Mujeres y género en Italia: “En el laberinto la red”
2003; Editorial Universidad de Sevilla; Volume: 2; Issue: 17 Linguagem: Espanhol
10.12795/ph.2003.v17.i02.14
ISSN2253-8321
AutoresMaría Dolores Aybar Ramírez, Leonarda Trapassi,
Tópico(s)Media, Journalism, and Communication History
ResumoThis essay offers, on the one hand, a series of general reflections upon the possibilities that Internet generales in research, compilation of texts and materials and teaching from the perspective of Gender Studies.On the other hand, sorne ltalian web pages and interne!addresses are also discussed, which can be interesting from the cultural, literary or linguistic point ofview. EL TELAR Y EL LABERINTOEn la actualidad muchas personas saben que ADA no es una sigla de significado oculto, sino un claro homenaje a Ada Augusta Lovelace (1815-1852), la mujer que hace ahora más de un siglo ideó los fundamentos de este conocido lenguaje de programación.Como muchas otras mujeres de su tiempo ha sido durante demasiados años una perfecta desconocida y sólo desde hace poco hemos podido saber que trabajó junto a Charles Babbage, "perfecto conocido", en la creación de la "máquina diferencial", una especie de calculadora considerada el antepasado directo de los actuales ordenadores.La colaboración en el proyecto de esta mujer, matemática y humanista, fue, como es habitual, "discreta", callada, velada, siendo de ello un claro testimonio el acrónimo "A. A. L." con el que únicamente le era permitido firmar las notas a las publicaciones de aquellos trabajos.Pero nada de todo esto puede sorprender pues, como la de otras muchas pioneras del siglo XIX, la historia de Ada Lovelace es, una vez más, una parte de esta gran historia que espera para ser rescatada del olvido, una parte que espera paciente para incorporarse a nuestro pasado común, a ese "nuestro referente" 1 • Recordar en este momento a Ada Lovelace (1815-1852) es no sólo recordar a una de nuestras científicas pioneras, es también recordar el hecho de que las mujeres hemos estado ahí siempre, invisibles, ocultas, calladas, en un plano subalterno, pero vivas y formando parte de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestra literatura y, por supuesto, de la tecnología, que es también nuestra desde los comienzos y que actualmente debe seguir siéndolo, de una manera especial, en femenino.1 Como lo define Anna Santoro, que con su antología quiere contribuir en la elaboración de la gran historia
Referência(s)