lucha y heroísmo que desembocaba, de forma más o menos teleológica, en la revolución de 1959. En contraste con los patriarcas altruistas que, según la historiografía tradicional, habían fundado la nación, los héroes de El ingenio eran inversionistas meticulosos y calculadores cuya obsesión fundamental no era la de crear patria, sino la de incrementar la eficiencia de sus plantaciones esclavistas. Según Moreno Fraginals la civilización cubana no estaba basada en la generosidad de unos cuantos patriarcas blancos ilustrados, sino en esclavos y cañaverales. La Cuba moderna y subdesarrollada era hija del egoísmo y la violencia, no del heroísmo y la generosidad.A pesar de su rigor metodológico y de su considerable riqueza documental, El ingenio no fue recibido con simpatía por los historiadores oficiales cubanos, algunos de los cuales sostenían entonces que el deber de los historiadores “marxistas” era reinterpretar el pasado sin la necesidad de acumular nuevos datos y visitar archivos. De hecho, el libro fue un pionero en la aplicación de técnicas econométricas al estudio de la esclavitud y en la historia social de las tecnologías y las invenciones tecnológicas. Debido a la oposición de algunos personeros de la historiografía oficial, Moreno Fraginals nunca pudo enseñar en la Universidad de La Habana o crear una escuela en el sentido tradicional de la expresión. Cuando empezó a enseñar de nuevo en los setenta, lo hizo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.Fue fuera de Cuba que Moreno Fraginals realizó la mayor parte de su quehacer docente y académico. Entre 1968 y 1977, Moreno Fraginals dictó conferencias y cursos en diversas universidades en Gran Bretaña, Suecia, España, México, Venezuela, República Dominicana, Puerto Rico y Nigeria. En 1977 publicó África en América Latina, un volumen patrocinado por la UNESCO que fue después traducido al inglés y al francés. Seis años después, la Editorial Crítica de Barcelona publicó La historia como arma, uno de sus textos más influyentes y leídos. Después de 1977, cuando visitó Columbia University con una beca Tinker, Moreno Fraginals se convirtió en un asiduo visitante de las universidades de Estados Unidos. En 1982 la American Historical Association le otorgó el premio Clarence Haring por The Sugarmill y el mismo año recibió una beca del Woodrow Wilson International Center for Scholars. Entre los frutos de estas visitas e intercambios está un artículo, con Herbert Klein y Stanley Engerman, sobre precios de esclavos en las plantaciones cubanas, publicado en American Historical Review (1983) y su libro Between Slavery and Free Labor: The Spanish-Speaking Caribbean in the Nineteenth Century (1985), coeditado con el historiador dominicano Frank Moya Pons y con Stanley Engerman.La asociación de Moreno Fraginals con la academia norteamericana tuvo otros resultados igualmente importantes, aunque menos visibles. En un momento en que los intercambios académicos y culturales entre Cuba y los Estados Unidos eran mínimos, Moreno Fraginals se convirtió en una especie de mediador cultural entre ambos países. Por una parte apoyó el trabajo de los historiadores norteamericanos, facilitó su acceso a los archivos y bibliotecas de la isla y compartió con ellos su vasto saber sobre la historia cubana y sus fuentes. Para el reducidísimo grupo de discípulos que lo rodeaban en los años ochenta en Cuba, Moreno Fraginals representaba una oportunidad única para conocer la historiografía y los debates académicos que tenían lugar en los Estados Unidos, a los que era practicamente imposible acceder de otra manera. A través de nuestras visitas semanales a su estudio supimos de la nueva historia económica, de las investigaciones de los “cliométricos” y de estudios sobre Cuba que no estaban disponibles en las bibliotecas cubanas.De esta forma, Moreno Fraginals compartió con nosotros no sólo su contagiosa pasión por la historia, sino también su privilegiado acceso a los Estados Unidos y a la historiografía norteamericana. Moreno Fraginals no era un profesor universitario en el sentido tradicional del término, pero siempre estuvo dispuesto a compartir con otros su saber y a enseñar lo que sabía. Muchos de nosotros—entonces académicos muy jóvenes—aprendimos más historia en ese estudio que en cualquier aula universitaria. Su pasión por el debate intelectual y su profundo rechazo a los dogmas de cualquier signo, sin embargo, hicieron que Moreno Fraginals se sintiera cada vez más incómodo en un ambiente en el que las posibilidades de expresión estaban seriamente limitadas. A principios de los años noventa Moreno Fraginals apenas podía esconder su descontento con la burocracia cubana y decidió salir, una vez más, de su isla, a la que amaba profundamente. En 1994, a los 74 años de edad, se estableció en Miami y publicó su último libro, Cuba/España, España/Cuba: Historia común (1995), una síntesis lúcida de la historia colonial cubana que el historiador catalán Josep Fontana califica como “obra maestra.” Durante los últimos años de su vida Moreno recibió una beca de la Fundación John Simon Guggenheim e impartió cursos en Florida International University y en Yale University. Al tiempo de su muerte estaba en proceso de editar una Enciclopedia Cubana y trabajaba, como era usual en él, en otros muchos proyectos y sueños. Debido a sus contribuciones a la profesión, en 1998 la American Historical Association le concedió el título de Miembro Honorario.Aquellos que lo conocieron recordarán siempre su amistad, su fino sentido del humor, su grandilocuencia, su amor incontrolado por la vida y por todo lo humano. Además de esto, sus discípulos recordarán al maestro apasionado, al profesor de historia que de forma callada y anónima, casi clandestina, nos introdujo en su estudio de La Habana a un mundo fascinante de ideas y debates.
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