Artigo Revisado por pares

Vivir el momento y morir al instante: El sicario como figura efímera en la narrativa colombiana

2017; University of North Carolina Press; Volume: 57; Issue: 2 Linguagem: Espanhol

10.1353/rmc.2017.0021

ISSN

2165-7599

Autores

Yasmin Temelli,

Tópico(s)

Memory, violence, and history

Resumo

Vivir el momento y morir al instante:El sicario como figura efímera en la narrativa colombiana Yasmin Temelli "Todo lo intenso debe ser efímero." Carlos Monsiváis solía ser un verdadero venero del que brotaban aforismos e ideas de gran fertilidad y así sacamos esta cita del contexto de su crónica Amor perdido (74) para vincularla a nuestro tema en cuestión: el sicario como figura efímera en la narrativa colombiana. En el caso del asesino a sueldo, la relación entre intensidad y fugacidad está determinada por la última, un hecho que se debe a las reglas del narcotráfico: "El narcotráfico es una narración barroca. En este reino, la fugacidad de todo lo terrenal se acelera. El narcotráfico comprime drásticamente el tiempo" (Michael 82). Este acelerado paso hacia la muerte conlleva una marcada acentuación de cada momento que, con bastante probabilidad, puede ser el último. Por consiguiente, quisiera indagar en las circunstancias y consecuencias de este memento mori, basándome principalmente en las dos novelas sicarescas más conocidas, las cuales tratan la violencia urbana de Medellín a finales de los años 80 y en los años 90 del siglo xx: La Virgen de los Sicarios (1994), de Fernando Vallejo, así como Rosario Tijeras (1999), de Jorge Franco Ramos.1 Y como el legado de los sicarios se inscribe en la narrativa colombiana actual, voy a concluir con algunos comentarios acerca de la novela El ruido de las cosas al caer (2011), de Juan Gabriel Vásquez, que aborda justamente esta herencia. La narración deja entrever un trauma colectivo causado por el terror y la violencia que una vez más inundaron Colombia después de los sucesos encarnizados de La Violencia y que marcan el país profundamente. Cabe destacar la relación entre la vida breve y la muerte inminente de los protagonistas sobre el trasfondo de las prácticas de la bioeconomía, la cual es [End Page 245] considerada decisiva para poder comprender al sicario como figura efímera. Por ello, y después de un breve esbozo del contexto sociopolítico colombia-no, exploraremos en lo sucesivo las implicaciones del neoliberalismo, así como el régimen de poder tanatológico, tal como lo define Roberto Esposito en su estudio Immunitas. Protezione e negazione della vita (2002), para poder sondear lo que significa en la sicaresca "vivir el momento." El Cartel de Medellín y La lucha sangrienta por el poder: el caldo de cultivo La sicaresca es un fenómeno colombiano que abarca textos ficcionales y no ficcionales, al igual que películas con una referencia específica: están ambientados en los años 80 y los años 90 del siglo xx en Medellín,2 una época en la que la capital antioqueña figuraba como capital mundial del homicidio, debido a la sangrienta lucha por el poder entre el gobierno, fuerzas paramilitares, grupos de guerrilla (las FARC, el ELN, el M-19) y el Cartel de Medellín, encabezado por su capo, Pablo Emilio Escobar Gaviria. Esta lucha se agudizó con el tratado de extradición con los EEUU, con el cual se podía llevar a narcotraficantes colombianos ante los tribunales estadounidenses y–después de la condenación–encarcelarlos en el territorio norteamericano. Al dicho ahora legendario de Escobar, "Prefiero una tumba en Colombia que una celda en los Estados Unidos," siguieron actos de suprema brutalidad, incluso ordenó en 1989 explotar un avión con pasajeros a bordo, el vuelo Avianca 203, suponiendo (equivocadamente) que el precandidato presidencial César Gaviria Trujillo iba a bordo. Escobar y su Cartel acabaron con la vida de numerosos políticos (entre ellos figuraban el ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla y el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán), jueces, militares, periodistas, empresarios y policías. En cuanto a los últimos, el "Zar de la cocaína" pagó una recompensa de hasta 5.000 dólares.3 Los sicarios [End Page 246] en la vida real y los protagonistas de los textos y producciones fílmicas son por lo general j...

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