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Brujería, carnaval y capitalismo en Temporada de huracanes de Fernanda Melchor

2022; University of Northern Colorado; Volume: 37; Issue: 2 Linguagem: Espanhol

10.1353/cnf.2022.0007

2328-6962

Carolyn Wolfenzon,

Youth Culture and Social Dynamics

Brujería, carnaval y capitalismo en Temporada de huracanes de Fernanda Melchor Carolyn Wolfenzon Temporada de huracanes trata sobre el asesinato de la Bruja, así con mayúscula y sin nombre propio. Su cadáver aparece flotando sobre las aguas sucias del río en el pueblo ficcional La Matosa, inspirado en la ciudad natal de la autora, Veracruz. La Bruja aparece con "el rostro podrido de un muerto entre los juncos y las bolsas de plástico que el viento empujaba desde la carretera, la máscara prieta que bullía en una miríada de culebras negras, y sonreía" (Temporada 12). Son cinco niños los que la ven flotando en el río y están a gatas como animales: "los cinco apiñados en un solo cuerpo, los cinco rodeados de moscas verdes reconocieron al fin lo que se asomaba sobre la espuma amarilla" (Temporada 12). En lugar de cinco, actúan como si fueran uno, los que abren esta historia que tiene varios elementos de un cuento de hadas, pero invertido. El principal: una bruja, sobre la que gira toda la acción que sirve como hilo narrativo y que también une a los personajes de la novela. Sheldon Cashdan señala que las brujas en los cuentos de hadas deben morir, y que su muerte debe ser contundente: Of the many figures who make their presence felt in the fairy tale, the witch, is the most compelling. She is the diva of the piece, the dominant character who frames the battle between good and evil. The witch has the ability to place people in deathlike trances—and just as easily bring them back to lives. Few figures in a fairy tale are as powerful or commanding as the witch. (Cashdan 30) En Fairy Tale as Myth: Myth as Fairy Tale, Jack Zipes considera que, como género, los cuentos de hadas establecen modelos para un discurso sobre la moral, los valores y el poder que forman parte de un proceso civilizatorio; sin embargo, esos parámetros no son en sí mismos estables, sino que fueron sucesivamente revisados, mitificados o subvertidos. Así, su recorrido histórico considera la domesticación de los cuentos de hadas en su traspaso desde su origen oral hacia el mundo de la literatura escrita, tomando en cuenta también los usos y funciones cambiantes asociados a la inscripción de esos relatos dentro de la literatura femenina e infantil. Según Zipes, en un principio, los cuentos de hadas fueron considerados peligrosos porque podían ser leídos a tan distintos niveles que "social behavior could not be [End Page 96] totally dictated, prescribed, and controlled through the fairy tale, as there were subversive features in language and theme" (Zipes 14).1 La novela Temporada de huracanes tiene muchas caretas o máscaras que encubren su verdadero significado. En primer lugar, es un disfraz del carnaval de Veracruz específicamente del de Villagarboza, telón de fondo de la obra, porque en lugar de diversión y máscaras ocurre un verdadero asesinato. En segundo lugar, la novela engaña sobre el género literario, el género de los personajes y la forma narrativa. Si bien la autora ha señalado que su novela no se puede clasificar y la bautiza como un "Rancho drama" (Melchor, entrevista televisiva), logra poner en evidencia cómo la Bruja, el personaje central, es un ser parchado, inconexo, desmembrado, especular a los elementos discursivos que no llegan a integrarse y que representa la ciudad de Veracruz: un lugar que parece un espacio de entretenimiento caribeño con aguas turquesas (como suelen fotografiarlo en las postales), pero que durante la última década, se fue convirtiendo en un escenario de desaparecidos, descuartizados y puerto de ingreso de las drogas a México.2 Así, Temporada de huracanes juega de una manera original con el fondo y la forma: pone en primer plano cómo la Bruja y los géneros literarios, son un constructo a la manera en que lo explica Hayden White en The Content of the Form, donde cada personaje ve al otro como quiere, porque a lo único que...