A Simple Vista en Este Número
2014; Elsevier BV; Volume: 121; Issue: 4 Linguagem: Espanhol
10.1016/j.ophtha.2014.02.013
ISSN1549-4713
Autores Tópico(s)Ophthalmology and Visual Impairment Studies
ResumoWittig-Silva y otros (p. 812) evaluaron los resultados refractivos, topográficos y clínicos a los 3 años de haber tratado ojos con queratocono progresivo con enlace cruzado de colágeno corneal (CXL). En este estudio prospectivo, aleatorio, controlado, los investigadores encontraron mejorías sostenidas en 46 ojos sometidos a CXL. Por el contrario, 48 ojos del grupo de control demostraron progresión adicional de la enfermedad. La principal medida del resultado fue el valor máximo de la queratometría simulada (Kmax); otras medidas para determinar el resultado incluyeron agudeza visual no corregida (UCVA) y mejor agudeza visual corregida con anteojos (BSCVA). A los 3 años, la Kmax había aumentado en una media de 1,75 ± 0,38 D en los ojos de control y se había aplanado en -1,03 ± 0,19 D en los ojos tratados. El cambio medio en la UCVA de los ojos de control fue de +0,10 ± 0,06 logMAR en el grupo de control; en los ojos tratados, tanto la UCVA como la BSCVA mejoraron en -0,15 ± 0,06 y -0,09 ± 0,03 logMAR, respectivamente, al término de 3 años. Martinez-Thompson y otros (p. 877) evaluaron la incidencia y los tipos de inicio de estrabismo en el Condado de Olmsted, Minn., durante un período de 20 años. En esta cohorte poblacional revisada, se presentaron 753 casos de inicio de estrabismo en adultos con una tasa de incidencia ajustada por edad anual y género de 54,1 casos por 100,000 adultos mayores de 19 años. El estrabismo paralítico fue el subtipo más común de estrabismo de inicio reciente, para un total de 44,2% de los casos. La insuficiencia de convergencia, la hipermetropía de ángulo pequeño y la insuficiencia de divergencia representaron 15,7%, 13,3% y 10,6% de los casos, respectivamente. La diplopia fue el síntoma de presentación más común y afectó un total de 649 pacientes (86,2% de los casos). El riesgo de desarrollar estrabismo en la edad adulta durante la vida fue de 4% en mujeres y 3,9% en hombres. La incidencia aumentó con la mayor edad con una incidencia pico en la octava década de la vida. Los autores observaron que estos resultados deben interpretarse con precaución dado que en el Condado de Olmsted predominaba la población caucásica (90,3%) durante el período del estudio. En el primer estudio que muestra una correlación, Hermann y otros (p. 905) informaron que los polimorfismos en el gen del receptor 2 del factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGFR2) influyen significativamente en los resultados visuales después de la terapia con ranibizumab para la degeneración macular relacionada con la edad (AMD). Para esta serie de casos, los investigadores evaluaron 366 ojos de 366 pacientes de 50 años o más que presentaban neovascularización coroidal subfoveal secundaria a AMD. La agudeza visual (VA) se evaluó al momento de determinar la línea de base, después de tres inyecciones al 0,5 mg de ranibizumab, a intervalos mensuales, y después de 1 año de controles y tratamientos mensuales sobre una base a pro re nata. Los investigadores hicieron la tipificación genética de 126 polimorfismos nucleótidos sencillos (SNPs) a través de todos los genes del VEGF y del VEGFR y descubrieron dos SNPs en el VEGFR2 asociados independientemente con una mejor respuesta al tratamiento con ranibizumab. Esta respuesta al tratamiento representó un incremento medio en la VA de 0,26 en la escala logMAR en pacientes con 3 alelos menores contribuyentes, en contraste con una pérdida de 0,03 logMAR en pacientes sin alelos menores. Kulkarni y otros (p. 959) se dispusieron a evaluar la capacidad del tomógrafo de coherencia óptica de dominio espectral (SD-OCT) para diferenciar los papiledemas leves (de grados Frisén 1 y 2) de los drusens ocultos en la cabeza del nervio óptico (ONHD). Pudieron determinar que el SD-OCT no es clínicamente confiable para diferenciar las dos afecciones y concluyeron que la ecografía continúa siendo la mejor herramienta diagnóstica en este caso. Para esta serie comparativa de casos, los investigadores evaluaron 16 ojos de 9 pacientes con drusens ocultos en la cabeza del nervio óptico, 12 ojos de 6 pacientes con papiledema por hipertensión idiopática intracraneana y 2 ojos contralaterales normales de pacientes con drusens ocultos en la cabeza del nervio óptico. Se evaluaron los resultados de la escanografía con el SD-OCT de forma enmascarada por cinco revisores quienes no encontraron diferencia significativa en el grosor de la capa de fibras nerviosas retinianas peripapilares entre el papiledema leve y los drusens ocultos en la cabeza del nervio óptico en ninguno de los cuatro cuadrantes. Además, el nivel de precisión diagnóstica fue bajo, aún entre los observadores experimentados en evaluar escanografías de OCT. Mwanza y otros (p. 849) investigaron si al combinar los parámetros de la capa plexiforme interna de la célula ganglionar (GCIPL) y la capa de fibras nerviosas de la retina (RNFL) se optimiza el resultado del diagnóstico de la tomografía de coherencia óptica de alta definición (HD-OCT) para el glaucoma temprano, al compararlo con los parámetros individuales de la GCIPL y la RNFL. Determinaron que el GCIPL mínimo tenía la mayor precisión diagnóstica para glaucoma perimétrico temprano entre todos los parámetros de GCIPL. Además, la combinación binaria de ya fuera 1) GCIPL mínimo y RNFL promedio, o 2) GCIPL mínimo y área del borde ofrecían un mejor valor diagnóstico que cualquier otra combinación o que los parámetros del GCIPL y el RNFL por separado. Los autores concluyen que este hallazgo podría ser clínicamente valioso para el diagnóstico temprano del glaucoma. Para este estudio de corte transversal prospectivo, los investigadores evaluaron 50 pacientes con glaucoma perimétrico temprano y 49 controles equiparados por edad. Se obtuvieron tres escanografías de RNFL peripapilares y tres de GCIPL macular en un ojo de cada participante. This Issue At A GlanceOphthalmologyVol. 121Issue 4PreviewWittig-Silva et al ( p. 812 ) evaluated the refractive, topographic, and clinical outcomes 3 years after eyes with progressive keratoconus were treated with corneal collagen cross-linking (CXL). In this prospective, randomized, controlled trial the researchers found sustained improvements in 46 eyes that had undergone CXL. In contrast, 48 eyes in the control group demonstrated further disease progression. The primary outcome measure was maximum simulated keratometry value (Kmax); other outcome measures included uncorrected visual acuity (UCVA) and best spectacle-corrected visual acuity (BSCVA). Full-Text PDF
Referência(s)