Artigo Revisado por pares

Noción de vida en la poesía de Enrique Lihn

2015; University of North Carolina at Chapel Hill; Volume: 174; Issue: 1 Linguagem: Espanhol

10.1353/hsf.2015.0033

ISSN

2165-6185

Autores

Matías Ayala,

Tópico(s)

Environmental, Ecological, and Cultural Studies

Resumo

Noción de vida en la poesía de Enrique Lihn1 Matías Ayala En estas páginas se propone una lectura de la noción de vida que hay en la obra del poeta chileno Enrique Lihn a partir de las reflexiones de la teoría biopolítica (aunque no restringida a ella). Para esto, primero, revisaré los célebres monólogos de La pieza oscura (1963): “Monólogo del padre con su hijo de meses” y el “Monólogo del viejo con la muerte” (1963). En ellos se presenta la vida futura del bebé como un desarrollo narrativo lineal. La vida potencial es determinada en una narrativa futura que el padre proyecta en el hijo. En una segunda parte, se interpretará Diario de muerte – escrito meses antes de morir en julio de 1988 – en donde el sujeto se enfrenta a la inminencia de su propia muerte. En ambos casos, se presenta la vida en su despliegue orgánico y temporal a partir del propio cuerpo, que se enfrenta a las relaciones sociales. La crítica nunca ha abordado la obra de Lihn a partir de una noción de vida más comprensiva. Sí se ha interpretado la representación de la infancia en La pieza oscura en su registro fantasmal, represivo (Foxley 61) o traumático (Guerrero). Los lectores de Diario de muerte, por su parte, suelen concentrarse en la relación entre biografía (vida del autor), literatura y muerte (Rodríguez y Espinoza, por ejemplo). En esta línea, Luis Correa-Díaz asocia la modalidad de la confesión (como si hubiera un pecado que confesar a una autoridad) y del monólogo al género del diario íntimo con su impronta gráfica como origen del texto. Así, Correa Díaz extiende la reflexión y especula que la obra de Lihn es un “monólogo, cuyos enunciados se ven de continuo inclinados a la muerte” (68-9) y que con Diario de muerte se alcanza “la fusión: en la poesía de la muerte, en la muerte de la poesía” (74). La muerte – y, en alguna medida también la infancia – se vuelve para algunos críticos una suerte de gran fetiche, de gran significante que le da un sentido aún más autobiográfico a la obra de Lihn. La muerte no es sólo el tema, un “límite metafísico”, una alteridad radical en torno a la cual la literatura se estructura (ya sea en su versión existencial o la de Maurice [End Page 71] Blanchot). Hay que decir que Lihn mismo, a través de sus entrevistas ha propugnado y favorecido esta interpretación en sus Conversaciones (Lastra 34-5). Por mi parte, utilizo para leer esta vida y muerte particular la teoría biopolítica ya que ella ha permitido una nueva conceptualización del cuerpo y la vida. En términos generales, la biopolítica ha intentado separar y aislar la corporalidad individual y colectiva de los hombres y mujeres de los elementos tradicionales del humanismo como alma, razón, libertad, conciencia, lenguaje, reflexividad, técnica, etc. Así, más cercanas a la biología moderna se conciben “la vida” y la “fuerza vital” como un principio que significa la emergencia, preservación y desarrollo de los cuerpos naturales (Lemke 62). La vida no se opone a la muerte; tampoco es “una fuerza de animación o un principio metafísico de ‘vitalización’ diferente de la dimensión de nuestros cuerpos, que actúa como fundamento por detrás de lo viviente” como recuerdan Giorgi y Rodríguez (16). No es algo trascedente o un atributo de un cuerpo, sino que la vida es inmanente a la corporalidad. Ahora bien, la biopolítica suele pensar las implicancias políticas del gobierno de las poblaciones como tasa de natalidad, esperanza de vida, tipo de alimentación y de vivienda, tasa de fecundidad, salud y enfermedad, epidemias, etc. (Foucault 35). Su objeto, por lo tanto, son los rasgos biológicos a nivel de las poblaciones, independiente de la singularidad de las vidas individuales. Si bien este artículo se basa en...

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