Artigo Revisado por pares

Ang�lica Gorodischer: escribir es escuchar

2023; University of Northern Colorado; Volume: 38; Issue: 2 Linguagem: Espanhol

10.1353/cnf.2023.a897601

ISSN

2328-6962

Autores

Mar�a Teresa Andruetto,

Tópico(s)

Comparative Literary Analysis and Criticism

Resumo

Angélica Gorodischer: escribir es escuchar María Teresa Andruetto En los años ochenta, comienzo a interesarme más o menos sistemáticamente por la escritura de las mujeres. Descubro a las argentinas contemporáneas. Recorridos por la revista Feminaria y el boca a boca de unas a otras para saber quiénes son esas que escriben de maravillas y ningún suplemento recomienda, ninguna cátedra enseña. En una antología de ciencia ficción de Marcial Souto encuentro Bajo las jubeas en flor, de Angélica Gorodischer. ¿Quién es esta mujer, esta que escribe así? Busco sus libros, notas, entrevistas, leo todo lo suyo que está a mi alcance. Por esa época llega a casa como un tesoro la revista Puro Cuento, donde ella es aparcera de lujo. Leo ahí La perfecta casada y una entrevista sobre la escritura de cuentos (la revista está conmigo, toda subrayada, llena de asteriscos y signos de admiración), que se convierte en una clase para mis clases sobre el cuento. Después llegan los encuentros de escritoras a los que voy religiosamente —Gorodischer fue organizadora del Encuentro Internacional de Escritoras de 1998, 2000 y 2002—, donde ella comanda, abre caminos, aviva el seso y despierta, teje redes, vuelve todo sencillo, sin solemnidad, sin egolatría. En una visita suya a Córdoba, alguien me invita a una casa, un té y unos bocaditos para verla y escucharla, pelo cortísimo, coloradísimo, para comprobar una vez más, su sentido del humor, su inteligencia, su desparpajo, porque como dijo alguna vez "odio la solemnidad, las palabras difíciles, los razonamientos intrincados, me siento absolutamente libre para decir lo que se me ocurre con las palabras que me vienen a la boca o a los dedos". Varios años más tarde, una Feria del libro en Jujuy: ella, el Goro y una larga, hermosa, conversación, después de cena. Todo le interesa, no solo los libros. ¡Eso me interesa! Antes o después, ya no recuerdo, la escucho en el discurso inaugural de la Feria del Libro de Buenos Aires (2007) y sé de la publicación en Estados Unidos de Kalpa Imperial: The Greatest Empire That Never Was, traducida por Ursula K. Le Guin, y del World Fantasy Award del 2011 por la totalidad de su obra, de la traducción de sus obras al inglés, al francés y al alemán y del Premio del Fondo Nacional de las Artes a la Trayectoria (2018). Y antes y después, la leo, la releo, la comparto en mis clases. Su obra es extensa, muy diversa, cuestiona, hace pensar, divierte, enrarece, siempre sorprende. El origen de su escritura fue el policial. En 1964 ganó el segundo premio del III Concurso de Cuentos Policiales de la revista Vea y Lea por En verano, a la siesta y con Martina, con un jurado integrado, entre otros, por Rodolfo Walsh. Luego, a partir de Bajo las jubeas en flor, se la empieza a llamar la gran dama de la ciencia ficción argentina, en un reconocimiento que a la vez levanta y recorta una obra difícil de etiquetar, que se expande hacia muchas zonas narrativas. Solo el foco —el ojo— en las mujeres se ha [End Page 215] mantenido a lo largo de toda su escritura; sus relatos —rupturistas, siempre punzantes, a veces divertidos, aunque hay una Angélica que no hace precisamente reír— visibilizan y ponen en discusión los sistemas de dominación patriarcales y sociales en general, en una obra que nunca deja de ser profundamente política —una buena parte de Tumba de jaguares gira en torno a la violencia de época y por citar solo un ejemplo, en Kalpa imperial hablando de otros imperios, refiere el contexto político del final de la dictadura: "ahora que se han terminado los días de incertidumbre y las noches de terror, ahora que no hay delaciones ni persecuciones ni ejecuciones secretas, ahora que el capricho y la locura han desaparecido del corazón del Imperio…". Para decir lo suyo, Angélica cruza géneros: ha escrito en la línea de la ciencia...

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