FLORIS VERHAART, Classical Learning in Britain, France, and the Dutch Republic, 1690–1750: Beyond the Ancients and the Moderns, Oxford Historical Monographs, Oxford: OUP, 2020, ix+232 pp, £60.00, ISBN 978-0-19-886-169-0.
2021; Volume: 25; Linguagem: Espanhol
10.33776/ec.v25i0.5590
ISSN2173-6839
Autores Tópico(s)Historical Philosophy and Science
ResumoEsta importante monografía reexamina el papel de los estudios clásicos en Gran Bretaña, Francia y Holanda en un período de tiempo relativamente breve, el medio siglo largo que va desde 1690 a 1750.Lo hace más allá de la disputa sobre la superioridad de los antiguos o modernos (la famosa Querelle des anciens et des modernes que dominó los debates intelectuales de la época), centrándose, en cambio, en un puñado de eruditos y profesores universitarios, cuidadosamente seleccionados y contextualizados en la introducción al volumen, sección ésta que le permite además al autor esbozar su metodología (pp.1-34).A lo largo de las páginas de su libro Verhaart estudia la actitud hacia el mundo clásico de dos escuelas -la britanoholandesa, por un lado, y la francesa, por otro-, separadas geográficamente, pero, sobre todo, situadas en las antípodas metodológicas la una de la otra.Mientras la primera tradición académica, representada aquí por Pieter Burman (1668-1741), concedía primacía a los aspectos estilísticos, retóricos o gramaticales de los textos grecolatinos, la escuela francesa, cuyo mejor exponente es, paradójicamente, otro estudioso holandés, Jean Le Clerc (1657-1736), se centraba en los aspectos morales de la literatura clásica.Determinada en muchos casos por posturas religiosas y confesionales, esta dicotomía o rivalidad entre filólogos y filósofos, entre defensores de las 'palabras' o de las 'cosas', argumenta Verhaart, constituye una de las batallas culturales más apasionantes de la edad moderna.El capítulo 2 ("The Construction of Humanism", pp.35-68) repasa de manera diacrónica la polémica entre filólogos y filósofos, disputa que se remonta a la Ilíada homérica.La contienda cobró ímpetu durante el Renacimiento y fueron precisamente dos figuras señeras del Humanismo septentrional, Justo Lipsio y Erasmo, en quienes Burman y Le Clerc vieron modelos y anti-modelos en los que cimentar su manera de acercarse a los textos clásicos.Si Burman censuró la excesiva atención que Lipsio había prestado a cuestiones filosóficas y éticas relacionadas con los autores de la Antigüedad clásica y reivindicó el método empleado por el filólogo francés Henri Valios (1603-76), el editor Le Clerc exaltó a Erasmo "as a symbol of the right relationship between classical scholarship and other scholarly disciplines such as theology, with philology as a first step to more elevated subjects" (p.62).Se trata -tal es la sugerente tesis de Verhaart-de las dos caras de una
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