Moral Realism and the Foundations of Ethics.
1993; Wiley; Volume: 53; Issue: 3 Linguagem: Espanhol
10.2307/2108099
ISSN1933-1592
AutoresMichael R. DePaul, David O. Brink,
Tópico(s)Legal Education and Practice Innovations
ResumoLa década de los 80 fue testigo de un renacimiento del realismo moral, sobre todo en los Estados Unidos.En artículos especializados, los filósofos Nicholas Sturgeon ("Moral Explanations" 1984), Peter Railton ("Moral Realism" 1986), Richard Boyd ("How to Be a Moral Realist" 1988), se distanciaron del "legado no-cognitivista" del siglo XX, que comienza con la metaética emotivista y prescríptivista de comienzos y mediados de siglo, y se extiende hasta las teorías más sofisticadas de Simón Blackbum, John Mackie y Gilbert Harman.David Brink perteneció también a ese gmpo de realistas y recogió sus pensamientos en el libro que ahora reseñamos, A juzgar por sus diversas reimpresiones ('89, '91, '94, '96), el libro se ha convertido en una importante herramienta de enseñanza de la filosofia moral en las universidades norteamericanas.En lo que sigue, las páginas entre paréntesis se refieren a la obra reseñada.La posición de Brink se resume en 5 tópicos: realismo moral, psicología moral extemalista, epistemología coherentista, naturalismo moral no-reductivo y una concepción utilitarista y objetivista del valor.Dado que es imposible en esta reseña hacer justicia a todos los aspectos de su posición, voy a dedicarme a examinar la peculiaridad de su realismo moral.Mi interés está en determinar hasta qué punto logra el autor plantear una altemativa a la teoría subjetivista (aunque no necesariamente antirealista) del valor, que está tan ampliamente difundida entre los autores modemos y contemporáneos, tanto en filósofos como en economistas, como el mismo Brink reconoce (222).De todos modos, este propósito involucra en mayor o menor medida los 5 tópicos arriba mencionados.Brink parte de un análisis del lenguaje moral ordinario para dar apoyo al realismo.Esto implica recurrir a los modos usuales de hablar.Pero no se trata de establecer mediante un encuesta que la mayoría de la gente se expresa explícitamente en favor del realismo moral.Las creencias comunes pueden callarse o pueden ser antagónicas en cuanto al realismo como posición metaética.Se trata más bien de que el estudio filosófico de los presupuestos de los jucios morales corrientes, en cuanto a su forma y a su contenido, apoya, según Brink, el realismo moral.Este estudio de estos presupuestos no es, sin embargo, una investigación trascendental.No se pretende que el realismo sea una condición necesaria de la posibilidad del lenguaje moral corriente, sino tan sólo que es la explicación más
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