A Simple Vista en Este Número
2022; Elsevier BV; Volume: 129; Issue: 11 Linguagem: Espanhol
10.1016/j.ophtha.2022.09.007
ISSN1549-4713
Autores ResumoHe y otros (p. 1245), realizaron una evaluación prospectiva de la eficacia del aumento de tiempo al aire libre en el inicio y el cambio de la miopía en 6.295 estudiantes entre los 6 y los 9 años de edad. Los participantes fueron asignados aleatoriamente 1:1:1 al grupo de control, prueba I o prueba II, y a los grupos de prueba I y II se les asignaron 40 u 80 minutos adicionales de tiempo al aire libre cada día escolar, respectivamente. El aumento del tiempo al aire libre disminuyó efectivamente el riesgo de aparición de miopía en un 16% en el grupo de prueba I y en un 11% en el grupo de prueba II. Principalmente, desaceleró el desarrollo de la miopía en los niños sin miopía al inicio, pero no en los niños ya miopes. Se observó que el efecto protector del tiempo al aire libre estaba relacionado con la duración de la exposición, así como con la intensidad de la luz. La eficacia de los dos grupos de prueba no fue diferente, probablemente debido a que la exposición real al aire libre fue similar. Los autores concluyen que el aumento del tiempo al aire libre redujo el riesgo de aparición de miopía y los cambios de miopía, especialmente en los niños no miopes. Jansen y otros (p. 1275) realizaron una investigación retrospectiva de la prevalencia y del fenotipo de la celulitis orbitaria asociada al retinoblastoma mediante MRI, con el objetivo de identificar, entre otros, patrones de realce del nervio óptico poslaminar que diferencian entre inflamación e invasión tumoral. Se examinó a un total de 236 pacientes para detectar la presencia de celulitis orbitaria asociada al retinoblastoma, de los cuales 16 mostraron evidencia de celulitis orbitaria asociada a retinoblastoma en la MRI. La comparación de 30 casos de retinoblastoma con celulitis orbitaria y 30 controles de retinoblastoma sin celulitis, reveló mediante MRI nuclear que el fenotipo de retinoblastoma con celulitis orbitaria, consistía en ojos con un tamaño y necrosis tumoral significativamente mayores, anomalías uveales y subluxación del cristalino. Los patrones específicos de realce de contraste de MRI dentro del nervio óptico poslaminar, ayudaron a diferenciar entre la invasión tumoral y los cambios inflamatorios. Los autores sugieren que la identificación de dichos patrones podría mejorar la estratificación del riesgo metastásico para el retinoblastoma con celulitis orbitaria. Kessel y otros (p. 1287) realizaron una revisión retrospectiva de la prevalencia de la inflamación intraocular en 12 pacientes (23 ojos) a quienes se administró voretigene neparvovec subretiniano, para tratar la enfermedad retiniana relacionada con RPE65. Observaron vitritis en 9 de los 23 ojos que recibieron voretigene neparvovec. Cuatro ojos también presentaron infiltrados en la retina externa en el momento de la vitritis. La inflamación no afectó negativamente el resultado visual después de la terapia con voretigene neparvovec, y disminuyó con la terapia inmunosupresora. En un ojo, se demostró que los infiltrados retinianos externos preceden al desarrollo posterior de atrofia. El estudio establece la uveítis como una complicación frecuente de la terapia genética subretiniana. Los autores sugieren que los pacientes que se someten a la terapia genética subretiniana con voretigene neparvovec, sean monitoreados cuidadosamente, para detectar signos de uveítis y que se tomen medidas para reducir y tratar la inflamación. Idowu y otros (p. 1313) realizaron una evaluación retrospectiva de los hallazgos mediante la MRI antes de la intervención de 78 pacientes con rinosinusitis fúngica invasiva aguda, para identificar los hallazgos predictivos de resultados relacionados con la visión y los relacionados con la mortalidad. Mucormycota constituyó el 56% de las infecciones y Ascomycota constituyó el 37% de esta cohorte. La tasa general de mortalidad por infección fue del 39%. La afectación del vértice orbitario y las arterias cerebrales significó un riesgo dos veces mayor de un resultado de agudeza visual deficiente. Se observó un aumento tres veces y media mayor en el riesgo de mortalidad con compromiso intracraneal, y un riesgo casi cinco veces mayor cuando hubo compromiso de los tejidos blandos faciales o del aparato de drenaje nasolagrimal, mientras que el compromiso de los tejidos blandos orbitarios se asoció con una disminución del riesgo de mortalidad. Los autores concluyen que, en la rinosinusitis fúngica invasiva aguda, el estudio por MRI anterior a la intervención, permite predecir un resultado de agudeza visual deficiente con afectación del vértice orbitario o arterial cerebral, y un mayor riesgo de mortalidad con compromiso de tejidos blandos faciales, aparato de drenaje nasolagrimal o compromiso intracraneal. En esta Ophthalmic Technology Assessment (Evaluación de tecnología oftálmica), Cavuoto y otros (p. 1323), analizaron la literatura publicada sobre la eficacia y seguridad de la cirugía refractiva con láser para tratar el error refractivo ambliógeno anisometrópico en niños de ≤ 18 años de edad. De 12 artículos que cumplieron con los criterios de inclusión, dos eran estudios de casos y controles, y 10 eran series de casos. La capacidad de lograr la refracción objetivo dentro de 1 dioptría utilizando cirugía refractiva con láser para abordar el error refractivo ambliógeno anisometrópico en niños, varió ampliamente, pero todos los estudios demostraron una mejora en la magnitud de la anisometropía. La mejora de la anisometropía no se correlacionó necesariamente con la mejora visual. La mayoría de los estudios no informaron eventos adversos graves. Los hallazgos sugieren que la cirugía refractiva con láser puede abordar el error refractivo ambliógeno en los niños, y parece disminuir la anisometropía, pero la evidencia de una mejoría en la ambliopía no fue clara. This Issue at a GlanceOphthalmologyVol. 129Issue 11PreviewHe et al (p. 1245) prospectively evaluated the efficacy of increasing time outdoors on myopia onset and shift in 6 295 students aged 6 to 9 years. Participants were randomized 1:1:1 to control, test I, or test II group, with the test I and II groups being allocated an additional 40 or 80-minutes of outdoor time each school day, respectively. Increasing outdoor time effectively decreased the risk of myopia onset by 16% in the test I group and 11% in the test II group. It primarily slowed development of myopia in children without myopia at entry, but not in already myopic children. Full-Text PDF
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