A Silver River in a Silver World: Dutch Trade in the Rio de la Plata, 1648–1678
2021; Duke University Press; Volume: 101; Issue: 4 Linguagem: Espanhol
10.1215/00182168-9366701
ISSN1527-1900
Autores Tópico(s)Historical Studies on Spain
ResumoEl problema de la articulación mercantil entre una extensa porción del Virreinato del Perú y el mundo atlántico a través del Río de la Plata es un asunto sobre el que hace bastante tiempo existe una sólida matriz interpretativa, que tiene su formulación más sistemática en el trabajo ya clásico de Zacarías Moutoukias, Contrabando y control colonial, aparecido hace algo más de tres décadas. En este contexto historiográfico, en el que parecen abundar los consensos esenciales, se inserta este reciente libro de David Freeman, que aporta una mirada compleja sobre una de las cuestiones no tan conocidas del fenómeno: las prácticas y los vínculos que les permitieron a los mercaderes holandeses intervenir de diversas formas en el comercio rioplatense entre los años 1648 y 1678. Este recorte cronológico se abre con la Paz de Westfalia, que creó unas condiciones favorables para la presencia holandesa en varios puertos de la América castellana y que, en el Río de la Plata, habilitó un nuevo escenario tras el final de la preponderancia portuguesa ocurrida a partir de los sucesos de 1640. El cierre del período analizado coincide con diversas circunstancias locales y atlánticas, que volvieron riesgoso el tráfico mercantil por el estuario y propiciaron la centralidad de Curazao en los intercambios holandeses con el Nuevo Mundo.El alcance de la propuesta de Freeman se puede calibrar a partir de tres aspectos fuertemente interrelacionados entre sí, aunque de impacto dispar en su narrativa. El primero de ellos, y uno de los más relevantes, es el trabajo documental que sustenta las hipótesis de A Silver River in a Silver World. En este sentido, la consulta del tradicional repertorio de fuentes judiciales y dispositivas sobre el comercio rioplatense, generadas por la administración colonial y custodiadas en los archivos de Buenos Aires, Sevilla y Simancas, se conjuga con los registros notariales de Ámsterdam y se complementa con manuscritos de repositorios franceses e ingleses. Como se puede deducir fácilmente, se trata de un trabajo heurístico formidable que agrupa las piezas dispersas de una actividad de larga distancia que implicaba a una pluralidad de actores.El segundo aspecto es la selección de un objeto de estudio específico para penetrar en la complejidad del comercio atlántico neerlandés y recuperar el pulso, la incertidumbre y el carácter coyuntural de las operaciones mercantiles. Aquí, el referido repertorio documental habilita una lectura del papel desempeñado por los agentes holandeses en la construcción de un espacio económico globalizado. Dicha lectura busca desmarcarse tanto de unos patrones de explicación de corte macroanalítico, economicista y cuantitativo, como de la preponderancia de un marco historiográfico que interpreta el incremento de la actividad mercantil neerlandesa en el siglo XVII a partir de la capacidad náutica, de las innovaciones financieras y empresariales, y de la habilidad para obtener beneficios en un contexto de guerra y alianzas políticas fluctuantes.En cambio, la apuesta de Freeman ofrece una mirada microanalítica que, en sus propias palabras, consigue “poner en primer plano una variedad de hombres, contactos y contratos que fueron cruciales para expandir la influencia comercial holandesa en la región” (p. 6). De este modo, da forma a una historia de naturaleza narrativa que revela la configuración de un espacio de intercambio globalizado en el que tanto las mercancías europeas, asiáticas y americanas como los africanos esclavizados, transportados en barcos holandeses, sólo eran objeto de negocios exitosos en tanto y en cuanto circularan a través de redes de confianza y crédito que se tendían entre Buenos Aires, Ámsterdam, Madrid, Luanda, Potosí, Tucumán, Chile, Cantabria, el País Vasco y algunos puertos del Atlántico portugués. El énfasis puesto en el estudio del caso de Alberto Yansen, uno de los mercaderes holandeses con mayor presencia en este comercio y con vínculos estrechos con los gobernadores del Río de la Plata, sus allegados y parte de la comunidad mercantil asentada en la ciudad de Buenos Aires, constituye un ejemplo contundente de las prácticas, las modalidades y el entramado relacional que condicionaba parcialmente la existencia de un emporio con escasas posesiones territoriales en América.Esto nos conduce al tercer aspecto importante de la explicación de Freeman: el papel que adjudica al comportamiento de la administración local rioplatense. Aquí el estudio focaliza su atención en las gobernaciones de Pedro de Baygorri y de Alonso de Mercado y Villacorta, cuyas formas de proceder ante las distintas tipologías de la presencia holandesa en el estuario son analizadas con suerte dispar. Según propone el autor, la gestión que podían realizar estos agentes reales del marco normativo que regulaba los intercambios atlánticos a través del Río de la Plata constituye un elemento clave para explicar la fortuna de los intercambios protagonizados por holandeses en el área, al igual que las condiciones geopolíticas, la tecnología organizacional y crediticia o las alternativas del mercado. Si bien su elección de evitar el trajinado debate sobre el carácter legal o ilegal de la actividad holandesa en el Río de la Plata y de adjudicar su aceptación por parte de las autoridades locales a un sistema de gobierno elude varios aportes historiográficos sobre el tema –entre ellos el de Moutoukias– y omite los fundamentos teóricos de lo que podríamos denominar la flexibilidad de la administración colonial, lo cierto es que Freeman consigue poner de manifiesto la incertidumbre propia de la actividad mercantil holandesa en el área y su dependencia del posicionamiento de los “gobernadores comerciantes” que habilitaban o dificultaban el acceso a los circuitos de intercambio de escala regional. En suma, como concluye el propio autor, “no había comercio sin política en el estuario” rioplatense (p. 179).A partir de esta conjunción de elementos, A Silver River in a Silver World expone en detalle las modalidades y la complejidad de las prácticas específicas que permitieron, a lo largo de tres décadas, configurar el entramado rioplatense de una red mercantil holandesa de alcance global. En este sentido, nos propone una aproximación densa y complementaria a la articulación del espacio peruano con el mundo atlántico en la que las agencias de unos protagonistas puntualmente identificados se erigen como vectores de una historia interconectada.
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