Artigo Acesso aberto Revisado por pares

A Simple Vista en Este Número

2017; Elsevier BV; Volume: 124; Issue: 2 Linguagem: Espanhol

10.1016/j.ophtha.2016.12.007

ISSN

1549-4713

Autores

Jean Shaw,

Tópico(s)

Glaucoma and retinal disorders

Resumo

Schaal y otros (p. 205) compararon la efectividad de 2 estrategias de imagenología para detectar depósitos de pseudodrusen reticular/depósitos drusenoides subretinianos (RPD/SDDs). Encontraron que la tomografía de coherencia óptica (SS-OCT) de fuente de barrido de gran angular en face era al menos tan buena como un abordaje multimodal combinado que incluía imagenología del fondo con color, autofluorescencia y reflectancia infrarroja. Para este estudio de corte transversal, se evaluaron imágenes de 307 ojos (209 pacientes) con degeneración macular relacionada con la edad (AMD) seca, evaluaciones realizadas por clasificadores enmascarados, con presencia o ausencia de RPD/SDDs. La concordancia entre la SS-OCT y la imagenología multimodal fue de 83% y ambos abordajes demostraron la capacidad de detectar RPD/SDDs con precisión similar, según los investigadores. Al discriminar aún más los resultados, los investigadores concluyeron que 10% de los casos de RPD/SDD se habrían pasado por alto si se hubiera utilizado únicamente la SS-OCT, y 14% de los casos de RPD/SDD se hubieran dejado de detectar si se hubiera utilizado únicamente la imagenología multimodal convencional. Jaffe y otros (p. 224) evaluaron la seguridad y eficacia de la terapia combinada con PDGF antagonist-ranibizumab comparada con monoterapia con ranibizumab, administrada a pacientes con degeneración macular relacionada con la edad (AMD) húmeda. Encontraron que la terapia combinada ofrecía mejoría a lo largo de múltiples puntos de corte. Para este estudio de superioridad fase 2b, los investigadores inscribieron 449 pacientes con AMD subfoveal sin tratamiento previo y los distribuyeron en forma aleatoria en una relación de 1:1:1 a recibir (1) 0,3 mg de PDGF antagonist más 0,5 mg de ranibizumab; (2) 1,5 mg de PDGF antagonist más 0,5 mg de ranibizumab; o (3) 0,5 mg de ranibizumab solo (más placebo). Se administraron inyecciones intravítreas de los medicamentos mensualmente durante un total de 24 semanas. No se observaron problemas significativos de seguridad en ningún grupo de tratamiento y la terapia combinada con dosis más altas de PDGF antagonist demostró ser la más efectiva, dado que los pacientes de este grupo experimentaron una mejoría de 10,6 letras sobre la línea de base, vs. una mejoría de 6,5 letras en quienes recibieron ranibizumab sólo. El PDGF antagonist es un antagonista de factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGF); en el ojo, en un modelo animal de cicatrización de la retina se ha determinado que reduce la fibrosis epirretiniana. Zweifel y otros (p. 178) investigaron los hallazgos oculares clínicos e histopatológicos en pacientes infectados con Mycobacterium chimaera después de cirugía cardiotorácica. Encontraron que la extensión de los signos coroidales era un indicador del grado de enfermedad por M. chimaera, una micobacteria que puede poner en riesgo la vida. Para esta serie de casos observacional, los investigadores evaluaron 5 hombres (10 ojos) con enfermedad de M. chimaera diseminada. Los hallazgos clínicos oculares incluyeron uveítis anterior e intermedia, inflamación del disco óptico y lesiones coroidales blanco amarillentas. Aunque se observaron lesiones coroidales multifocales bilaterales en todos los pacientes, quienes presentaban menos lesiones tuvieron un resultado favorable y los que presentaron coriorretinitis diseminada murieron por complicaciones sistémicas. La M. chimaera es una micobacteria no tuberculosa de desarrollo lento; el impacto negativo de la enfermedad diseminada después de cirugía cardiotorácica sólo ha sido descrito recientemente. En el primer estudio en ocuparse de este tipo de casos, Kristianslund y otros (p. 151) compararon la eficacia y seguridad de 2 métodos — reposicionamiento vs. cambio — para corregir la luxación tardía del lente intraocular (IOL) dentro del saco. No encontraron diferencias significativas entre los dos abordajes. Para este estudio prospectivo de grupos paralelos, los investigadores asignaron al azar a 104 pacientes (104 ojos) a tratamiento con reposición del IOL mediante sutura escleral (n = 54) o cambio del IOL con fijación retropupilar de un IOL con agarre al iris (n = 50). Un cirujano realizó todos los procedimientos. Ambos grupos de pacientes lograron resultado postoperatorios satisfactorios 6 meses después de la cirugía y se observaron pocas complicaciones significativas en los dos grupos. No obstante, los autores observaron algunos puntos muy específicos en cuanto a la selección de pacientes: Por ejemplo, sostienen que es preferible la reposición del IOL en pacientes más jóvenes con desprendimiento posterior del vítreo, mientras que es preferible el cambio de IOL en pacientes que reciben medicación anticoagulante que no puede descontinuarse en el preoperatorio. Calway y otros (p. 189) investigaron la incidencia y los factores de riesgo de oclusión de la arteria retiniana (RAO) durante la cirugía cardiaca. Encontraron que los siguientes factores de riesgo se asociaban con un riesgo más elevado: arteritis de células gigantes, isquemia cerebral transitoria, estenosis de la arteria carótida, diabetes con complicaciones oftálmicas, estado de hipercoagulación, accidente cerebral embólico y procedimientos de corazón abierto (por ejemplo, reparación del septum). En contraposición, el sexo femenino, el síndrome coronario agudo, la fibrilación auricular, la insuficiencia cardiaca congestiva, la diabetes tipo 2, el cigarrillo y la trombopenia se asociaron con un menor riesgo. La incidencia nacional de RAO se calculó en 7,77 por 10.000 procedimientos cardiacos quirúrgicos entre 1998 y 2013. Para este estudio retrospectivo, los autores estudiaron los pacientes dados de alta en la Muestra Nacional de Pacientes Hospitalizados de Estados Unidos. This Issue at a GlanceOphthalmologyVol. 124Issue 2PreviewSchaal et al ( p. 205 ) compared the effectiveness of 2 imaging strategies for detecting reticular pseudodrusen/subretinal drusenoid deposits (RPD/SDDs). They found that widefield en face swept-source optical coherence tomography (SS-OCT) was at least as good as a combined multimodal approach that included color, autofluorescence, and infrared reflectance fundus imaging. For this cross-sectional study, images of 307 eyes (209 patients) with dry age-related macular degeneration (AMD) were evaluated by masked graders for the presence or absence of RPD/SDDs. Full-Text PDF

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