Artigo Acesso aberto Revisado por pares

Descubrimiento de la testosterona

2019; Volume: 6; Issue: 3 Linguagem: Espanhol

10.53853/encr.6.3.538

ISSN

2805-5853

Autores

Alba González Jácome,

Tópico(s)

Hormonal and reproductive studies

Resumo

Los efectos de la castración en animales y en hombres eunucos eran conocidos desde la antigüedad. Tomó siglos comprender que había una sustancia cuya disminución o franca ausencia también generaba estos efectos en la vejez. El hombre empezó a buscar la fuente de la juventud y del desempeño viril. ¿Acaso la encontró Ponce de León en aguas de San Agustín, en la Florida? Ciertamente no. Algo más racional fue el uso de la organoterapia testicular como terapia de reemplazo (o suplencia). A comienzos del siglo XX estuvieron de moda los trasplantes testiculares para lograr un rejuvenecimiento, pero solo tenían un corto efecto placebo. Esta revisión narrativa tiene por objeto describir los hechos que llevaron al descubrimiento de los esteroides y en particular de la testosterona. Esto se logró en la “la edad heroica de la endocrinología reproductiva”, así llamada porque se usaban toneladas de órganos animales o miles de litros de orina para obtener unos pocos miligramos de hormona. Los compuestos con un anillo esteroideo se categorizaron en andrógenos, estrógenos, progestágenos, glucocorticoides y mineralocorticoides, según su efecto. En 1935, Ernst Laqueur (Ámsterdam) aisló la testosterona y Adolf Butenandt (Gdansk) y Leopold Ruzicka (Zürich) la sintetizaron luego. Esto se logró en los albores de la Segunda Guerra Mundial, gracias al apoyo de las farmacéuticas. En este trabajo participaron científicos nazis que posteriormente pudieron seguir trabajando en sus laboratorios. ¿Tendría la hormona de la virilidad efecto positivo en la combatividad de los soldados? Los nazis y también los soviéticos así lo creyeron. Estos últimos extendieron su uso a los deportistas, en su afán de propaganda. La dificultad de conseguir niveles hormonales estables ha dirigido la investigación hacia la administración de diversas sales por diferentes vías. Ampliar las indicaciones médicas de la testosterona más allá del tratamiento del hipogonadismo masculino tampoco ha sido fácil. Sus metabolitos, los esteroides anabólicos, estuvieron de moda por unas décadas, pero actualmente se han convertido en sustancias prohibidas por el dopaje de atletas, excepto por su uso en pacientes con sida. No hay un acuerdo sobre su administración y riesgos de uso en los adultos mayores, aunque parece que su formulación no aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer de próstata. Desde luego, las preparaciones de testosterona han venido mejorándose en los últimos años para lograr niveles fisiológicos y permanentes en los hipogonádicos.

Referência(s)