José María Salvador-González. Ianua coeli. María mediadora de la humanidad. Explicación doctrinal e iconografía, Tirant lo Blanch, Valencia, 2023, 232 pp. ISBN: 978- 84-19588-88-3
2023; Volume: Avance en línea; Linguagem: Espanhol
10.5209/dmae.90550
ISSN2255-5889
Autores Tópico(s)Religious and Theological Studies
ResumoLa oscura madre primordial que fuera Eva, seducida por el espíritu impuro que manchara su estirpe, contrasta con la figura mariana, cuya misión salvífica, prolongación de la mediación del Lógos proferido (Λóγος προφορικός) que recapitula la creación, marcará el destino de los hombres.Inútiles los signos, la palabra interior, el verbum in corde mediador entre quod est y quod signum est, ilustra la procesión eterna de la segunda hipóstasis, su intemporal asunción, connatural a la memoria del mundo visible.En la comunicación -sostiene Agustín-el verbum mentis inteligible se encarna en el verbum oris sensible, captado por un receptor que lo desmaterializa para revertirlo verbum mentis, ahora compartido.Ese doble movimiento de descenso a lo sensible y ascendente retorno a lo inteligible es alegoría de la procesión cósmica de la palabra redentora, una comunicación del Padre con la creación.A la anakephaliosis (ανά + κεφάλαιοv) en la Encarnación se suma una suerte de symkephaloiosis en la Anunciación.La gozosa vivencia de la creación a través de la Mater speciosa cederá a la magia simpatética de la Mater dolorosa (el sufrimiento redentor es συνπάθος): "las esferas cósmicas llegan hasta nosotros y los demás animales mortales por la simpathéia del universo, debida a que el Todo es un ser animado, pues si es una sola alma la que ha de sostener la coherencia del universo entero, será precisa una simpatía mutua entre sus partes"arguye Proclo-.Excluida la Madre de la perijóresis (περιχώρησις) trinitaria, expuesta al páthos, su compasión ante el Lógos yacente, que ha vuelto a ser el Lógos endiathetós (Λόγος ενδιαθετός) en el movimiento ascendente que interioriza el verbo sensible, desata una conmoción cósmica.El dolor de la Madre piadosa es el horror que une a todo lo ungido por el sacrificio del cordero.Para las criaturas subterráneas que no transitamos las brumosas sendas de la teología, orugas atrapadas en el árido subsuelo de la filosofía (la condena a horadar fatigosamente infinitas galerías en ese inextricable laberinto sin más convergencia que Asterión o el vértigo del aleph), la estética es la vía natural de fuga al νοούμενoν, como fuese para Hölderlin solución de intuición intelectual abocada a das Heilige, sagrada belleza inmanente en la naturaleza herida por la razón teórica.Y es en ese terreno en el que la obra del profesor Salvador González, minucioso examen estético y simbólico de la iconografía mariana que rastrea en sus tres primeros capítulos las formulaciones apologéticas, teológicas y poéticas de la doctrina de la mediación universal, muestra su inequívoco valor, cumpliendo una labor encomiable: libar el néctar profundo, el ámbar gris de los insondables misterios que seducen a los maestros de la revelación y la "fides quaerens intellectum" para extraer su virtud más íntima con la delicada sintaxis estética que rebasa toda forma de devoción.La estelar posición de María en la Edad Media, el fervor que despertara, sería el germen de una visión moderna de la femineidad alejada de la negativa connotación de su contrafigura primigenia.La promesa de una bella crisálida gravita en el arte tardomedieval, latente ya la alegoría de perfección espiritual en un preciso éthos femenino: la mujer honesta, objeto idealizado de veneración por su discreción y desapego mundano, cuya sobria fisionomía (delicados cabellos, piel clara, estrechos hombros y cintura, delgado y estilizado cuello, manos finas, senos no prominentes...) es deudora de la semblanza virginal de María.La donna angelicata, paradigmático fin del amor galante que despunta en el Renacimiento, es heredera de cualidades marianas (castidad, modestia, caridad, obediencia), e impulsora, a su vez, de un digno modelo femenino que antes celebrara la lírica provenzal: el trovador occitano, de noble vocación, rinde culto a la gentil dama comparable a una relación de vasallaje, su fascinación está más cerca de los colores retóricos, el estrofismo o el desajuste de formas sintáctica y versal del mester de clerecía que de la rima asonante, el verso anisosilábico o la concordancia de unidades sintáctica y métrica (στιχομυθία) del plebeyo arte de los juglares.El amour courtois, mística versión del amor que plasma la aspiración de una clase emergente, la burguesía, al arquetipo platónico, vela la libido en las serranillas destinadas al vulgo, elevando su voz al mundo uránico, utópico horizonte de formas puras que sirviera al cristianismo para consagrar la imagen mariana.Hipogénesis de la concepción moderna de la femeneidad a la que el libro asiste, con un valor añadido como subrepticio testimonio de la gestación de una
Referência(s)