Artigo Revisado por pares

Conversaciones con Carlos Hugo Christensen

1998; Volume: 11; Issue: 21-22 Linguagem: Espanhol

10.1353/ntc.1998.0004

ISSN

1940-9079

Autores

Jorge Ruffinelli,

Tópico(s)

Literary and Cultural Studies

Resumo

CONVERSACIONES CON CARLOS HUGO CHRISTENSEN ________________JORGE RUFFINELLI________________ Stanford University 01998 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. XI No. 21/22, Enero a Diciembre 1998 328____________________________________________________JORGE RUFnNELU Basado en dos diálogos: Rio de Janeiro, diciembre de 19% y septiembre 1998. —Tu alejamiento de Argentina fue por discrepancias con el Peronismo,¿verdad? -Sí, sí... —Sin embargo, ya habías filmado varias peUculas en el período. Y tambi én habías viajado, por ejemplo, a Chüe. —Lo que ocurre es que yo saUa del país siempre que podía hacerlo, y lo hice varias veces. Ahora bien, cada uno tiene su carácter, y yo soy una persona que a veces no se sabe contener, y de repente decía una cosa estúpida , como me acabó sucediendo. Entonces hice lo posible por irme. Me fui a ChUe y ya en Chüe me sentí lejos. Me quedé más de un año, mucho más de lo necesario para hacer una película — que fue La dama de la muerte. —Basada en Robert Louis Stevenson. —La película era interesante porque hicimos una versión del cuento como si fuera Londres, con una reproducción de la época victoriana. Tenía un extraordinario escenógrafo francés que estaba entonces en ChUe. Tan vaUoso fue el trabajo que el Museo Histórico de Londres compró la peUcuIa . A veces acostumbran hacer eso —cuando en otro país se filma algo que reproduce una época de eUos. Después me fui a Perú y filmé Armiño negro, con Laura Hidalgo. Y después a Venezuela, donde me quedé dos años. En Venezuela habíamos hecho un film que se tornó casi un clásico, La balandra Isabel llegó esta tarde. En aqueUa época ganó un premio en Cannes. Hace poco le hicieron un homenaje extraordinario en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Aquel fue un tiempo en que viví fuera de Buenos Aires, sin tener que soportar la situación. Y volví. En cierta manera podía haberme quedado un año más, o dos, porque querían que siguiéramos. Pero sentía una necesidad muy grande de estar en Buenos Aires porque Caracas en la época que te cuento no era la Caracas actual con los problemas que tiene. Realmente aquél era un paraíso cuando yo estuve, aunque no había teatro, poco era el cine..., y no existía aquella vida nocturna que yo adoraba tanto. Entonces no continué porque quería volver a Buenos Aires. — ¿Pero dejaste nexos establecidos con Venezuela? —Combiné que volvería a Venezuela y hasta Uegué a un acuerdo para hacer otra película. Yo quería hacer un Ubro bellísimo que se llamó Mocedades de Bolívar, sobre Bolívar cuando tenía quince años, más o menos. Un film espléndido sin batallas, sin la época adulta del Ubertador. SaU de Venezuela y Uegué a Buenos Aires y me encontré con otra realidad: la cosa terrible de aquellos tiempos. Ya prácticamente no se podía filmar, era muy difícil , y la sociedad de directores estaba comandada por [Luis César] Amadori, un hombre que no sólo era peronista sino amigo personal de Raúl Apold —siniestro personaje de la época, director de prensa y propaganda. Basta CONVERSACIÓN CON CARLOS HUGO CHRISTENSEN_______________________329 recordar que el propio Perón lo sacó del puesto —tan insoportable era la situación. Y mi problema fue con Apold, justamente. Un día me Uamó y conversamos . El había tenido un puesto en Argentina Sonó Film antes de ser este hombre tan importante. Le conté que había venido pero debía aún regresar a Venezuela para hacer la película de BoUvar. "¿BoUvar?", me dice, "¿Por qué no hace la vida de San Martín?" Yo iba hablarle de un proyecto y me sale con una cosa que no tiene nada que ver. Llegamos a tener una conversaci ón un poco dura y esa bobada fue la que motivó todo el problema despu és. Hasta hubo una reunión de directores, con muchos asistentes, en la cual Amadori dijo...

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