Estatismo, socialismo y colapso. Las verdaderas causas de la debacle espartana del s. IV a.C.

2021; Linguagem: Espanhol

10.52195/pm.v11i2.168

ISSN

1697-6797

Autores

José Alberto Pérez Martínez,

Tópico(s)

Historical Economic and Legal Thought

Resumo

No ha sido durante este recién estrenado siglo XXI cuando la ima-gen de unos disciplinados y aguerridos soldados procedentes de la antigua ciudad griega de Esparta ha llegado hasta nosotros en forma de un rancio igualitarismo solidario en el que todos vis - ten, comen y aman de la misma manera.1 Si bien es cierto que el nacimiento de este mito igualitario espartano nació ya en la mis-ma antigüedad (Ollier, 1933; Tigerstedt, 1965; Rawson, 1969), el pensamiento moderno se convirtió en un auténtico amplificador de estos estereotipos, generando así lo que Ollier denominó como el mirage espartano (Ollier, 1933).2 Como ejemplo, podríamos citar Utopía (1516) de Tomás Moro. En ella, los utópicos de Moro, poseían propiedades iguales, co - mían en mesas comunes, desdeñaban el lujo y no hacían uso del dinero, prefiriendo el hierro al oro y la plata. Por su parte, Los hu-manistas rescataron el ordenamiento político lacedemonio para dotar de una base teórica a las nacientes repúblicas renacentistas del siglo XVI, como en el caso de Venecia. Con el cambio de siglo, la situación se mantiene en los mismos términos, alcanzando el cen-tro del debate político (Rawson, 1969, 161-167) en la Inglaterra de la época, con la obra de James Harrington, The Commonwealth of Oceana (1656) en la cual se representa a un tal Olfeo Megaletor en el papel del Licurgo espartano al frente de una Inglaterra utópi-ca y, en la cual se establecen las cantidades fijas que cada espar-tano ha de entregar de sus propios lotes de tierra (Plut. Vit. Lic. 8, 3-4).3 La entrada del siglo XVIII supondrá una búsqueda de mo-delos dispares a fin de justificar de nuevo, las circunstancias con-currentes de la época. Así mientras la burguesía se identificará con la Atenas clásica, merced a su vocación comercial, los teóricos se decantarán por el modelo espartano de austeridad. Voltaire, por ejemplo hará mención de la bondad del lujo y los placeres de su época,4 emparentándose con los atenienses, mientras que el Ber-lín de Federico el Grande se aproximará más a la Esparta humil-de y militarista (Fornis, 2012, 35). Hodkinson recoge que la circu-lación de tales ideas por la Encyclopedie tuvieron enorme difusión y ello llevó a emitir, en ocasiones, juicios o interpretaciones total-mente acríticas, como el ejemplo de Turpin que citó la prohibición del oro y la plata, y la igualitaria redistribución de la tierra sin citar una sola fuente antigua.5 Entrados ya en el siglo XX, la idea-lizada igualdad espartana vivió un pequeño repunte de esplen-dor en la Alemania Nazi, pero más adelante, la imagen de igual-dad efectivamente ha terminado quedando para los nostálgicos del celuloide, puesto que a nivel académico, los historiadores más prestigiosos han demostrado a través de sus trabajos6 como la so-ciedad espartana estuvo muy lejos de alcanzar ese ideal utópico tan pretendido por los ingenieros sociales. Pero el gran problema es que muchos de estos historiadores, aun identificando los problemas característicos propios del socialismo que ya definió el profesor Huerta de Soto (2010, 110-135), se han inclinado por interpretar los mismos como causa del colapso espartano del siglo IV sin ad-vertir que no eran causas, sino efectos provocados por una misma causa: el socialismo. Un socialismo que debemos interpretar como toda agresión institucional por parte del órgano director hacia el libre actuar humano (Huerta de Soto, 2010, 86).

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