Miradas efímeras. Cultura visual en el siglo XIX by Cecilia Rodríguez Lehmann, Nathalie Bouzaglo
2019; Washington University in St. Louis; Volume: 53; Issue: 3 Linguagem: Espanhol
10.1353/rvs.2019.0076
ISSN2164-9308
Autores Tópico(s)Photographic and Visual Arts
ResumoReviewed by: Miradas efímeras. Cultura visual en el siglo XIX by Cecilia Rodríguez Lehmann, Nathalie Bouzaglo Andrea Castro Rodríguez Lehmann, Cecilia, y Nathalie Bouzaglo, coords. Miradas efímeras. Cultura visual en el siglo XIX. Editorial Cuarto Propio, 2017. 286 pp. En los tiempos que corren, leer una antología de ensayos de principio a fin no es cosa de todos los días. La presión por producir impone una necesidad de eficiencia en nuestro trabajo como investigadores que no siempre privilegia la lectura extensiva. Ante esta realidad, agradezco la oportunidad de leer Miradas efímeras de principio a fin y así poder valorar el aporte que conlleva esta publicación, tanto en cada uno de los artículos como en su totalidad. El libro ofrece diez aproximaciones a prácticas y registros visuales del período de fin de siglo XIX y principios del XX, parte de ese momento umbral, que al decir de Walter Benjamin es el siglo XIX, en el que la creación artística se transforma en mercancía (47). Se trata de diez recortes de un corpus heterogéneo y todavía poco explorado que en su conjunto se puede denominar ‘cultura visual’ y que se compone de revistas ilustradas, álbumes litográficos, álbumes de amistad, calendarios, marquillas de cigarrillos, caricaturas, publicidades, representaciones visuales de tipos y de espacios urbanos, etc. Con ejemplos de Cuba, México, Perú, el Río de la Plata y Venezuela, los materiales seleccionados muestran la riqueza del abanico en el [End Page 1067] cual se cruzan estética y mercado, cultura letrada e industria cultural, y, en algunos casos, vida privada y vida pública. En el artículo que abre la antología, William G. Acree nos invita a recorrer un corpus de tarjetas y sellos postales, papel moneda, cajas de cigarrillos y fósforos y avisos publicitarios de Argentina y Uruguay. Con la metáfora de “vender y comprar la patria”, su lectura focaliza en “los enlaces entre la cultura visual y material, por un lado, y la política, la economía y la comunicación personal, por otro” (41). Por su lado, Cecilia Rodríguez Lehmann se detiene en los álbumes de cromos, publicaciones comerciales elaboradas por tabacaleras cubanas, y que la autora lee como “compendio[s] que intenta[n] construir un relato comercial en lugar de un imaginario nacional” y que conjugan “la industria, la publicidad, el libro, las bellas artes” (51, 69). A partir de materiales afines, Agnes Lugo-Ortiz muestra la fuerza injuriosa del uso racista del humor en las imágenes de marquillas de cigarrillos—esos “pequeños y magníficos impresos litografiados o cromolitografiados que se usaron para envolver los paquetes de cigarrillos en Cuba” (137)—durante el período en el que se da fin a la esclavitud. También Víctor Goldgel Carballo trabaja con caricaturas cubanas, éstas en revistas satíricas de la década de 1860, para “analizar el problema de la simulación y la ausencia visible en relación con la raza” (178). Complementan su análisis las publicidades del cosmético que se utilizaba para blanquear la piel, la cascarilla. Abordando el estudio de un material más íntimo, Cybele Peña Figueredo, se detiene el álbum de señoritas o album amicorum, un espacio vernáculo, feminizado y fuertemente regido por protocolos de performatividad que aúnan lo privado y lo semipúblico, y despliegan registros de sensibilidad y moralidad burgueses en una disputa entre modernidad y tradicionalismo. Yliana Rodríguez González, por su parte, establece un diálogo entre las ‘hojas volantes’ y las novelas ilustradas. A partir de estos dos formatos que apelaban a públicos diferentes, postula una variedad de relaciones entre imagen y letra en cada uno de estos. Por el contrario, el artículo de Nathalie Bouzaglo se focaliza en lo que pareciera ser un detalle: la imagen de la mano en la clásica El Cojo Ilustrado, pero su argumento sostiene que esta funciona como símbolo y “como síntoma de disciplinamiento en la cultura venezolana del entresiglo” (251). En el que, a mi juicio, es el mejor artículo...
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