Mahoma y sus caricaturas
2006; Issue: 118 Linguagem: Espanhol
ISSN
2445-2475
Autores Tópico(s)Hispanic-African Historical Relations
ResumoLa crisis de las caricaturas desencadenada en febrero de 2006 a raiz de la publicacion por el diario danes Jyllands-Posten de una serie de doce caricaturas de Mahoma, profeta de una religion que profesan en la actualidad mas de mil millones de personas, dejo un saldo de mas de cien muertos y ochocientos heridos en manifestaciones callejeras y una acrecentada desconfianza mutua entre el islam y Occidente. No se trato solamente de la cuestion formal de si el islam admite o no la representacion de la figura humana, incluida la de su Profeta, sino que se produjo un choque de imaginarios, un deseo de llamarse a agravio para exigir reparacion y alimentar unas identidades colectivas con el ejercicio activo del antagonismo. El islam no es tan iconoclasta como pretende su rama mas rigorista, el wahhabismo, ideologia de Estado en Arabia Saudi, que, exportado al Afganistan de los talibanes, acabo en la destruccion en febrero de 2001 de los Budas de Bamiyan del siglo II, unas maravillosas imagenes que habian respetado durante siglos los anteriores poderes musulmanes. Hay representaciones de figuras humanas en el castillo omeya de Qusayr Amra en el desierto jordano y en la propia Alhambra de Granada. En el Bagdad del siglo X florecio la escuela miniaturista de al-Wasiti. En la exposicion «Occidente visto por Oriente», comisariada por Abdelwabab Meddeb, un tunecino radicado en Paris, que se exhibio en Barcelona en el otono de 2005, pudieron contemplarse representaciones del propio Mahoma, de su nacimiento, de la anunciacion que le hizo el angel Gabriel, que ilustran la Jami al-Tawarikh (Historia Universal) de Rachid Ad-Din que se conserva en la Universidad de Edimburgo. Hay incluso representaciones que muestran juntos a Cristo y a Mahoma, quien, segun cuenta el prestigioso arabista Juan Vernet en su biografia del profeta del islam, al entrar en la Kaaba tras su triunfo sobre los paganos de la Meca, mando que se destruyeran los idolos y que se borraran las pinturas de los muros, «excepto la que se encuentra debajo de mis manos», una imagen de la Virgen Maria y el Nino Jesus. Hay tambien un gran numero de representaciones del viaje nocturno del Profeta iniciado en Jerusalen, narrado en el Libro de la escala de Mahoma que se tradujo al castellano en la corte de Alfonso X el Sabio[1], atravesando las esferas del sol y de la luna por la Via Lactea, vestido de verde, a lomos del blanco Alboraque, su alado corcel con cabeza de angel, conversando con los otros profetas en un firmamento de extraordinario fulgor,
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