Artigo Revisado por pares

Entrevista a cuatro dramaturgos latinos de Nueva York: El valor del vínculo teatral

2014; Department of Spanish and Portuguese, University of Kansas; Volume: 48; Issue: 1 Linguagem: Espanhol

10.1353/ltr.2014.0028

ISSN

2161-0576

Autores

Beatriz J. Rizk,

Tópico(s)

Latin American and Latino Studies

Resumo

Entrevista a cuatro dramaturgos latinos de Nueva York: El valor del vínculo teatral Beatriz J. Rizk Decidimos con Jorge Dubatti inaugurar esta sección de entrevistas de la revista, como editores, destacando nuevos valores tanto en Estados Unidos como en Argentina. En mi caso se trata de cuatro dramaturgos latinos residentes de la ciudad de Nueva York: Alejandro Aragón, de origen cubano; la puertorriqueña Eva Cristina Vásquez; la colombiana Diana Chery Ramírez; y el venezolano Pablo García Gámez. Cada uno de ellos representa un logro continuado en la historia del teatro latino en este país. Alejandro es el co-autor, entre otras obras, de Feliz con mi barranco (premio ACE1 2003) y de la aplaudida y viajada Visa para un sueño (2006), sobre la vida de Raúl González, el presentador de Univisión. Eva no solo cuenta entre su repertorio obras como la exitosa Lágrimas negras (premio HOLA,2 en 2007, a la mejor actuación interpersonal y un ACE, en 2008), sino también como investigadora tiene a su haber el libro seminal, Pregones Theatre: A Theatre for Social Change,3 sobre el icónico grupo puertorriqueño en la ciudad de Nueva York. Diana, autora de varias obras de teatro, recorrió medio mundo con Aviones de papel (nominada al premio ACE por dramaturgia en 2006 y ganadora al premio HOLA a la mejor producción en 2011). Pablo, además de un sostenido repertorio como Blanco (premio Asunción 2004,4 HOLA 2006 y ACE 2007), acaba de ser galardonado de nuevo por Noche tan linda (premio Asunción 2013 y el HOLA 2014). Teniendo en cuenta la publicación de Se vende, se alquila o se regala, una colección de piezas y sketches de los cuatro dramaturgos,5 cuya prioridad en cuestión de idiomas es el español y cuya metodología de trabajo incluye un taller de dramaturgia en el que cotejan sus obras y las someten a escrutinio reciproco, me aproximé a ellos para indagar más en su trabajo particular y en los beneficios que les acarrea su manera de enfocar el quehacer teatral. En el recinto de Teatro Círculo, en un edificio de [End Page 143] la calle 4 del East Village, en Nueva York, tuvo lugar esta entrevista colectiva en una ya calurosa tarde a finales de mayo del 2014. ¿En qué están trabajando cada uno hoy en día? Alejandro: Estoy en una encrucijada, decidiendo qué voy a hacer creativamente porque estoy decidiendo qué voy a hacer profesionalmente. Una de las cosas que he estado haciendo en los últimos años es escribir para una persona, Manuel Mendoza, de Venezuela, en Miami, que a su vez tiene un contrato con Televisa y escribimos telenovelas. Estamos en el segundo proyecto. Eso es parte de mi trabajo profesional además de enseñar español. Pero ya a un nivel más personal, desde el verano pasado he estado recopilando información para escribir una especie de exorcismo personal. Todavía no sé qué va a ser pero es básicamente una obra de teatro que se realiza a partir de un diálogo entre dos personas. Los dos son inspirados en mi experiencia y la de una mujer que vive en Miami, cubana también. El elemento común que tenemos los dos es Mariel (el éxodo masivo de más de 100,000 cubanos a los EEUU en 1980). Ella es diez años mayor que yo y los dos vivimos la experiencia de Mariel de manera muy diferente. Ella era una madre adolescente con un niño de un año. Y yo tenía una madre que no era adolescente, pero era bastante inmadura, digamos. Y cómo nosotros vivimos ese fenómeno. Yo quiero ver qué pasa en ese diálogo entre estos dos personajes porque uno, mi interlocutora, fue una víctima y protagonista de lo que pasó en Mariel. El otro personaje, basado en mí mismo, es un niño que tenía nueve, o diez años, cuando empezó todo esto y participó en los ataques que organiz...

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