Artigo Revisado por pares

The Literatures of the U.S.-Mexican War: Narrative, Time, and Identity

2013; Duke University Press; Volume: 93; Issue: 1 Linguagem: Espanhol

10.1215/00182168-1902913

ISSN

1527-1900

Autores

Ana Rull Suárez,

Tópico(s)

Latin American and Latino Studies

Resumo

The Literatures of the U.S.-Mexican War propone averiguar cómo la guerra México-Estados Unidos golpeó a las tres comunidades involucradas en ella y las afecta todavía, a través de una reflexión ambiciosa, pero bien sustentada, que parte de los estudios previos sobre la materia y completa críticamente. Acude a la historia y la literatura para explicar cómo se fue precisando la identidad en cada país, desde el “olvido” de la guerra en la memoria colectiva estadounidense, el “no olvido” mexicano y la reacción “intermedia” de los mexicano-americanos. De gran interés es el ir y venir del autor del pasado al presente y viceversa, evidenciando que el conflicto sigue intensamente presente en el desasosiego y las contradicciones culturales.La primera sección del libro está dedicada a la narrativa estadounidense contem-poránea a la guerra, cuando el conflicto provocó un proceso de evasión o silencio, dando lugar a una crisis en la identidad nacional que apareció como una ficción efímera, frágil y cambiante. Tres tipos de noveletas, producidas entonces o décadas posteriores, per-miten a Jaime Javier Rodríguez alcanzar los mejores resultados del libro, ya que mani-fiesta cómo las ansiedades internas afectaron los objetivos patrios. En las noveletas de “caballería”, la guerra forma parte de la trama, ambas naciones son iguales y la elite mexicana — blanca y de origen español — puede incorporarse al mundo angloameri-cano, aun por el matrimonio. Sus retratos de México son más o menos tolerantes, aunque persiste una actitud racista y la fe en el excepcionalismo estadounidense. Las de “fron-tera” presentan la guerra a distancia y a los mexicanos como racialmente inferiores y amenazas a la democracia, el protestantismo, la identidad y el excepcionalismo. Los argu-mentos terminan con la victoria de Estados Unidos y la restauración y vuelta a la utopía doméstica. Se llega a aceptar la agregación de mexicanos mediante el matrimonio. Por último, en las “del Oeste”, la guerra aparece como liberadora y el villano mexicano como el antagonista transgresor de la ley en su país y la frontera, que acaba por ser eliminado. Mexicanos y mexicano-americanos son agentes del caos, si bien algunos pueden ser “bue-nos” por vivir alejados o aceptar el dominio estadounidense progresista e independiente.Rodríguez apoya sus proposiciones en los discursos y debates de militares, políti-cos, predicadores y corresponsales de guerra, aun los antibélicos, así como en cuatro obras literarias producidas en pleno conflicto: The Biglow Papers de James R. Lowell, Civil Disobedience de Henry David Thoreau, Jack Tier: or, the Florida Reef de James Fenimore Cooper y “Ode, Inscribed to W. H. Channing” de Ralph Waldo Emerson, que se carac-terizan por el desencanto de sus autores y la afirmación de que Estados Unidos no respetó sus preceptos cristianos durante el conflicto ni tampoco sus ideales fundacionales y no cumplió con su misión especial en el mundo. Son explícitas sus ansiedades y dudas sobre la nacionalidad, la reflexión, la arrogancia aislacionista a la vez que la insistencia en los ideales de independencia, superioridad y vocación por una sociedad perfecta.La segunda sección del libro explora los desconsolados poemas de Guillermo Pri-eto y la novela de Nicolás Pizarro titulada El monadero (1861). México produjo escasas obras literarias sobre la guerra y la derrota, aunque prodigó la “no ficción”, que hizo una oportunidad de la crisis y alentó un Estado nacional. Se muestra cuánto se caviló sobre el futuro y propuso reformar el presente para acabar con los errores del pasado, además del desarrollo de dos constantes de la identidad: la imagen de un país bueno, comprometido con la humanidad, que actuó como una república auténtica, diplomática, respetuosa y mesurada, así como la reiterada referencia crítica a Estados Unidos, que no se vio más como el país más grande de la tierra sino como vecino hipócrita, despiadado y peligroso.La tercera de las comunidades afectadas por la guerra fue la mexicano-americana y a ella se dedica la última sección del libro. Es aquí donde falla la comparación que Rodrí-guez quiso hacer, pues ante la falta de fuentes coetáneas, las novelas de que debe val-erse son posteriores: The Squatter and the Don de María Amparo Ruiz de Burton (1885); Caballero de Jovita González, escrita entre 1930 y 1940 (1996); Not by the Sword de Nash Candelaria (1982) y Boy Heroes of Chapultepec de María Christina Mena Chambers (1953). Sin embargo, el contenido es interesante, pues expone los contactos y rupturas suscitados por la guerra.Estos textos rechazan la existencia de identidades nacionales únicas, solo vincu-ladas al Estado-nación y considera que las completan pautas locales e internacionales. The Squatter preludia los escritos chicanos, apoyando la adaptación al Estado dominante. Caballero plantea que el mexicano-americanismo no cabe en el Estado-nación y sueña con una síntesis de ambos grupos. Not by the Sword maneja que las estructuras nacionales se debaten entre la tradición y ser libres y son efímeras, como la memoria de la guerra y el conflicto racial y cultural. Boy Heroes habla de un ideal supranacional, basado en la unión de los trabajadores.En suma, el libro se convertirá, sin duda, en referencia necesaria de obras posteriores.

Referência(s)