Artigo Revisado por pares

Carlos Schlieper, la comedia de autor

1998; Volume: 11; Issue: 21-22 Linguagem: Espanhol

10.1353/ntc.1998.0005

ISSN

1940-9079

Autores

Ronald Melzer,

Tópico(s)

Literature, Culture, and Aesthetics

Resumo

CARLOS SCHLIEPER, LA COMEDIA DE AUTOR ____________RONALD MELZER____________ Cinemateca Uruguaya I Semanario Brecha¿LA COMEDIA, UN GÉNERO MENOR? Desde los inicios del cine sonoro, que en Argentina se produjo recién a mediados de los años 30, la comedia fue el más popular y uno de los más adorados géneros cinematográficos, junto con lo que hoy podría denominarse "películas con tangos". Más de la mitad del material producido por los estudios desde aqueUa época hasta bien entrados los años cincuenta, se inscribe total o parcialmente dentro de la especie. Unas veces en su estado puro, otras matizadas por toques melodramáticos, frecuentemente combinadas con el subgénero de las "tramas con canciones" y siempre, eso sí, rigurosamente filmadas en estudios , las comedias conquistaron rápidamente el mercado interno. Fueron fundamentales para sostener las economías de las empresas productoras. Representaron, en taquilla, un cómodo setenta u ochenta por ciento de la recaudación que el cine argentino obtenía durante sus vueltas por el continente americano en los años cuarenta y cincuenta. Claro que hubo, desde el principio, tipos muy diferenciados de comedias , según su origen, propósito, mayor o menor espíritu crítico, y elenco. Por lo pronto, fue en el teatro, especialmente, pero también en el lejano circo crioUo o en la más cercana y poderosa radio, donde el género sorbió los principales elementos narrativos y humanos que luego desarroUó en la pantaUa. Primero los sorbió, luego los filmó y finalmente los lanzó. Lo que no solía hacer era elaborarlos. He ahí una de las explicaciones para el escaso predicamento de la comedia entre los críticos, los intelectuales y la clase media más o menos cultivada —tres grupos con diferente incidencia y abundantes interrelaciones, que coincidían en el menosprecio. Esa gente prefería cine extranjero. Cuando se resignaba a ver cine nacional, se nutría con lo poco que entonces se hacía de crítica social o lo bastante que se intentaba en materia de adaptaciones de clásicos de la Uteratura europea (Balzac, Flaubert y demás). Curiosamente, ese sentimiento de inferioridad y de asumida vulgaridad, incluso de desprecio hacia lo que la inculta masa solía consumir, abarcaba en buena medida a los propios realizadores, que ponían sus aptitudes narra-©1998 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. XI No. 21/22, Enero a Diciembre 1998 CARLOS SCHLIEPER, LA COMEDIA DE AUTOR____________________________174 tivas al servicio del humor. En las pocas entrevistas que aún se conservan, éstos dejaban en claro que el entusiasmo y la dedicación con que abordaron los géneros "drama" y "melodrama", se convertía en resignación y servilismo al abordar la comedia. El drama daba prestigio, la comedia dividendos. En rigor, los directores más ilustres de los años treinta y la primera mitad de los cuarenta (Mario Soffici, Leopoldo Torres Ríos, Luis Saslavsky, Luis César Amadori) incursionaron, con gran frecuencia y por motivos que eUos mismos han insistido en tildar de "alimenticios", en el humor popular. Por otro lado, si otros directores como Manuel Romero, Luis Bayón Herrera o Francisco Mugica se dedicaron a la fabricación en serie de "productos humorísticos ", se debió, entre otros motivos, a que se suponía que poseían una cultura escasamente cinematográfica. Manuel Romero, director clave de los estudios "Lumiton", era célebre por su velocidad, por su capacidad para exponer en una toma única las características básicas de sus personajes, y por su falta de prejuicios para apoyarse en estereotipos. Se trataba del hombre ideal para registrar los locos exabruptos de la pareja despareja compuesta por Niní Marshall y Enrique Serrano en la trilogía Divorcio en Montevideo - Casamiento en Buenos Aires - Luna de miel en Rio. Por su parte, Luis Bayón Herrera provenía, al igual que Romero, del teatro. Solvente director de actores y escasamente interesado en cuestiones como la ubicación de la cámara o las posibilidades rítmicas del montaje, se las ingeniaba para "poner en escena" comedias como en el teatro. Así filmó a Paquito Busto...

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