Artigo Revisado por pares

“Y ahora voy a contarte despacio todo”: La dimensión confesional en las cartas de Elena Fortún a Inés Field (1948–1951)

2023; Routledge; Volume: 70; Issue: 2 Linguagem: Espanhol

10.1080/08831157.2023.2188132

ISSN

1940-3216

Autores

María del Carmen Alfonso García,

Tópico(s)

Comparative Literary Analysis and Criticism

Resumo

Click to increase image sizeClick to decrease image sizeResumenDurante su exilio bonaerense (1939–1949), Elena Fortún conoció a Inés Field, una profesora argentina que resultaría fundamental en su vida. La publicación de las cartas que Fortún envió a su amiga entre 1948 y 1951 (2020) permite conocer destacados aspectos de esta relación y la profunda huella de la espiritualidad de Field en la escritora. Este trabajo explora ese corpus desde el ángulo de lo confesional; se basa en las aportaciones de Noël Valis en Realismo sagrado (2010; traducción de 2017) y de María Zambrano en La confesión: género literario (1943). Si Valis ha analizado cómo interviene el esquema confesional en la narrativa española de la modernidad y cuál es el alcance de un autoexamen doloroso asociado a la culpa, Zambrano veía en la soledad el gran motor que impulsa a dar cuenta de sí a través de las palabras que, en busca de una unidad interior antes inexistente, nos constituyen en sujetos. El artículo se sitúa en la encrucijada de ambas propuestas para abordar los mecanismos que, en esta correspondencia, permiten descubrir el acto de conciencia confesional y sus implicaciones para una intimidad dañada y fragmentaria. Examina también la importancia de la instancia receptora, siempre imaginada, y el interés del espacio epistolar para la indagación interior y la construcción identitaria. Asimismo, atiende a los vínculos intertextuales que las cartas revelan desde la perspectiva lectora —la Imitación de Cristo (1441), atribuida a Tomás de Kempis y los Ejercicios espirituales (1548), de Ignacio de Loyola— y la creadora —El cuaderno de Celia (1947)—.AbstractDuring her exile in Buenos Aires (1939–1949), Elena Fortún met Inés Field, an Argentine professor who would be fundamental in her life. The publication of the letters that Fortún sent to her friend between 1948 and 1951 (2020) revealed outstanding aspects of this relationship and the deep imprint of Field’s spirituality on the writer. This work explores that corpus from a confessional angle. It is based on the contributions of Noël Valis in Sacred Realism (2010) and María Zambrano in La confesión: género literario (1943). If Valis has analyzed how the confessional scheme intervenes in the Spanish novels of modernity and what is the scope of a painful self–examination associated with guilt, Zambrano understood the solitude as the great motor that drives one to give an account of oneself through the words that, in search of an interior unity that did not exist before, constitute us as subjects. This essay is located at the crossroads of both proposals to address the mechanisms that, in this correspondence, allow us to discover the act of confessional conscience and its implications for a damaged and fragmented intimacy. It also examines the importance of the receiving instance, always imagined, and the interest of the epistolary space for internal inquiry and identity construction. Likewise, it attends to the intertextual links that the letters reveal from the reading perspective —the Imitatio Christi (1441), attributed to Thomas à Kempis, and the Ejercicios espirituales (1548), by Ignacio de Loyola— and the creative perspective —El cuaderno de Celia (1947)—.Palabras clave: Elena FortúnInés FieldcartasconfesiónsubjetividadidentidadKeywords: Elena FortúnInés Fieldlettersconfessionsubjectivityidentity Notes1 En efecto, además de los numerosos trabajos que la profesora Capdevila–Argüelles ha dedicado a la producción y a la figura de Elena Fortún, algunos de los cuales aparecen citados en la bibliografía final de este artículo como referencias utilizadas, debe mencionarse aquí la ya citada colección “Biblioteca Elena Fortún” de la editorial Renacimiento. Dirigida por la Dras. Capdevila y Fraga, ha puesto y pone al alcance del público especializado y general la obra de la escritora en sus diversas facetas.2 Fundado en 1921 a instancias de figuras como Mercedes Dantas Lacombe, escritora, profesora y doctora en Filosofía y Letras, Elvira Rawson, médica y sufragista, o Lola Pita Martínez, de la que luego se hablará, el Club Argentino de Mujeres, al que también pertenecieron, por ejemplo, Alfonsina Storni y la propia Inés Field, fue una de las primeras asociaciones que impulsaron de un modo integral los intereses feministas en el país americano (incluso a través de un balneario solo para mujeres radicado en la playa de La Perla en Mar del Plata). Sus integrantes, con un perfil social generalmente altoburgués, desarrollaron muy diversas iniciativas, desde las relacionadas con el apoyo al sufragio femenino hasta otras de tipo cultural. Así, cabe citar como muestra el III Congreso Internacional Femenino, celebrado en 1928, el concurso literario organizado en 1929 o la Fiesta de la Poesía de 1931.3 Al margen de este estudio, pero en íntima conexión, la relación Fortún–Field presenta notas bastante similares a las que, años después, cabe advertir en el caso de Carmen Laforet y Lilí Álvarez. La polifacética aristócrata española, perteneciente a los círculos del catolicismo liberal y cercana a José Luis López Aranguren, defensora del papel de las y los seglares y autora de libros como Feminismo y espiritualidad (Madrid: Taurus, 1964), sería la principal inspiradora del intenso y episódico renacimiento religioso de la creadora de Nada sucedido en 1951. La correspondencia entre Laforet y Fortún contiene numerosas referencias al respecto (75–76, 79–80, 89–90 o 119–121). Véase también Caballé y Rolón (224–235 y 272–274 especialmente).4 El 1 de julio de 1955, el diario ABC daba noticia en la página 28 de la constitución en Madrid de una comisión nacional para organizar un homenaje a Elena Fortún, cuyo gran proyecto consistía en “erigir un monumento a la eminente escritora en el Parque del Retiro”. Se informaba de que quedaba abierta una suscripción popular y de las y los firmantes de la convocatoria, entre quienes figuraban muchas de las amigas de la autora —Matilde Ras, la ilustradora Viera Sparza, María Baeza, Carmen Laforet e Inés Field entre ellas—, a las que se sumaban, por ejemplo, los nombres de su editor, Manuel Aguilar, de críticos como Melchor Fernández Almagro o Federico Carlos Sainz de Robles o de escritores como Alberto Insúa. El monumento, al que Viera Sparza prefería denominar “estela”, por considerar que se ajustaba más a la personalidad de la homenajeada (Sparza), quedaría finalmente inaugurado el 15 de julio de 1957 en el madrileño Parque del Oeste (véanse ABC, 16 de julio de 1957: 42 y Blanco y Negro, 20 de julio de 1957: 44–45).5 Lola Pita Martínez (1895–1976), licenciada en Filosofía y Letras, fue una profesora, periodista, autora teatral y guionista cinematográfica argentina. En su producción, cuyas primeras manifestaciones datan de la década de 1910, se percibe una progresiva asunción de los planteamientos de género y feministas, con especial interés en lo relativo a la formación y al destino social de las mujeres.6 Manuela Mur (1914–1993), escritora —poeta y novelista—y gestora cultural argentina, era también doctora en Filosofía y profesora. Nombrada directora de la Biblioteca Pública General San Martín de Mendoza en 1962, impulsó la primera Feria del Libro celebrada en el país.7 No obstante, conviene mencionar que las inquietudes espirituales siempre fueron activas en Elena Fortún, si bien, con anterioridad al momento que aquí se estudia, encontraron expresión por cauces menos ortodoxos como la teosofía, las experiencias paranormales, sueños o premoniciones (Capdevila–Arguelles, “Introducción” a Fortún y Ras, El camino XVIII y Fraga, “Elena Fortún en clave” 9–10).

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